CAPÍTULO 9: UNA AMISTAD OXIDADA

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PARA CUÁNDO SKALA RETOMÓ LA CONSCIENCIA, el barco estaba sumergido en el ruido extenuante de un arduo trabajo. Oía ligeramente las pisadas de las personas en cubiertas, la luz ingresaba por la pequeña ventana dándole de lleno en la cara y sentía que comenzaba a sofocarse allí dentro. Pensaba salir con la misma ropa cuándo notó una kefta doblada cuidadosamente sobre los pies de la cama. La tomó entre sus dedos para notar que era su kefta negra. Aquella que estaba vistiendo en Novokribrisk. Notó que estaba remendada con delicadeza en algunos lugares pero seguía estando bastante prolija. También tenía aroma a limpio, lo cual, agradeció. Ignoro sus pensamientos antes de atraviarse con ella y salir de su camarote. Pesé que tenía planeado buscar algo de desayunar y visitar a Mal para saber su estado, la figura de Iván arrastrando a Alina por cubierta le pareció algo mucho más preocupante que llenar su estómago.

Se movió con rápidez detrás de ambos notando que el Corporalki despotricaba contra ella. Dos personas de la tripulación del ballenero interrumpieron el maltrato antes de que ella pudiera decir algo. Un hombre que parecía ser muy alto para ser real y una joven. Ambos compartían bonitos ojos dorados. —Es la prisionera del Oscuro. Y una traidora.

—Tal vez en tierra — puntualizó la joven.

Iván replicó algo en Shu que Skala no comprendió. El gigante río —Hablas Shu como turista.

—Y no seguiremos órdenes tuyas en ningún idioma— añadió la chica.

—¿Ah, no?— replicó el Corporalki antes de cerrar su mano en dirección a la joven, la cual, se aferró a su pecho y cayó sobre una rodilla buscando aire. El gigante que atacó contra Iván no obtuvo mejor suerte.

Skala abrió los labios con impresión y se movió dos pasos más cerca cuándo una mano le detuvo, giró la cabeza para notar a un joven de su edad, cabello cobrizo y nariz rota, el cual, le movió hacia un lado y se abrió paso hasta estar detrás del Corporalki. A la pelirroja le recordó la presencia de un zorro.  El seguro de su pistola rompió la tensión. —Soy un anfitrión amable, desangrador. Pero cada casa tiene sus reglas.

Skala frunció el ceño ante eso. Sturmhond. Realmente parecía muy joven para ser capitán de algo.

Salió de sus pensamientos cuándo notó que Iván no había bajado las manos, así que se abrió paso moviendo suavemente al capitán de su camino y se detuvo justo a un lado del Corporalki. —¿No crees que te estás extralimitando?— cuestionó mientras elevaba una ceja. El rojo de su cabello parecía ser en aquel momento menos impresionante que su expresión de enojo. Iván mantuvo su mueva de superioridad.

—Sigo órdenes de mi General.

Skala sonrió de lado. —El General no te ha ordenado ser un idiota. Y mucho menos lastimar a personas que no te han hecho nada...

—Novokribrisk tampoco había hecho nada — replicó con sorna. La expresión de la pelirroja se ensombreció y tomó a Alina por un brazo para intentar ponerla a su lado. El Corporalki se resistió.

De un segundo a otro, los iris de la Invocadora enrojecieron y el Corporalki movió sus manos hacia su cuello cuándo la respiración comenzó a fallarle. Skala estaba en su cabeza. Usaba su propio poder en su contra. —¿Es una sensación agradable?— cuestionó la mujer sin un ápice de pena en su voz. Los segundos pasaban y el rostro del hombre sudaba más, sus ojos se volvían más saltones por la falta de oxígeno y su rostro casi adoptaba el color de su kefta roja.

—Skala, ya basta — murmuró Alina.

La joven sonrió. —Solo un poco más. Los perros tienen que saber cuándo dejar de ladrar.

THRONES OF SHADOWS | GRISHAVERSE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora