ᴠᴇɪɴᴛɪsɪᴇᴛᴇ.

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Mi vida está en una etapa de felicidad al cien porciento que ojalá nunca terminé.
Nunca en mi vida me sentí tan bien como en este último mes, es verdad eso que dicen; "después de tanta mierda a todos nos sale el sol", nunca creí que una frase tan cliché podía ser verdad.
No se si estoy conforme con esto pero lo único que sé es que por Julieta me la jugaría mil veces más.

[...]

La imagen de Julieta a espaldas desnuda sobre la cama es mucho más hermosa que ver Los Simpsons, observar cada lunar, cada extremo, cada cicatriz; es la perfección en persona.

Nos encontrábamos ambos en mi habitación con una bandeja en la cama, la cual contenía el desayuno que había preparado Ju hace media hora.
Todas las mañanas me despierta con sus besos por todo mi rostro, y aunque a mí no me gusta que lo hagan porque me hace poner de mal humor, con ella no puedo, no puedo contra ella.
Elvira se encontraba durmiendo a mi lado y Sativa sobre mi regazo, si, hace dos semanas adoptamos una gatita los dos, soy papá de un minino.

Julieta estaba sentada como indio sobre el colchón, terminando de picar las flores de marihuana para comenzar a armar el porro sobre la bandejita. Sonreí embobado viendo cada movimiento y cada gesto que hacía, su ceño fruncido y los pequeños hoyuelos que se formaban en sus mejillas cuando esta concentrada me traen loco.

Agarre mi taza de café junto con un pedazo de bizcochuelo, sin antes sacar el animal de encima mío con delicadeza;—¿No vas a desayunar?—pregunté mientras daba un sorbo.

Ella sólo nego, pasando la punta de su lengua por el liyo para pegarlo.

—¿Por qué no?.

Se encogió de hombros;—no tengo hambre, creo que me cayó mal la hamburguesa de la otra noche, me da ganas de vomitar todo.

Es verdad, hace una semana más o menos anda con vómitos, apenas toma agua porque la obligo, sino estaría en otras tierras.

—Raro, yo comí lo mismo y sigo acá, sin un órgano menos—reí con levedad, mordiendo el bizcochuelo.

—Vos porque te comes hasta la mosca de los muertos—rió y yo rodé mis ojos.

—Yo creo que tendríamos que ir al médico, Ju, ya pasaron varios días y seguís igual, puede ser una intoxicación y todavía no quiero que te vayas pa' otras tierras.—propusé mientras ella agarraba el encendedor de la mesita de luz luego de terminar de armar el porro.

—¿Vos decís?.

—Yo digo, es como la décima vez que lo digo, y si no querés ir por tu cuenta te voy a tener que secuestrar para llevarte por obligación—hable en tono divertido pero en verdad era cierto.

—Esta bien, está bien, terminas el desayuno y vamos—asintió, haciéndome caso por primera vez, yo sonreí.

Vi como ponía el porro entre sus labios, decidida a prenderlo y en un movimiento rápido se lo quité;—no, nada, sin faso hasta que volvamos.

Julieta se quejó largando un lloriconeo como nena caprichosa;—esto te va a salir caro, Matías—suspiró.

—¿Cuantos besos?—pregunte divertido, inclinandome hacia ella.

—mhmm...—se hizo la pensativa llevando su mano hacia su propio mentón;—cien—respondio luego de algunos segundos, tomándome de las mejillas plantando pequeños besos cortos sobre mis labios mientras que una sonrisa se formaba en mi rostro, correspondiendo algunos.

—me vas a dar una desgastada de labios—balbucee, bromeando.

—tenes que pagar tu deuda—murmuró, dejando un par más. En cuestión de segundos se separó rápidamente de mi, levantándose de la cama corriendo al baño.

𝒞𝒶𝓂𝒶𝓇𝒶 𝒟ℯ𝓁 𝒯𝒾ℯ𝓂𝓅ℴ | 𝐸𝑐𝑘𝑎𝑧𝑧𝑢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora