Celeste Palermo ha vivido en la monotonía y la rutina toda su vida, complaciendo a su padre y a su madre en todo lo que le piden. Ella siente que no ha vivido por ella misma. Pero todo cambia cuando su padre contrata a un nuevo asistente de finanzas...
Los hombres son como los animales. Les gusta marcar su territorio.
Eso parece ser lo que está haciendo Benjamín al sentarse a mi otro lado, con su silla extremadamente cerca de la mía.
Fernando no parece notar que Benjamín está marcando territorio. Habla conmigo desinteresado, mientras recuerda viejos momentos juntos. Apenas y hemos hablado de los informes financieros.
-Esta es un área de trabajo- dice Benjamín cortando a Fernando a la mitad de una oración - no un área de socialización y parloteo-
Miro de reojo a Benjamín. Esta serio, mas serio de lo que suele estarlo en la oficina.
- Lo siento hermano-
Fernando se dirige a Benjamín como si fueran viejos amigos, dejando a un lado las formalidades de los desconocidos.
Comenzamos hacer la revisión de los informes. Me concentro en la tarea, mientras intento ignorar el constante repiqueteo de la pierna de Benjamín, que roza la mía. Esta inquieto, muy inquieto.
Fernando roza su brazo por uno de mis senos sin querer. Antes de poder pedirme disculpas por su error. Benjamín se levanta de su silla, haciéndola chillar cuando la mueve hacia atrás.
Fernando y yo damos un respingo.
- Esta es mi área- dice Benjamín con un tono gélido - Celeste no conoce esta parte. Será mejor que yo me siente a su lado señor Ricado-
Miro a Benjamín a los ojos.
Los informes los hacemos juntos, por lo tanto, yo se tanto del tema como él.
Para evitar entrar en conflicto, me levanto de la silla y se la cedo a Benjamín, pero no me siento a su lado. Voy al otro lado de la silla de Fernando y me siento allí.
Benjamín no puede esconder su asombro. Me mira con el entrecejo fruncido y su boca levemente abierta.
Fernando le hace una pregunta a Benjamín, él por un momento parece perdido, pero se recupera.
Fernando se turna en hacernos preguntas a los dos.
Benjamín se pone más inquieto. Ahora no sólo su pierna se mueve constantemente, si no que también presiona una y otra vez el bolígrafo.
En medio de la charla seria que tenemos los tres acerca de los informes, Fernando hace un chiste que me hace reír a carcajadas. Hasta las lágrimas se me salen de tanto reír.
- No tiene gracia- dice casi en un susurro Benjamín -¿Podemos terminar esto antes de la hora del almuerzo?-
-Hermano, no creo poder terminarlo antes del almuerzo. Nos llevará también la tarde-
Benjamín suspira con fastidio y prosigue con la revisión.
-¿Tienes planes para el almuerzo Celeste?-
Benjamín levanta de golpe la mirada de los papales que leía, y espera por mi respuesta con la misma anticipación que Fernando.
- No tengo planes para el almuerzo- admito con sinceridad.
El repiqueteo del lapicero de Benjamín es más rápido.
-¿Almorzamos juntos?- pregunta Fernando con los ojos llenos de esperanza.
Miro de reojo a Benjamín antes de darle mi respuesta a Fernando. Sus ojos parecen denotar decepción.
-Claro- digo con una sonrisa.
Fernando sonríe emocionado y prosigue con la revisión de los informes.
Ya no soy capaz de concentrarme en los informes. Benjamín me mira repetidas veces, como queriéndome decir algo con la mirada. Pero lo ignoro.
A la hora del almuerzo, Fernando espera por mi en la recepción, mientras yo voy a la oficina a tomar mi cartera.
Benjamín me intercepta antes de salir.
-Creo que deberíamos terminar la auditoria este día. Podemos pedir comida a domicilio y quedarnos en la oficina-
Benjamín esta ansioso, sus ojos me miran con aprensión. No parece tan compuesto como todos los días. Parece estar afligido.
-Sera solo una hora Benjamín-
Paso de largo de Benjamín.
-¿Estas molesta por lo de ayer?- se apresura a preguntar Benjamín antes de que salga por la puerta.
Me detengo y lo miro a los ojos mientras suspiro con cansancio.
-Hablamos mas tarde-
Antes de que Benjamín diga algo mas, camino rápido hasta la recepción y me voy con Fernando a almorzar.
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Regresamos a la oficina a las una en punto.
Fue agradable almorzar con Fernando. Él era tan risueño, amigable y divertido. No pare de reír durante todo la hora en la que estuvimos en el restaurante.
Fernando era tan contrario a Benjamín. Eran como Yin y Yan.
Benjamín ya estaba en la sala de conferencia cuando entramos con Fernando. Cuando nos vio entrar riendo aminorados, nos lanzo una mirada de reproche. Fernando se aclaro la garganta y saludo a Benjamín. El solo respondió con saludo casi inaudible.
Fernando se sentó en la silla del centro, con Benjamín y conmigo a cada lado.
Ninguno de los tres hablamos durante todo la tarde, lo hacíamos solo para discutir asuntos de los informes.
Cuando se llego la hora de salida, Fernando nos hizo saber a mi y a Benjamín que regresaría mañana para terminar la revisión.
-¿Te parece si mañana vamos a cenar Celeste?-
Fernando tiene una enorme sonrisa de esperanza en su rostro, mientras espera por mi respuesta. Tras Fernando, Benjamín parece una estatua de ojos viles. Me mira a mi tras el hombro de Fernando pareciendo lanzar llamas de sus ojos.
-Si, mañana estoy libre-
Esta noche Benjamín y yo tenemos que hablar seriamente.
Creo que tengo que volver a poner mi vida de vuelta en el carril. Ya me salí mucho de las líneas.