ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ.

131 4 1
                                    

—Amor, ¿Ya están?—aparecio Ignacio por la puerta de la habitación con su respiración algo agitada, estaba raro.

—Shh, recién se durmió Laia—Lo rete en un susurro mientras terminaba de ordenar mi mochila y el bolso de mi hija.

—Perdón, no me di cuenta—murmuro acercándose a paso lento a la encubadora. Sonrió con ternura soltando un chillido al ver a la bebé. Solté una risita.—Es muy linda, me la voy a guardar en una cajita para que nadie la toque y no crezca nunca—suspiro y se acercó a mi, dejando un beso en mi mejilla.

Sonreí de lado y lo miré;—sos un exagerado de mierda.

—Shh, calla calla—rodo sus ojos algo divertido y agarro la mochila junto con el bolso;—Por fin vamos a estar los tres juntos... Bueno, los cinco juntos en casa—sonrió con emoción.

Si, después de dos semanas dentro del hospital por fin nos dieron de alta. Fueron dos semanas duras y algo hartantes, lo único bueno que se rescataba de eso era que Nacho en ningún momento nos dejó solas, si se iba era solamente a bañarse, comprar para comer o buscarnos ropa. Todas las noches dormía a mi lado en la camilla, no se como hacíamos pero entrábamos los dos y dormíamos plácidamente, al menos él. Yo dormía muy poco, estaba más atenta a Laia, estos primeros días fueron de lo peor.

—¿Ju?, ¿Estás acá?—preguntó mí novio chasqueando sus dedos frente mí cara.

Moví mí cabeza hacia ambos costados y sali de mí trance;—¿Qué?, Si, perdón...—bostecé, tapando mi boca con la palma de mi boca—tengo sueño, pero te escuché, y si, al fin vamos a estar los cinco juntos—sonreí.

—Ahora cuando lleguemos vas a dormir un dia seguido, yo me encargo de Laia y mí mamá me va a ayudar—hablo en un tono firme mientras yo alzaba con delicadeza a la menor en mis brazos—tenes que descansar, yo se que no estuviste durmiendo.

—Si, está bien papá, voy a dormir—rodee mis ojos con una sonrisa divertida.

Ignacio negó y salimos de la habitación, y del hospital.

—Gaby esta re contento porque por fin va a poder conocer a Laia.—comentó mi novio conduciendo hasta nuestra casa. Si, nuestra, ya que se mudó conmigo.

Sonreí y bajé mi vista a la bebé la cual se estiraba entre mis brazos;—¿Y vos, cómo estás?.

—¿Yo?—freno en un semáforo en rojo ladeando su cabeza para mirarme;—yo estoy re feliz, siento una presión acá-apunto su pecho—pero de pura felicidad, nunca había sentido algo así de lindo... No se como explicarme—suspiro con algo de frustración, apoyando su mano sobre mi muslo—lo único que puedo decir ahora es que me estás haciendo la persona más feliz del mundo, y siempre voy a agradecerte por esto, y por todo lo que haces por mí—dejo un corto y tierno beso sobre mis labios para volver a enderezarse y arrancar nuevamente.

Mi expresión se basaba en una amplía sonrisa ocultando un puchero;—Dale estúpido, yo era rockstar—hable en broma causando una risa de su parte—te... Te amo... Te amo mucho.—largue lo primero que mi corazón intentaba expresar y mi mente quería decir hace tiempo pero no se animaba.

Ignacio sonrió y dejó un ligero apretón en mi muslo;—yo te amo más, mi Ju.





[...]





Ignacio estaba realmente raro, muy nervioso, hiperactivo, y se podía notar que ansioso también ya que se comía las uñas de los dedos. No entendía su estado y por más que le preguntará, nada. Evitaba mi pregunta.
Mi mente se hizo miles de películas diferentes y horribles, eso siempre me juega en contra.

—Llegamos Ju.

Spalliatti se bajó del auto y agarró los bolsos. Yo hice exactamente lo mismo, acomodando a nuestra pequeña bebé en mis brazos.
Me miró por unos segundos y abrio la puerta de nuestra casa.

𝒞𝒶𝓂𝒶𝓇𝒶 𝒟ℯ𝓁 𝒯𝒾ℯ𝓂𝓅ℴ | 𝐸𝑐𝑘𝑎𝑧𝑧𝑢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora