Extra I

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Verónica.

Hace una semana Jughead publicó su cuarto libro. Había sido un éxito, rompiendo números en más vendidos y siendo tendencia en redes. El ya no daba de contento, hasta creo que se le había entumecido el rostro de tanto sonreír. En cambio yo, a pesar de que estaba feliz por todos sus logros, llevaba semanas sintiéndome mal y fingía estar bien para no oscurecer sus días.

— Hoy es la firma.— me miró con una sonrisita pícara y caminó hasta mi, me estaba arreglando porque justamente hoy me había levantado con un mal día de pelo y nada parecía quedarme bien.

— No tengo qué ponerme.

— Todo te queda bien.— me besó la frente.

— ¡No puedes decir eso!— lloriquee.— quiero decir, es tierno de tu parte pero es que...

— Ey, ey, ey.— me di la vuelta y el se agachó para quedar cara a cara.— lo que te pongas estará bien...— hablaba tan dulcemente, tomó mi cara con ambas manos y comenzó a quitar los mechones rebeldes de mi rostro.— solo te necesito a ti.— me besó y así de fácil ya me tenía sonriendo y babeando.

— Estás haciendo trampa.— dije apenas nos separamos para respirar.

— Estoy siendo sincero.— se encogió de hombros. Lo besé de nuevo y me levantó haciendo que mis piernas rodeen su cintura.

— No puedes hacer eso.— le dije cautelosamente.— sabes que si te portas así ahora, jamás llegaremos a la firma.— le acaricie la punta de su nariz con el índice haciéndolo reír.

— Mentira, ¿cuando hemos...?

— Llegamos tarde a la primera cena con mis padres como casados después de la luna de miel, a la inauguración de la pastelería de Betty, a la entrevista de la exclusiva para tu lanzamiento, a la apertura del taller nuevo de Cheryl, a la bienvenida de Archie, a la boda de Toni, a la pasarela de Katy, al...

— Ok, ok.— me bajó medio enojado y yo rei.— lo hicimos varias veces, ya entendí.— negó con la cabeza y me dio una nalgada.

— Jughead...

— Volveré por ti, bebé...— me guiñó y salió del cuarto.

Le habló a mi trasero, a mi trasero, era increíble.

Cuando termine de arreglarme, bajé al comedor y escuché a Levana discutiendo con Jughead. O mejor dicho, escuché a Levana gritándole a Jughead.

— ¡No pienso ir así! ¡¿a caso enloqueciste?!

— ¡¡Pero si estas hermosa...!!

— ¡¡¡RONNIEEE!!!— Levana me llamo a gritos y corrí hacia la sala, casi me atraganto con mi saliva al verlos.

Jughead con un cepillo en las manos y un montón de hebillas por el suelo, Levana con el cabello recogido en un horrible moño desprolijo y con el rostro ahogado en lágrimas.

— ¿Qué diablos...?

— MIRA LO QUE ME HIZO JUGHEAD.— señaló su peinado.

— Se me rompió el cepillo y tuve que hacerlo con los dedos.— dijo Jughead en un tono bajito que me hizo morir de ternura.

— Bien, lo arreglaremos.— tranquilice a Levie antes de que mate a mi esposo.

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