CAPÍTULO 1: OS KERVO

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LA INCONSCIENCIA PUEDE SER CONFUSA. Diferente para cada persona. Skala se sentía caer sin ir a ningún lado. Se sentía envuelta en un torrencial de emociones que no parecían llevarla a ningún lado. Estaba en un lugar oscuro que comprendío tiempo después que no era nada más ni menos que su propia mente funcionando como una prisión personal. Estaba fundida en un torrencial de gritos, voces susurrantes y un dolor que le carcomía desde el interior. Soño con personas arañandole la piel, con sangre cayendo de su cuello en borbotones, con uñas negras sosteniendo sus brazos para inmovilizarle, con sus propias maños quebrandose por la fuerza ejercida contra su cabeza, soño con una ciudad fundiéndose bajo una ira roja, y soño con un castigo por eso. 

De repente se había convertido en su verdugo personal. Soño con ella misma haciéndole daño a los que más amaba. Se había visto asesinando a sus amigos, destruyendo la luz de Alina y arrebatando el brillo de los ojos de Mal. Se había visto visto reduciendo al Oscuro hasta que no quedaban más que cenizas del hombre que alguna vez fue, se había visto tomar la forma del hombre que asesino a Henry. Se volvió el fjerdeano que arrebató la vida de Irella, la madre de Sebastián. 

Se volvió merecedora de los más brutales golpes, y los peores insultos. Se volvió merecedora de una oscuridad grotesca, de una soledad implacable. 

Sus pesadillas se volvieron su castigo personal. 

En el mundo consciente, la habitación en la que se hallaba mantenida sus gruesas cortinas casi cerradas dejando pasar poca luz solar. El silencio se cernía dentro de la estancia solo siendo interrumpido por los ruidos de la calle; algunos carruajes, y las voces lejanas de personas que discutian acaloradamente. El Oscuro, enfundado en una ropa lejana a las keftas de tela Grisha que solía utilizar, estaba sentado  en un sillón ligeramente desgastado con sus largas piernas semiestiradas. Su cabeza descansaba sobre su mano, mechones de su oscuro cabello caían con suavidad sobre su frente y los restos del fuego chispeante que quedaban en el hogar le iluminaban pobremente el rostro marcado por cicatrices que se encontraban en proceso de sanación pero jamás se irían. 

El General se sobresaltó ante los gritos de agonía que abandonaron el cuerpo de Skala, pero siguió la misma rutina que ambos llevaban implícitamente hacía una semana; se levantó de su lugar, camino rápidamente hasta la cama doble de dorsales de caoba, y elevó con cuidado la parte superior del cuerpo de la joven para sentarse justo detrás de ella. La espalda de Skala cayó sobre su cuerpo y Aleksander sostuvo con fuerza sus brazos cuando ella comenzó a gritar más fuerte. Las pesadillas eran tan terribles que las uñas de Skala solían buscar cualquier superficie de su piel para arañar, cómo si intentara sacarse de encima miles de Volcras. El Oscuro tomó una larga respiración y apretó más su agarre lanzandole una mirada a sus antebrazos repletos de marcas y cortes producidos por los agarres incoscientes de Skala. 

Chisteo suavemente mientras se mecía —Todo está bien, todo está bien— murmuró. 

Aquel suceso, justo cómo muchas veces anteriores en esos dias duro unos minutos. Cuándo el Oscuro estaba pensando en cuan profunda podría ser la mente de Skala, está se movió hacia adelante casi sentandose luego de zafarse de su agarre. Una respiración pesada le indicó al pelinegro que estaba despierta. 

Los ojos azules repletos de terror por las pesadillas y lágrimas contenidas de Skala observaron los alrededores sintiéndose completamente desorientada. ¿Dónde estaba? Estaba segura de una sola cosa: eso no era el Pequeño Palacio. Era mucho menos ostentoso y grande. Miró hacia la cama sobre la que estaba notando dos largas piernas a los lados de su cuerpo y solo alli reparó en la presencia del Oscuro. Cabellos rojos se le pegaron al rostro debido al sudor cuando se giro en dirección a él. Paseo la mirada por las facciones de Aleksander notando las cicatrices y las oscuras manchas negras bajo sus ojos producto de lo que supuso era un mal hábito de sueño. 

THRONES OF SHADOWS | GRISHAVERSE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora