CAPÍTULO 6: OPONER RESISTENCIA

964 164 11
                                    




EL DOLOR HABÍA MENGUADO, pero aún estaba presente como un recordatorio de lo que había vivido en La Sombra. Dax jadeó cuando tomo asiento sobre la mesa de madera en la que habia estado acostado toda la noche, y Rinea movio sus ojos hacía él. El de ojos azules había comprendido que la joven usaba los comentarios ácidos como una forma efectiva de protegerse a si misma. La desconfianza parecia hacerle de sombra cuando se movía. 

—Levantate— ordenó la joven cuándo se acercó a él. La luz que entraba por las ventanas era tenue, se había quedado dormido del dolor pero no lo suficiente como para completar la noche; un nuevo día comenzaba. Y por las prominentes ojeras bajo los ojos azules de la mujer, parecía que no tenía buen sueño hacia semanas. 

—¿Porqué?—cuestiono él mientras elevaba una ceja. 

—No preguntes y muevete— ordenó de nuevo antes de tomarle por un brazo y obligarle a apoyar los pies en el suelo. El hombre no pudo evitar trastabillar por la puntada que sufrió en su herida y la joven tuvo que pasar uno de sus brazos por su espalda para sostenerle. Cuándo compartieron una mirada, Rinea bufó. 

—Esto te va a costar más caro...— murmuró. 

Ambos caminaron hacía una puerta lateral, y cuándo la abrieron, comenzaron a bajar las escaleras. —¿A dónde vamos?— pregunto Dax cuando el lugar se volvio más oscuro. 

—Necesitas descansar y yo necesito seguir atendiendo personas, así que debes hacer reposo en dónde no molestes— fue todo lo que respondio. Llegaron a un pequeño estar delante de dos puertas pesadas de madera, y cuándo las abrieron, una larga sala lucio ante sus ojos. Había tragaluces pequeños en las partes superiores de las paredes cubiertos con papeles para evitar que se viera hacía dentro, también lamparas que iluminaban el lugar en algunas de las mesas. Habían dos filas de camas, la mayoría de ellas ocupadas por hombres y mujeres jóvenes. Cuando comenzaron a caminar por el interior, Dax notó varias keftas Grisha desparramadas en el olvido. 

—¿Qué es este lugar?

Sus ojos recorrieron la estancia, notando los estantes con frascos repletos mengunjes que seguramente servían para las heridas y como uno de los pacientes, que lucia más recuperado, jugaba con el fuego de una vela. —Son Grishas. — murmuro en voz baja casi como un descubrimiento abstracto. Cuándo llegaron a una de las camas libres, Rinea la soltó para dejarle caer sobre el colchón. Con un movimiento de manos, parte del agua que había en un cuenco en uno de los lados del catre termino en el rostro de Dax, el cual, gruño con molestia y paso su mano por sus ojos con violencia para librarse de la sensación de ardor.

Ella era una agitamareas. 

—¿Qué es este lugar?— preguntó nuevamente. 

Ella elevó la mano hacia él y movió los dedos. —¿Tienes para pagarme por salvarte la vida? 

—¿Qué es este lugar, Rinea?— preguntó de nuevo con insistencia. La joven pareció sorprenderse ante la mención de su nombre pero volvió a su cara de nada con rápidez.

—Es una opción para quienes nos vamos del regimen de horror que El Oscuro impone— explicó antes de suspirar con pesadez como si aquel fuese un tema que no le gustaba recordar para nada. Dax notó que todos vestían ropa de la zona, las pocas keftas que habían estaban olvidadas; usadas como coberturas para los almohados o alfombras contra el frío del suelo. Todos allí parecían haber renunciado a la causa que el Segundo Ejercito prometía, y Dax sintio un frio en el pecho ante la sensación de saber que si Skala estaba viva, la había dejado sola en la boca del lobo. Rinea movió su mano de nuevo hacia él —Mi. Dinero. Ahora— acentuó cada palabra.

THRONES OF SHADOWS | GRISHAVERSE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora