THIRTY SEVEN

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Kyung le dio a JiMin un cesto.

—Ten, te toca recoger las mandarinas hoy.

—¿Qué? ¡¿Por qué?! ¡Yo ya cubrí mi turno! —El chico se quejó, pataleando. Su cabello dorado brilló a la luz del día del campo. El amarillo ámbar de sus ojos habría iluminado igual que el sol.

—Es una orden de tu hermana mayor —Ella le dio una palmada brusca en la cabeza—, ve si no quieres que la reina de los Klaxosaurios tome tu cabeza.

JiMin resopló andando hacia su árbol. Conocía los intentos de su hermana mayor para atemorizarlo y obligarlo a hacer una tarea que no quería.

De cualquier modo, lo hizo. No porque le tuviera miedo a la reina, nunca se supo más de ella después de la guerra.

Según lo que los hombres contaban, habían pasado más de doscientos años después de la caída de Papá en manos de la reina de los Klaxosaurios.

Muchas cosas cambiaron, los humanos tuvieron que salir de los subterráneos e intentaron vivir en la superficie. Los niños ya no era parte de experimentos, sólo trabajan en los campos para la supervivencia. Y la energía de Magna sólo era un mito como los Klaxosaurios.

JiMin escuchó la leyenda sobre un par de amantes que ayudaron a volver el mundo a la normalidad. El final sobre los dos decía que eran aves eternas. Él creía eso.

Llegó al árbol de mandarinas de su familia, cuando se encontró con la sorpresa de que no estaba solo.

Un chico de cabellos negros y ojos rubís se estiraba sobre la punta de sus pies para tomar una fruta. Al verlo llegar, se encogió de miedo.

—¡N-no estaba tratando de robarte!

Sin saber por qué, JiMin saltó sobre él dejando caer la cesta. Rodaron por la tierra y lo sostuvo entre sus brazos, no fue para darle una paliza por ladrón.

Se sintió como si hubiera encontrado algo que perdió mucho tiempo atrás.

—Perdón no sé por qué estoy llorando —le dijo sollozando y sorbiendo su nariz. Tocó la mano del chico y notó con curiosidad que tenía una pulsera con una piedra ámbar. Muy parecida a la que él estaba usando en collar—. Siento que... Te he echado de menos.

—Yo también.

Respondió el ladrón y se escuchaba como si él también estuviera llorando.

—¿Cómo te llamas?

—YoonGi.

YoonGi se sintió como un propio vuelo para JiMin.

𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 𝗗𝗘𝗟 ÚLTIMO 𝗔𝗥𝗖Ø


¡Este es el final de KOD! Muchísimas gracias a todos los que se mantuvieron leyendo hasta al final, nos leemos en futuros proyectos.

cassandra-torrez 🍋

Kiss of Death [JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora