Prologo

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Ella corría sin cesar, su cuerpo parecía no poder más pero aun no tenía pensado detenerse o sino podría ser ella, la siguiente. Corrió entre los árboles y a pesar que no se podía ver mucho, debido a la oscuridad de la noche; la chica no quiso parar; detenerse significaría perder y ella no podía perder... no esta vez, y no su vida.

Dalila se detuvo detrás de un árbol, coloco sus manos sobre sus rodillas mientras se doblaba jadeante. Ya se había excedido pero no sentía su cuerpo, ni tampoco dolor. Pero... ¿A qué se debía esto?

Ella escucho pasos y cadenas, lo cual provoco que su sistema Simpático se activara y una inyección de adrenalina recorriera su cuerpo. Era momento de largarse de ahí. Fue entonces, cuando levanto su cabeza y noto algo que no había visto antes. Una gran mansión, muy lúgubre y tenebrosa pero parecía un buen escape.

Dalila corrió tan rápido como un corre-caminos, y entro a esa mansión desconocida. Este lugar era muy extraño tenia todo apagado y solo había un largo pasillo tenebroso. Ella camino por medio de este, y noto varias puertas hasta que una en particular capto su atención; y no solo eso, sino que también le provoco la necesidad de acercarse y abrirla, casi como la sensación que sienten los insectos al ver luz, se sienten atraídos a ella y no se detienen hasta que la tocan. La chica no se percato hasta que su mano estaba sobre la manija, específicamente, dándole la vuelta. 

Cuando entro pego un brinco hacia atrás y un alarido, lo cual provoco que recordara al monstruo con cadenas que la estaba persiguiendo en el bosque, ese grito podría llamarlo y ayudarle a encontrarla, pero su rostro denotaba que eso era lo de menos. Sus ojos estaban abiertos de par en par, y ella estaba invadida por el pavor mientras sus manos se dedicaban a tapar su propia boca, en cuanto a sus canillas, estas temblaban amenazando con dejarla caer tumbada sobre el suelo.

El miedo había recorrido todo su cuerpo, era algo espantoso que se esparcía por todo su pecho y sus sentidos estaban empezando a corromperse, su olfato se estaba volviendo más agudo. Y empezaba a sentir el olor a muerto. Ella no podía parar de ver a la persona que yacía tirada sobre el suelo de ese cuarto, amarrado con cadenas en las manos, tendido como que fuese un animal cazado. La vista de la castaña empezó a nublarse y de pronto el cadáver empezaba a verse borroso. Ella prefirió retirarse, dio unos pasos ligeros lejos de este pero su corazón casi sufre un infarto cuando choco con algo o mejor dicho alguien.

Ella pego un grito pero la persona le tapó la boca. — "Shh, Shh... Silencio Dalila. Te van a escuchar." — El cerebro de la chica hizo clic. Esa voz, era inconfundible. Ella dio una boqueada y se giró sobre sus pies de manera ágil para quedar de frente con la persona.

Cuando lo vio, parado ahí frente a ella. Fue como si algo que hubiese tenido refundido bajo una prisión de alta seguridad hubiese explotado en sus adentros. Todas las emociones guardadas y reprimidas salieron a flote y ahora las tenía a flor de piel.

Sus ojos estaban tendidos en un interminable mar de lágrimas, no lo podía creer que EL estuviese ahí con ella, de nuevo. Sus ojos verde azulados, no podían parar de verlo y su cara reflejaba todo el dolor que había acumulado durante este tiempo.

-"No llores Dalia, te he dicho mil veces que cuando arrugas la cara de esa forma, no te ves tan linda." — Bromeo el mientras observaba con dolor como el rostro de ella reflejaba la agonía y tristeza que él le había ocasionado y su presencia parecía solamente aflorarla aún más.

Ella lo miraba mientras negaba con la cabeza y seguía tendida en llanto. —"Astor, ¿Enserio eres tú?"

-"El verdadero y único." –Bromeo el, sin mucho entusiasmo.

