ᴅɪᴇᴄɪsɪᴇᴛᴇ.

157 9 2
                                    

Julieta.

Nos encontrábamos con Nacho en mi nueva habitación, mientras me daba apoyo logístico tirado en mi cama mirándome como ordenaba mi ropa, y comiendo.
La idea de escaparme fue aterradora, hasta aún todavía sigo teniendo miedo, y esos nervios en el estomago que no se van. Aunque intenté ocultarlo, sigo amando a Tomás como el primer día, hasta si me pide que vuelva, lo voy a hacer, a pesar de perder todo lo valioso. Nacho me odiaría si supiera lo que pienso.

Movi mi cabeza hacia ambos lados, saliendo de mis pensamientos al escuchar una voz ronca;—Juli, ¿Ju?, ¿Seguís viva?.—Preguntó Ignacio, mirándome confundido.

—¿Qué?, ¿a?, ¿Me hablaste?—Respondí con otra pregunta, dándome vuelta para poder mirarlo.

—Si, te pregunté si ya terminaste.

—A, si, ya está, por fin.—Solté un suspiro, cerrando las puertas del armario, para tirarme de un salto a la cama a lo que un quejido de Ignacio se hizo presente;—Perdón, me quedé sin espalda.—Dramatice, ya que era poca ropa la mia

—Estas perfecta para una obra de teatro.—Lo mire de reojo, mientras que en su rostro había una sonrisa burlona.

—Y vos para un circo, payaso.—Ahora la que tenía un gesto burlón en la cara fui yo, ganandome una mala mirada de Ignacio.

—¿A te crees chistosa?, Me ofendí, chau.—Largue una carcajada al ver como se daba vuelta, dándome la espalda—Ignacio se enchucho.—Agregó, reteniendo una risa, mientras que de mi boca se escapaban puras carcajadas.

—¡¿Qué es esa palabra?, Por dios!—Exclame, ahogandome en carcajadas, haciéndome una bolita en la cama, abrazando mi estómago. Estaba roja.—¡Se me van a salir los órganos!—lagrimas de risas rodaban por mis mejillas.

Sentí como una risa ajena a la mia se hacia presente y como mi amigo se daba la vuelta mirándome;—¡Sos un feto!—rió, tirándose aire con sus propias manos.

—Basta, ya está, no me quiero morir aún.—Hable luego de algunos segundos, mi respiración estaba agitada y la de nacho igual, me enderece, secando las lágrimas que se habían escapado.—¿Ignacio sigue enchuchado?—aprete rápidamente mis labios, ahogando una risa.

—Me hiciste acordar, si, Ignacio sigue enchuchado.—intento ponerse serio, cruzando sus brazos.

—¿Qué te hace' cara de Paty?—reí, haciendo un montoncito con una de mis manos, negando.

—Boe, ¿Te pinto la de los apodos, fleco mal cortado?.—ladeo su cuerpo, colocándose de costado, mirándome.

—Mi fleco está bien cortado, callate la boca, cara de nalga.—Una risa se escapó de su boca, achinando sus ojos café.

—a ver.—Deslizo su mano hasta mi frente, haciendo el intento de peinar mi flequillo, arrugue mi nariz, corriendo mi vista, mirándolo, estaba concentrado formando un pico inconscientemente, peinandome. Solté una baja risa;—No, no está bien cortado, le falta un tijeretazo por acá—.

—Allá le dan en tijeretazo.—Largue una carcajada, ganandome un saque en la frente.—Si, okey, lo merecía.—Asentí con mi cabeza, riendo levemente.

—No se te puede hablar de algo serio a vos.—Rodó sus ojos con un gesto divertido en su rostro;—Si, si lo merecías, por idiota.

—Es que vos te regalaste con moño y todo, y oportunidades así no se desaprovechan.—reí, cerrando mis ojos al sentir las tiernas caricias en mi mejilla de parte de Nacho.

—Al menos no tengo el flequillo mal cortado.—Movio su cabeza con un gesto de burla, con una sonrisa leve en su rostro, sintiendo su mirada en mi.

—Callate, mañana lo corto bien.—Murmure, dejando escapar un pequeño bostezo, ladeando mi cuerpo, acercándome inconscientemente hacia el de Ignacio, para abrir mis ojos al dejar de sentir las caricias;—hey.—me queje, causando una leve sonrisa en su rostro y haciendo que vuelva a dejar mimos.

—¿Querés qué me quedé con vos?.—me preguntó, mientras veía como me acurrucaba a su lado. Sólo asentí, levantando las frazadas, para lograr tapar a ambos.—Buen... bueno, buenas noches a las dos.—Largo una leve risita, abriendo las sábanas, metiendo al animal bajo las mismas;—ahora si, buenas noches Ju.—Murmuró, pasando un brazo por mi espalda, yo correspondi, aferrándome a su cuerpo.

—Buenas noches a los dos, descansen.—susurre, mis párpados cayeron, escuchando de lejos las palabras bajas que dijo Ignacio, entrando en un profundo sueño.

—Descansa, mi pequeña Ju.—



G.A
12/06/21
10:38 P.M.

𝒞𝒶𝓂𝒶𝓇𝒶 𝒟ℯ𝓁 𝒯𝒾ℯ𝓂𝓅ℴ | 𝐸𝑐𝑘𝑎𝑧𝑧𝑢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora