Capítulo 19. 🦋🐍

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Jughead.

— ¿Dónde está ella?— intenté cambiar de tema.

— Sueña con que te lo voy a decir.— se cruzó de brazos arqueando una ceja desafiante. Ajá, Lodge... Levana Lodge. Imité su pose y ella arrugó la nariz.

— Tú mami y yo discutimos por algo que no tiene importancia y yo le grité entonces ella lloró pero ella también me gritó y yo también lloré...

— ¿Puedes simplemente ir al punto?— vaya, esta niña era muy directa.

— Necesito que vayas allá y te sientes a esperarla, no le preguntes nada de esto, ni le digas que me hablaste.

— ¿Por qué te haría favores a ti?— Ok, ella tenia un punto. Uno bueno.

— Porque soy el tío Jug...— sonreí. Me miró como si fuera un Imbécil. Tal vez lo era.

— Solamente llevamos un saludo, encima te vi discutir con mi mamá y le hiciste llorar.— su ceño cada vez se hundía más, se la veía furiosa pero me causaba ternura.

— Te aseguro que ella va a estar feliz.

— No. Ahora vete antes de que suelte a mi nueva araña para que te persiga.— suspiré y decidí hacerle caso, no quería que me odiara, además, ahora tenía algo más que hacer.

— Primero quiero que entres, ella no me perdonaría si te pasa algo.— ella suspiró pesadamente y entró me mantuvo la mirada a través del cristal, me veía como si fuera a asesinarme en cualquier momento.

Se sentó y ahí noté en el asiento, a su lado, una araña de acero del tamaño de un perro, vaya. Ella no bromeaba.

Subí al coche y conduje hasta mi casa con Betty, tenía que hablar con ella, todos esos rumores eran muy grandes y ya era hora de arreglarlo. No sabía si ella estaba allí o con Alice pero para mi suerte, al acercarme lo suficiente un aroma a tarta de manzana llegó a mi, era obvio, ella estaba en casa. Toqué la puerta despacio por si mi hija dormía.

— Ah, tú.— Betty abrió la puerta para mí y me dejó parado allí mientras ella siguió con lo que hacía en la cocina. Decidí entrar y cerrar.

— Betty... ¿Dónde está la niña?— no la veía en ningún lado y me asustó porque tampoco vi la radio que ponen para escuchar a los bebés desde donde sea.

— "La niña" ya tiene nombre y es Maddie.— dijo sin mirarme enjuagando algunos cubiertos.

— No sabía... yo...— me rasqué la nuca.

— Claro que no, la anoté hoy.— seguía sin mirarme.— Está con mamá, quería tener un tiempo con Maddie y le dije que podía tenerla hoy porque por alguna razón sentía sentía vendrías.— se volteó a verme por primera vez.

— Tenemos que hablar.

— Lo sé.— su tono era amargo y frío.

— Necesito que sepas que siempre voy a velar por ustedes.— bufó.

— Ni siquiera asististe para ponerle nombre a tu hija y vas a venirme con esa mierda.

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