NINE

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Él se obligó a mantenerse quieto usando toda la resistencia que existía dentro de su cuerpo, habría clavado sus pies sobre el piso si hubiese sabido que permanecer ahí era tan difícil, pero estaba seguro que ni eso hubiese sido capaz de detenerlo. Tan solo pudo soportar cinco minutos en su sitio.

Tembló, apretando los dedos de sus pies y sus dientes chocando entre ellos. Tenía que ser firme y fuerte. A partir de ese momento YoonGi no estaría para acariciar su piel cuando estuviera flaqueando.

YongSung se acercó y le tocó el hombro.

—Ve tras él, JiMin. —Dijo como una sugerencia. Fue suficiente para el estambre, logrando desplantarse del suelo de madera.

Hizo lo que le dijo YongSung. Incluso su cuerpo la golpeó un poco antes de salir de su refugio, aunque eso no le importó.

El viento zumbó en sus oídos mientras corría con toda la fuerza que le quedaba por el sendero en el bosque. Corrió tanto que sentía que un par de alas brotarían de su espalda y sería capaz de volar hasta su otra mitad.

Solo que olvidó que existía un domo, y las aves nunca podrían salir de allí.

Le fue cruelmente recordado al percibir como el silencio se rompía fugazmente por el sonido de una nave surcando el cielo a la velocidad de un pestañeo.

Cayó de rodillas jadeando desesperadamente. Observando la línea de humo blanca que dejó la nave donde se marchaba su YoonGi. Golpeó un poco la tierra, sin palabras.

Lentamente observó que sus manos siempre estuvieron empuñadas y en uno de ellas guardaba un objeto diminuto y rígido. JiMin abrió su puño, sus dedos entumidos aflojándose sobre la palma y descubriendo lo que YoonGi puso en ella. La pequeña piedra ámbar del tamaño de la huella de su dedo índice brilló a la luz del día.

Haciendo que JiMin perdiera tristemente el aliento.

—¿Por qué...? ¿P-por qué me la diste? —Preguntó al aire, con la voz atrapada sobre su garganta. Rota, tan rota como sentía su alma. También estaba enfadado, ese había sido un regalo único que esperaba que YoonGi cuidara con su vida. Los presentes así de valiosos no deberían devolverse —. Tendré que buscarte para devolverla.

Le prometió, con lágrimas surcando en su rostro. Pero sus ojos se llenaron de seguridad.

Mirando la piedra podría recordar el color en los ojos de YoonGi y podía tener esa fe. Mientras no se enterara que los parásitos que salían de su escuadrón jamás volvían a ser vistos.


𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 𝗗𝗘𝗟 𝗣𝗥𝗜𝗠𝗘𝗥 𝗔𝗥𝗖Ø

Kiss of Death [JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora