ᴠᴇɪɴᴛɪsᴇɪs.

147 12 3
                                    

Dos semanas.
Dos semanas que están siendo las mejores de mi vida.
Dos semanas que la felicidad me consume el cuerpo y me abraza el alma.
Dos semanas que logré sentir el verdadero amor de alguien que te quiere con cada pedazo de su corazón.
Dos semanas que estoy abrazada a esos brazos que tanta paz me dan.
Dos semanas que no necesito nada más que a él y solo a él.

[...]

Golpes fuertes en la puerta principal se hacían presente en plena mañana, haciendo que me despierte. Frote mis ojos con las palmas de mis manos y ladee un poco mi cabeza encontrándome con Nacho a mi lado, durmiendo acurrucado en mi cuerpo, como un bebé. Sonreí adormilada y extendí la frazada para volverlo a tapar. Un quejido dormido se escapó de sus labios, aferrándose a mi cintura soltando pequeños suspiros. En tan solo minutos los ruidos desaparecieron, le reste importancia y volví a acomodarme en mi lugar, abrazando al morocho de mi lado. Cerré mis ojos, a punto de volver a conciliar el sueño y nuevamente los golpes se hicieron notar con gritos que no lograba entender. Bufé y abrí mis párpados, clavando mi vista en Ignacio.

—Nacho, están golpeando, creo que te llaman—Murmuré, tomándolo por el brazo para moverlo con suavidad. Logré que otro quejido se escape de sus labios.—Dale, Nacho, movete—Suspire, moviéndolo un poco más brusco.

—Ju, dejame dormir, es temprano—balbuceo, enrredando sus dedos en el hilo de mi tanga, apoyando su cabeza en mí pecho.

Sonreí con levedad mientras rodaba mis ojos;—Voy a ver quién es, ya vuelvo—avise, dejando un beso en su cabeza.

Me levanté con cuidado de la cama, agarrando una remera del morocho, poniéndola encima de mí ropa interior y bajé. Los golpes cada vez eran más fuertes, que rompe bolas, un chorro no te golpea la puerta para preguntarte si te puede robar.

Rodee mis ojos, haciendo una colita improvisada en mí pelo, peinando mí flequillo con mis dedos.
Puse mí mano en el picaporte y abrí la puerta con lentitud, causandome un escalofríos al escuchar la voz de mí "novio".

—Ignacio, ¿Juli no esta con v...?—Abrio sus ojos con exageración al verme y yo no sabía dónde meterme. Su voz parecia algo preocupada y su nariz y mejillas estaban rojas, como si hubiese metido la cara en un balde de nieve;—Que estúpido fui—sonrió con ironía, poniendo sus manos en su cadera, negando.

—¿Qué haces acá?—Pregunte confusa, soltando un pequeño bostezo, no entendía nada.

—¿Cómo qué qué haces acá, Julieta?—fruncio su ceño con una expresión sería;—¡Hace casi dos semanas no se nada de vos, ni un mensaje, ni una llamada, ni una señal de vida, hermana!—elevo su voz en un tono enojado.

—¡Para!—Lo frené;—bajame el tonito que es de madrugada y todos duermen—me quejé, cruzando mis brazos.

—¡¿Qué te baje el tonito?, Dale, Julieta!—bufo, cerrando sus puños;—¡Hace dos semanas que te estamos buscando, hace dos malditas semanas que ruego porque vos estés bien!—clavo su mirada en mí, mirándome de arriba a abajo;—y por lo que veo, estás bastante bien, ¿No?—rió con ironía—. ¡Te cagaste en todo, Julieta, en todo!—froto sus manos por su rostro con enojo;—¡Di todo por vos y volviste con el mismo pelotudo que te dejo en las ruinas, te cagaste en mi, te cagaste en todos los que te quieren!.

Con cada palabra que decía me iba cayendo la ficha de lo que hice, no fue mí intención. Estaba por responder pero la voz ronca de Nacho me interrumpió;

—¿Por qué tanto griterío, hermano?—se quejó, frotando uno de sus ojos;—son las cuatro de la mañana, hay gente durmiendo que trabaja—hablo lo más tranquilo, bajando las escaleras en bóxers.

𝒞𝒶𝓂𝒶𝓇𝒶 𝒟ℯ𝓁 𝒯𝒾ℯ𝓂𝓅ℴ | 𝐸𝑐𝑘𝑎𝑧𝑧𝑢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora