🌊 18. Traidores y perseguidores

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«¡Malditos traidores!», pensó Eren, frunciendo el ceño.

Llevó una mano a su boca y se mordió para poder transformarse. Una vez en su forma titán, pegó un grito y lanzó un puñetazo contra Reiner, estrellándolo contra la muralla.


– ¡Eren! –llamó Mikasa. 

Giró la cabeza hacia arriba, viendo al Colosal.

«Si les hubiera cortado el cuello en ese momento...a los tres...Perdí la oportunidad. Yo debería haber podido hacerlo», pensó, frunciendo el ceño. Giró, mirando hacia abajo, «No se repetirá una oportunidad como esa»


El Titán Colosal pasó a la joven que sujetaba a la otra mano, para tener a ambas chicas con una; movió un brazo hacia atrás.


– ¡Aléjense de la muralla! –gritó Hange.

Todos comenzaron a correr, mientras aquel pasaba su mano por la muralla, arrasando con todo.


– ¡Tiene a Ymir! –gritó Historia.

– ¡Atrapó a dos más!


Bertholdt abrió la boca, lanzando a los tres dentro, y la cerró.


– ¡Se los comió! 

– N-No puede ser... –murmuró Armin.– Bertholdt...Tn...

Hange fruncía el ceño, molesta.

– ¡Prepárense para el ataque! –ordenó.– ¡Acabemos con el Titán Colosal! –saltó.– ¡Es el enemigo de la humanidad! ¡Vamos todos juntos!

Ella se elevó hacia aquel titán, mientras los demás soldados la seguían.

Bertholdt comenzó a lanzar puñetazos, intentando darles, pero era demasiado lento.

– ¡Ahora! ¡A su nuca!

El titán comenzó a lanzar vapor.

– ¡Retirada!

Todos fueron hacia la muralla, deteniéndose allí.

– Mi mano...

– ¡Agua! ¡Traigan agua!

– ¿Va a desaparecer otra vez?

– No, hay algo extraño –dijo Armin.– La otra vez desapareció al instante, pero ahora mantiene su físico y desprende calor como una vela. Si sigue protegiéndose con el vapor... –lanzó uno de los ganchos de su equipo a él, pero este se desvió. Frunció el ceño.– ¡No podremos ni acercarnos a él! ¿Qué hacemos?

– Nada. Esperaremos –comenzó a caminar.– Escuadrones tres y cuatro, esperen tras el objetivo. Estás al mando, Rashad.

– ¡Bien!

– El escuadrón dos esperará aquí. Lauder quedará al mando.

– ¡Recibido!

– Me encantaría ver cuánto aguanta quemando su cuerpo, pero acabará saliendo el chico. Esperaremos a que eso suceda, ¿Entendido? Ya no podemos capturarlos. Mátenlo sin dudar –miró al rubio.– A la chica de ojos púrpuras también.

Armin exclamó sorpresa, abriendo los ojos como platos.

– Armin y el escuadrón uno, vengan conmigo –comenzó a correr y saltó del muro.– ¡Enfrentaremos al Titán Acorazado!

El escuadrón lo siguió. El rubio dudó un momento, sin apartar la mirada de aquel titán.

«Tn... ¿Por qué?», pensó.

Ocean Eyes 🌊 Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora