"No importa que sea mi enemiga..." (Shingeki no Kyojin)

Capítulo 24: Planes

La tomé de sus caderas y la acerqué a mí envolviendola en besos y abrazos... Quería quedarme así para siempre... Hasta qué...

- ¿Podrían dejar eso para cuándo estén solos? - interrumpió Porco.

La solté y Pieck me extendió su mano para ponerme de pie.

- Me alegra mucho verte... Y a tí también hermano - Dije pero Porco no le dió importancia.

Supongo que aún sigue sin superar que Pieck y yo estemos saliendo...

Lo envolví en un abrazo.

- O-oye viejo, ¿Qué crees que haces? - preguntaba sorprendido.

- Cállate... Sólo, estoy feliz por verlos bien a ambos... - susurré.

Pasados unos segundos el también se aferró a mí.

- Eres un maldito imbécil... Creí... Creí que habías muerto - comenzó a sollozar en mi pecho.

- Pues... Casi lo hice - revelé provocando sorpresa en su cara y en la de Pieck.

- Ya, no bromees de esa forma - dijo Pieck un tanto incrédula.

- Es en serio... - dije mientras soltaba a Porco. - Miren - agregué mientras levantaba mi camiseta para mostrarles las vendas alrededor de mi abdomen.

Ambos se soprendieron, pero Pieck se lo tomó personal.

- ¿Quién lo hizo? - preguntó.

- Tranquila, no hace falta que te pongas así por algo como esto - traté de tranquilizarla.

- ¡Contesta! - me gritó sin levantar la cabeza.

Entré en duda unos segundos, por cómo estaba ella no sabía sí reaccionaría bien al saber que Gabi fué la que me disparó, por lo qué decidí acercarme.

Me pare frente a ella, denotando nuestra diferencia de altura. Apoyé mi mano en su hombro para luego llevarlo hacía su cara. Nada más apoyar la mano en su mejilla sentí algo húmedo... Estaba llorando y otra vez era mi culpa.

"Soy un cretino..." Pensaba mientras la veía así. La acerqué a mí pero ella no quería hacerlo, estaba tan enojada con el hecho de qué casi había muerto que no quería si quiera tocarme.

Miré a Porco haciéndole una señal para qué nos dejara algo de privacidad. El acepto y se dirigió afuera. Tomé asiento en una de las sillas de la habitación mientras Pieck me daba la espalda.

- Sabes... Cuándo llegué aquí había perdido muchísima sangre, no podía ver nada, sólo oía a los médicos decir qué sólo un milagro podría salvarme. - comencé a relatar. - En mis últimos suspiros de vida ví algo. Una mujer, quizá la más hermosa que he visto en mi vida. Traía un bello vestido blanco y un velo cubría su cara... - relataba con emoción.

- ¿Y eso qué tiene qué ver? - preguntó con un tono enojado.

- Aún no termino... Esa mujer me dió la fuerza que necesitaba para no morir. Cuándo estaba en la sala médica soñé como me casaba con ella. No sabía su nombre y no podía ver su cara, pero en mi corazón sentía que ella era la correcta. - relataba con una sonrisa un tanto tonta mientras veía por la ventana. - Lo malo, es qué sólo fue un sueño, pero fué lo que me impulsó a seguir viviendo - terminé de relatar mientras la veía a ella girarse lentamente.

- ¿Y qué pasó con aquella mujer? - preguntó.

- Bueno pues... - me pare del lugar y comencé a acercarme a Pieck. - ¿Por qué no se lo preguntas tu misma? - dije mirándola.