-"Pero... ¿Qué haces aquí? ¿Por qué ahora? En estos momentos... ¿Porque?... ¿Por qué?" —Ella empezó a sollozar de nuevo y la poca calma que había adquirido se esfumo rápidamente.— "¿Por qué me dejaste? ¿Por qué me trataste de esa manera al final cuando yo lo único que hice fue quererte y apoyarte cuando más lo necesitabas? En cambio tu... En cambio tú, solo me diste la espalda cuando caía del barranco. No me ayudaste y solo me viste caer por ese precipicio de dolor. No lo entiendo. ¿Acaso estoy pagando algún karma? ¿Acaso no me querías? ¡Espera!....¡¡¡ASTOR!!!"—Grito ella, al notar que cada vez que le reclamaba algo, él se alejaba poco a poco mientras le evitaba la mirada. Ella empezó a llorar aún más y un hoyo aún más grande se formó en su interior, un hoyo que nadie podría llenar, nadie más que él. — "¿Por qué te vas de nuevo? Astor..."

Él estaba aún más lejos, y ya casi imperceptible a la vista. Dalila se tumbó sobre el suelo sentándose sobre sus piernas y mientras apoyaba sus manos contra el suelo y miraba como sus lágrimas manchaban el suelo y sus sollozos retumbaban por el pasillo oscuro. – "Astor, vuelve por favor... no me dejes. & no aquí sola..."

En eso escucho las cadenas de nuevo y eso la hizo volver en sí. Esta salto como pudo para levantarse pero solo noto que alguien ponía una mano sobre su hombro. Ella grito de nuevo esta vez no era Astor. Ella corrió pero alguien le metió el pie. La castaña cayó contra el suelo,  golpeándose el brazo. Provocando esto, que se levantara de un brinco. Sus ojos bien abiertos y con su vista intentaba ubicar en  donde se encontraba el asesino, pero no había tal asesino. Y ya no había ningún pasillo oscuro. Estaba en su cuarto, se había caído de la cama y al parecer eso la había despertado. Aparentemente, todo había sido una pesadilla. Una horrible y perturbarte pesadilla. Algo no andaba bien, tenía meses de no soñar algo así. ¿Entonces porque ahora?

Dalila se levantó con  dolor del suelo y coloco su mano sobre la mesita de noche para sostenerse pero su mano toco su celular. Su celular, ella no se sentía muy bien, ese sueño le había removido todo lo que quería guardar, reprimir y olvidar.

Entonces lágrimas empezaron a salir de sus ojos, empezó a recordarlo todo, como había sido ese infierno que había vivido en su antigua vida. Ella necesitaba desahogarse ocupaba apoyo. Ella desbloqueo su celular y vio WhatsApp, ese mensaje era lo que había ocasionado todo.

Remitente: Z

 Hola Dalila, espero todo este yendo bien.  ¿Podemos hablar?

Fue entonces cuando entendió porque todo había aflorado y porque él había aparecido en su sueño. Ella no se sentía bien, esto estaba mal. ¿Por qué la buscaba?  Y ¿Porque ahora? Cuando toda su vida estaba estable de nuevo. Ella no lo dudo dos veces marco el número que se sabía de memoria y lo llamo. Timbro tres veces y a la cuarta le contesto.

-"¿Bueno?"

-"Keaton te necesito." —Le pidió entre sollozos. Eso despertó al chico de golpe. —"¿Estás bien Dalia? ¿Qué te ocurrió?"

Ella aun lloraba y apenas podía formular las frases. – "Tuve otra pesadilla vivida y no me siento bien. Tengo miedo y me siento sola."

-"Tranquila Dalia, recuerda que yo estoy contigo princesa." —Keaton miro su reloj de mesa y marcaba las 3:40am. Wow, sí que estaba mal. Tenía meses de no llamarlo en la madrugada asustada.

-"Gracias, de verdad te lo agradezco. Eres el único que me entiende." —Le dijo ella en un tono dulce.

-"Yo te amo Dalia. No tienes nada que agradecerme, tú sabes que siempre estaré para ti, no importa la hora ni lo que pase."

-"Yo también te amo, Keaton."

-"Ahora ¿Quieres hablar de tu sueño?:—Pregunto el, interesado. Mientras se preguntaba que había propiciado que esos recuerdos volvieran a aflorar de la nada. Debía descubrirlo, si acaso quería ayudarla.

-"No, solo quiero escuchar tu voz y saber que estás conmigo mientras vuelvo a dormirme."

-"Está bien, mi vida. Me quedo contigo hasta que te duermas."

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Déjame IrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora