Capitulo 4- Miedos hechos realidad

52 5 2
                                    

Dalila estaba algo preocupada, últimamente, Keaton había estado actuando muy extraño y la verdad ella se temía que probablemente, después del incidente de la llamada; Él ya había descubierto o por lo menos sospechaba, lo que estaba ocurriendo…

Su preocupación se estaba tornando en culpa, y la culpa la carcomía. Porque sabía que Keaton no merecía que ella le ocultara nada; pero nada bueno saldría de que el supiera lo que estaba ocurriendo ¿O se equivocaba?

Ella estaba aún en historia, su última clase, pero se sentía impaciente por no poder hablar con él, o mejor dicho, por no saber donde estaba. El lunes apenas se habían visto y este día al parecer, el no había llegado a la escuela. ¿Qué tanto tenía que hacer que hasta estaba faltando al colegio? Cuando el JAMAS faltaba.

Derrámate el día anterior, ella lo había tratado de contactar y el parecía estar demasiado ocupado como para brindarle la suficiente atención, apenas se dedicaba a lo cortésmente necesario.

Este día debía hacer algo para aclarar las cosas con él. Capaz y estaba pensando cosas que no eran y eso podría afectar su relación y crear un malentendido.

Cuando el timbre indico que era la hora de la salida, todos sus compañeros incluyendo a la castaña empezaron a arreglar sus cosas, a hacer ruido, a pararse e irse. El pobre maestro ni siquiera pudo terminar su clase porque de nuevo, todo el mundo estaba demasiado ocupado arreglando todo para largarse de esa cárcel que tenían por escuela.

Dalila tenía pensado ir a la casa de Keaton, probablemente el estaría allí, porque lo que hacía era ayudar a su padre con unos asuntos de su negocio. El padre de Keaton era abogado y Keaton soñaba con un día seguir los pasos de su padre y poner una firma de abogados. Era un sueño enorme pero Dalila sabía que él lo  lograría eventualmente y ella lo apoyaría en todo lo que el emprendiera.

Ella desde ya, estaba muy orgullosa de Keaton y mientras caminaba en las nubes pensando en el, ni siquiera noto que ya había ido a su casillero y había guardado sus libros dentro de su bolsón. Todo mecanizado pero bien hecho.

Dalila salió por el portón del colegio y cuando pensaba en dirigirse al parqueo sintió que su celular empezó a vibrar y esto no le trajo ninguna buena espina. Qué tal si era…

Dalila intento encontrar su celular mientras revolvía su mano dentro de su bolso pero no tuvo suerte. Entonces prefirió mirar hacia el frente para no chocar con nadie porque había una multitud de gente entrando y saliendo por el portón del colegio.

Ella siguió su camino y mientras más se acercaba al portón; la chica empezó a notar, como la gente se iba apartando y se fue haciendo más clara la presencia de lo que tenía prácticamente frente a sus narices, justo a unos metros de ella.

Era el símbolo de sus pesadillas, las cuales parecían estarse haciendo realidad o estaba por fin, empezando a alucinar. Entre más personas se apartaban, mas caía ella en realidad de lo que estaba en verdad pasando. El tipo estaba ahí esperándola mientras la miraba fijamente atreves de esos ojos gateados de color miel. Su aura era oscura, había algo a su alrededor que le recordaba a un demonio recién salido de ese infierno.

Dalila noto que el empezó a caminar en su dirección muy decidido, y algo se revolvió en su estómago mientras una explosión de mariposas irrumpía la tranquilidad de su cuerpo y todo se estremeció dentro de ella. De modo que su primera reacción fue girar sobre sus pies y caminar hacia dentro del colegio dando pasos tan rápidos como cada latido que daba su corazón, quien amenazaba con salir disparado de su pecho.

Ella sentía que en cualquier momento la alcanzaría y el miedo la invadió repentinamente, acompañado de un sentimiento de fuerte melancolía; pero lo único en que pensaba la chica era en escapar a como diera costa. Esa mezcla de sentimientos era demasiado intensa para ella, no podía ni describir lo que sentía, ni entendía porque reaccionaba de manera tan cobarde pero por ir pensando, casi choca con alguien que iba pasando y tuvo que detenerse por unos segundos; los suficientes para que por detrás de ella,  alguien se posesionara de su muñeca impidiéndole que siguiera avanzando en su escape.

Déjame IrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora