Los reclutas veían todo desde arriba. Connie cayó de rodillas.
– Está muerto.
Christa tomó una piedra y la lanzó. Ymir la detuvo.
– ¡Detente, Christa! La torre se va a derrumbar y podrías caer.
– Pero murieron en nuestro lugar. La señorita Nanaba y el señor Gerger...
Los gritos de Nanaba se escucharon, hasta que un titán se la metió a la boca.
– ¡Maldita sea! ¿Tenemos que esperar a que se derrumbe la torre y nos devoren? ¿No podemos hacer nada? No quiero morir si no es en una misión con sentido.
– Yo también quiero pelear. Si tuviéramos armas, podríamos haber peleado y muerto a su lado.
– Christa, ¿Aún piensas esas cosas? –ella la miró.– No utilices sus muertes. Los superiores no murieron para darte una excusa para suicidarte.
– No lo decía por eso.
– ¡Tú no eres como Connie o los superiores! No piensas que no quieres morir. Sólo te preocupa cómo morir para que te alaben.
– No es verdad.
– Connie –lo miró.– Dame el cuchillo el antes –se acercó a él.
– ¿El cuchillo?
– Sí, dámelo.
– Está bien, toma –se lo entregó.
Ymir tomó el cuchillo y palmeó la cabeza del chico.
– Gracias.
– ¿Para qué lo vas a usar? –preguntó, golpeando su mano.
– Eso está claro –sonrió.– Para pelear.
Los guerreros exclamaron sorpresa.
– Ymir, ¿Qué pretendes? –cuestionó Reiner. Ella lo miró.
– No lo sé ni yo –comenzó a caminar.
– Ymir...
La más alta tomó a aquella rubia por los hombros. Mientras, el sol de la mañana salía.
– Christa. Puede que ya lo hayas olvidado, pero...
Un titán golpeó la torre. La chica de pecas cerró los ojos, apretando los labios.
– Probablemente sea mi última oportunidad –la miró de nuevo.– Por favor, recuerda la promesa que hicimos al entrenar en la nieve. No tengo derecho a decirte cómo debes vivir...así que esto no es más que una petición mía –sonrió.– Vive con la cabeza bien alta.
La soltó y se alejó un poco, comprobó el filo del cuchillo, y volvió a mirar a la ojiazul.
– Es una promesa, Christa –comenzó a correr.
– ¡Ymir, espera! –pidió levantando las manos.
Todos la veían desconcertados. Ymir subió sobre el borde de aquella torre, saltando.
– ¡Ymir!
La castaña cortó la palma de su mano, transformándose en titán; comenzó a saltar entre los titanes, matándolos.
Arriba, todos veían aquello con sorpresa.«Es el Titán Mandíbula...Marcel...Ella...a Marcel...», pensó Tn, con los ojos abiertos como platos.
– No puede ser verdad –dijo Connie.– ¿Ymir también es una titán?
– Ymir... –murmuró Christa.
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Ocean Eyes 🌊 Armin Arlert
FanfictionTn Hertz es una joven eldiana nacida en Liberio, una de los guerreros enviados a Paradis por Marley, aunque ella es la única que no posee un poder titán. «Te he estado observando por un tiempo No puedo dejar de mirar esos ojos oceánicos Ciu...