Dalila estaba recibiendo los últimos minutos de su clase de Biología, pero esos minutos parecían eternos, su barbilla estaba siendo acunada por su mano izquierda mientras de reojo miraba el reloj, prácticamente cada cinco segundos . Con sus dedos de la mano derecha daba golpecitos suaves sobre su escritorio. Ya quería salir de ahí, ya que ella y los invertebrados no eran exactamente la mejor combinación.
Cuando finalmente toco la campana, todo el mundo empezó a guardar sus cosas y a hacer ruido mientras el pobre maestro rechoncho intentaba dar las últimas instrucciones de la tarea, pero nadie parecía ponerle atención. Al final se rindió, y prefirió irse.
Dalila pego un salto fuera del escritorio y guardo todo dentro de su mochila mientras el aula, se despejaba poco a poco de todo el gentío que la rodeaba.
-"Hey Dalia, ¿Ya te percataste del bombón que te vino a ver?"-Le pregunto su amiga Annie, una chica de baja estatura, cabello café como el tronco de un árbol recién nacido y unos grandes ojos color miel.
Dalila se dio la vuelta para mirar en dirección hacia la puerta y su mirada azul se topó con la silueta de algo muy conocido para sus sentidos, algo que la dejo petrificada por unos segundos.
Demonios... ¿Cómo puede ser tan sexy?- Se cuestionó mentalmente. Mientras sus ojos no podían parar de inspeccionarlo de pies a cabeza, una y otra vez. Ahí estaba el, el motivo de su ahora radiante existencia, y la fuente de su felicidad. Posando como todo un adonis, mientras apoyaba su fuerte espalda y un pie contra el marco de la puerta, al mismo tiempo, observaba a la gente pasar y bromeaba con alguien que iba pasando por el pasillo. Ella amaba su forma de ser, tan sociable pero respetuoso, tan amable pero con suficiente carácter como para no dejarse de cualquiera. Simplemente era el hombre perfecto para ella.
Dalila se levantó, tomo la muñeca de su amiga y se encamino hacia su novio. -"¡Vamos Annie!"
Cuando llego donde Keaton, este la abrazo por sobre sus brazos, rodeándola con los fuertes brazos de él. Ella sonrió y trato de coger algo de aire mientras él la percollaba, pero lo que logro envolver sus sentidos, fue el delicioso perfume que andaba Keaton; el cual invadió toda la nariz de la chica y la volvió tonta por unos segundos. Luego suspiro.- "¿Dónde habías estado toda mi vida, Señor perfección?"
-"En tu imaginación, preciosa."
-"Creo que el Ken con el que jugabas de pequeña se materializo, de tanto que lo deseabas de niña." -Bromeo Annie, captando la atención de ambos y recordándoles de su existencia. -"Bueno ya mucho amor. Vayamos al locker y larguémonos de esta cárcel." -Ordeno la chica de metro sesenta mientras los hacia a un lado y pasaba por el poco espacio que había logrado conseguir en la puerta.
Los tórtolos empezaron a caminar atrás de ella pero Keaton aun tenia a Dalila entre sus brazos. Ella se reía de las burlas que él hacia acerca de lo amargada que era Annie; pero está solo se limitaba a devolverle las bromas a Keaton.
Ellos dos eran mejores amigos desde la infancia y siempre se habían llevado de esa forma pero si había algo que Annie no podía negar; era que jamás había visto a Keaton, estar tan clavado por una chica. Y definitivamente, ella estaba muy contenta porque no era cualquier chica tonta, resbalosa o interesada sino una que se notaba que en verdad lo amaba y lo trataba de la mejor manera- Pues con eso le bastaba para calmar su sentido protector de mejor amiga celosa. A pesar que al principio, cuando Dalila llego, ella no le caía bien a Annie debido a que le había notado varias cosas muy extrañas en su forma de actuar y comportarse en la escuela; cosa que ahora ya no hacia. Jamás pensó que es chica, haría tan feliz a su mejor amigo pero esto la ponía tranquila, de modo, que hasta había logrado ganarse su cariño.
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Déjame Ir
Dla nastolatkówDalila tiene un vida normal, estable y feliz. Su novio Keaton, quien la adora ha sido un apoyo incondicional durante los últimos 6 meses, gracias a el ha logrado ser una persona alegre de nuevo. Eso, hasta que recibe inesperadas visitas de su pasado...