CAPÍTULO 17: LA ANTESALA DE LA MENTE

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TODO SE UNÍA EN UN ECO SIN FIN, Sankt Ilya se encontraba descalzo, de pie en la orilla de un mar oscuro. Llevaba los restos andrajosos de una túnica púrpura y tenía los brazos extendidos, con las manos hacia arriba. Su cara tenía la expresión dichosa y plácida que los Santos siempre parecían tener. Alrededor del cuello llevaba un collar de hierro que había estado unido por unas gruesas cadenas a los pesados grilletes que llevaba alrededor de las muñecas. Ahora las cadenas le colgaban rotas a cada costado. Skala noto como sus pies se embarraban en un pantano sinuoso cuando quiso acercarse un poco más a la figura a metros de ella. Notó sus ojos, intento conseguir respuestas a las preguntas que se movían por sus pensamientos. 

Detrás de Sankt Ilya, una sinuosa serpiente blanca chapoteaba en el agua. Un ciervo blanco se encontraba a sus pies, mirándola con sus ojos oscuros y firmes. El fondo tras el hombro izquierdo del Santo estaba lleno de montañas, y allí, apenas visible en la distancia, un pájaro volaba en círculos alrededor de un elevado arco de piedra. La luz que irradiaba aquel pájaro de fuego comenzó a hacerse más grande de repente, más abarcativa, y un caos reemplazo la tranquilidad que había rodeado al santo antes. Las alas hermosas de aquel ave moviéndose en su dirección, de aquel ave que estaba en el corazón de cada mito ravkano, era la inspiración de incontables obras y baladas, novelas y óperas. Se decía que las fronteras de Ravka habían sido marcadas por el vuelo del pájaro de fuego. Sus ríos corrían con las lágrimas del pájaro de fuego. Se decía que su capital se fundó cuando una pluma del pájaro de fuego cayó a la tierra. Un joven guerrero la había recogido y se la había llevado a la batalla. Ningún ejército fue capaz de vencerlo, y se convirtió en el primer rey de Ravka... o eso decía la leyenda. 

El pánico ataco a Skala cuando comenzó a hundirse en aquel barro debajo de ella, pero también una curiosidad inaudita. Quería tocar al ave, estar a su lado, dejarse maravillar por sus plumas de fuego y esa energía que le comenzaba a irradiar. Pero todos sus sueños se volvían pesadillas, y aquel no seria la excepción. 

El movimiento de las olas dando inestabilidad a su cuerpo y la hamaca que la contenía en aquel camarote reducido que le hacia sentir prisionera fue una canción de cuna desafinada proveniente de su mismo fantasma bajo las sabanas. Su cabello pegado a su cuerpo por el sudor y aquel malestar que comenzaba a acompañarla como un fiel recordatorio de que lo estaba viviendo no era normal- Nada lo era desde que el viaje a través de la Sombra había salido mal. Tendría que haber muerto alli. ¿Luchar por siempre? No quería eso. —¿Qué tipos de sueños te irritan de esta forma?—  pese a que el susurro de Dax fue suave, no pudo evitar sobresaltarse. 

—No hay sueños. Pesadillas. — aquello fue lo que respondió. — Solo pesadillas. 

—¿Pesadillas sobre él? — indago. La pelirroja lo supo enseguida; Aleksander. No respondió porque no quería mentir, había soñado con El Oscuro pero no eran pesadillas, simplemente su presencia alli, sus ojos grises observándole desde la oscuridad a miles de kilómetros. 

Un vaso con agua fue lo que Dax le tendió a continuación, Skala se sentó como pudo en la hamaca que le pertenecía dentro del camarote y observo el sol esconderse por el ojo de buey en este. La embarcación de Sturmhond no se parecía en nada al ballenero, al contrario, era elegante y cada parte tenia un propósito, pero aquellos camarotes pequeños con las estúpidas hamacas le revolvían el estomago de una forma impresionante, aun así, era el único lugar donde podia estar sin aquellas miradas que le juzgaban sobre ella. Sabia que había una diferencia entre Alina y ella, sabia que para todos alli, la primera era una Santa real, quien les libraría de el Pliegue, y que ella era solo la aprendiz de un Oscuro con poder diezmado que había recurrido al camino de la casi locura. Sus ojos recayeron sobre Dax, en el tiempo que había pasado lo percibía como alguien más pese a que seguía alli de igual manera; mismas facciones, mismos pensamientos, mismo Dax. —¿Por qué me buscaste? — los ojos del hombre fijos sobre ella desde la hamaca frente suyo. —Después de Novokribrisk. Yo, soy simplemente...— no pudo terminar su oración. 

THRONES OF SHADOWS | GRISHAVERSE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora