🌊 13. Lazos

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Todo comenzó cuando tenía 15 años...


[Año 824]

[Liberio, Marley]

Marlise, de 15 años, despertó aquella mañana, se vistió con una camisa blanca, una falda gris y cardigan azul el cual abotonó hasta arriba; cepilló su largo cabello rubio, amarrándolo en dos trenzas que se dirigían hacia la parte baja de su cabeza, recogiéndolo con una cinta roja. Salió de su cuarto y bajó al comedor, donde su madre ya estaba sirviendo el desayuno y su padre parecía trabajar.

– Buenos días –saludó.

– Buenos días, hija.

– Siéntate, Marlise. Debemos hablar.

– Uhm. Claro...

La joven tomó asiento, nerviosa; sus padres se veía muy serio aquella mañana.

– ¿Qué...sucede?

– ¿Recuerdas todo lo que te hemos estado enseñando desde niña?

– Sí, que Ymir fue una diosa, y...sobre el deber de la familia Ackerman: proteger a la rama Fritz que quedó en el continente.

– Exacto. Es por esa rama Fritz que se quedó en Marley que una rama Ackerman se quedó también. Los hemos protegido desde hace 80 años, cuando el Rey Fritz se fue a la isla. Y ahora es tu turno, Marlise. Esta tarde conocerás a tu protegida, su nombre es Dina, es un poco mayor que tú, pero es tu turno de protegerla ahora. Nosotros nos hemos encargado de ella y sus padres.

– Entiendo...


Mi padre se llamaba Lothar Ackerman, descendía de una rama de la Familia Ackerman que se quedó en el continente para proteger a la rama de la Familia Fritz que también se quedó en el continente, tras que el Rey 145° Karl Fritz se exilió a la isla Paradis llevándose a muchos eldianos. Pero, por seguridad, debíamos usar el apellido "Aleshire", para ocultarnos. Mi madre, Susanne, no tenía nada que ver en todo aquello, pero decidió casarse con mi padre tras conocer su secreto y se unió a los Restauradores de Eldia.

Había cumplido 15 años pocos días atrás, y entonces llegó el momento de conocer a la descendiente Fritz que, como Ackerman, me tocaba servir y proteger...


[Tarde]

Marlise tragó saliva, nerviosa, y salió de su cuarto para bajar las escaleras; se dirigió a la sala, abriendo los ojos al ver a una joven de su misma estatura hablar con sus padres. Ella era delgada y de piel blanca, corto cabello rubio y ojos azules, vestida con una camisa blanca, larga falda gris y un chal rojo.

– Oh, Marlise –sonrió.– Ella es Dina Fritz –miró a la joven de cabello corto.– Señorita Dina, ella es mi hija, Marlise Ackerman.

Dina sonrió amablemente a aquella joven.

– Mucho gusto –hizo una pequeña reverencia eshaku.

– E-Es un placer, señorita Fritz –hizo una reverencia keirei.

– Prepararé té y las dejaremos conocerse –miró a su esposo.– Llegarás tarde al trabajo, cariño.

– Oh, sí. Me iré ahora –miró a la rubia mayor.– La llevaré a casa más tarde, cuando regrese.

– Está bien, señor Ackerman. Gracias.

El hombre asintió, se despidió y salió de casa tras tomar su abrigo y maletín. Marlise y Dina tomaron asiento en los sofás, para conversar.

Ocean Eyes 🌊 Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora