TWENTY THREE

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Quería enseñarle todo su jardín a JiMin, YoonGi sabía que sus flores estaban muriendo lentamente, pero había arreglos que hizo en el lugar sólo para que pudiera mirarlos. Ahora que su dulce estambre estaba empeñado en superar los tramos obscuros, le ayudaría darle luz para no tropezarse de nuevo.

Lo arrastró después de abrir la puerta del refugio de los Nines, sujetándolo de los dedos para guiarlo hacia la parte trasera. Comenzó a hablar con entusiasmo.

—Y este es jardín, o era el nuestro —YoonGi hizo una mueca de inseguridad—. Es lo que dicen, JungKook me contó que levantamos este lugar con algo de madera, empeño y... ¿JiMin? ¿JiMin?

Intentó repetir para traer de vuelta la mente de su estambre, parecía perdido en algún lugar muy lejano.

JiMin permaneció de pie, sosteniendo su mano y mirando el fondo de la pradera, sin importar cuanto YoonGi le gritara. Hasta que él mismo pudo descongelarse, parpadeó hacia su pistilo con lágrimas.

—¿Qué...? ¿Qué esto? —tocó con sus dedos sus ojos húmedos— ¿Por qué estoy llorando?

—¿JiMin, qué pasa? —la voz de YoonGi sonó tan preocupada que lo hizo sentir terriblemente culpable. Pero esta vez no era algo que se trata de él, había algo desagradable atascado dentro de su pecho que comenzaba a doler.

—No lo sé, yo... Tengo ganas de llorar...

YoonGi lo miró con preocupación, liberando su mano para sujetarlo por los hombros.

—¿Esto tiene relación con YongSung? —le preguntó, pronunciando las palabras lentamente.

Trataba de ser tan cuidadoso y respetuoso como podía al mencionar el tema, aunque JiMin le pidió que fuera algo tratado con normalidad para aceptarlo del todo, cuando se mencionaba había un ambiente totalmente tenso en el aire.

Pasaría, en algún momento.

—No, no, esto que siento es... Muy distinto. Tengo un poco de miedo cuando miro hacia allá —apuntó con su dedo la línea final del campo. Sólo era la división que ellos podían ver, el césped alto seguía creciendo mucho más lejos— y también me siento muy triste...

—Es extraño, también tuve algo extraño cuando estuve aquí por primera vez.

Fue algo parecido y al mismo tiempo muy distinto. Una sensación abrumadora que casi lo doblaba de rodillas.

—¿Es por qué perdimos recuerdos? —sugirió, limpiando las lágrimas de las esquinas de sus ojos. Estar con YoonGi hizo la sensación más rápida de alejar.

—Probablemente... ¿Qué crees que hayamos vivido aquí?

—Algo malo —afirmó, mientras el viento sacudía el césped y sus cabellos volaban con el aire. Algo en el ambiente era tan tétrico y lo peor es que no había forma de ponerlo en palabras. Era el aire calmado que escondía entre la calma un secreto de los dos—. Estoy feliz de no recordarlo. ¿Tú no?

YoonGi hizo una mueca confusa. No podía decir lo mismo, podía no recordar lo había vivido pero la sensación de lo que sucedió siempre permanecía cuando pensaba en eso. Durante los días que trabajó el jardín no le gustaba quedarse demasiado solo, el callado soplo del viento le erizaba la piel y le hacía querer correr muy lejos. Se preguntaba si la tristeza de JiMin sería más grande que su terror, como él.

Todo por culpa de aquellos sueños, que vinieron y nunca más volvieron.

—Tuve un sueño... —murmuró, recordando.

—¿Un sueño?

—Fueron más uno, en realidad. Soñé contigo.

La reacción que tuvo el estambre fue completamente inesperada y también sumamente adorable. JiMin tuvo una sonrisa en su rostro, inició pequeña y después se extendió de su oreja a oreja. Apartó la mirada, con el rostro volviéndose ligeramente rojo. Lo que fue posible gracias a las insistencias de YoonGi de comer más de dos porciones en la primera comida del día y la última, ahora podía sonrojarse otra vez y sus mejillas estaban tomando la forma que siempre tuvieron. Su pistilo quería apretarlas cariñosamente de lo mucho que las había extrañado.

Kiss of Death [JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora