"No importa que sea mi enemiga..." (Shingeki no Kyojin)

Capítulo 21: Confrontación

  Pasaron los días y finalmente había llegado, el día del juicio de Eren Jaegar era esa mañana.

  Decidí ir a verlo a su celda pero antes, tenía que pasar a saludar a otras personas. Primero pasé por el cuartel.

— Buenos días — soy recibido por una joven.

— Buenas, he venido a ver al capitán — saludo.

— Lo siento, pero no tiene ninguna cita hecha con anticipación — se lamenta tras ver una agenda.

— Dígale que lo busca Kyle Müller — digo como último Recurso.

— Lo siento pero — la interrumpí tomándola de la mano.

— Por favor... — imploro y ella totalmente roja accede.

  Pasados unos minutos vuelve dándome el permiso de ir.

  Entro a la oficina del Capitán. El estaba allí, sentado entre papeles y una taza de Té.

— ¿Qué quieres? — dice sin siquiera levantar la vista.

— Oh vamos, han pasado años, ¿Y así me recibes? — recrimino sentadome frente a él.

— ¿Querías que haga una celebración? — dice mientras se para.

— La verdad... Espera que me recibiera de otra forma — me lamento.

— Tch... Te has vuelto bastante exigente — me recrimina.

  El capitán se dirigía hacía la puerta.

— Aún así... Mantuve mi promesa — dije sin mirarlo. Él se paró frente a la puerta.

— ¿De qué estás hablando? — preguntó con cierto enojo en la voz.

— Prometí que no moriría... Y lo cumplí — dije esperando algo por su parte. Tal vez un saludo amistoso.

  Oí que la puerta se cerró de golpe y unos pasos se acercaban hacía mí. El capitán me tiró al piso.

— ¡¡Cállate!! — gritó tomando mi camiseta. — Dices que cumpliste tu promesa... Entonces, ¿Por qué le tuve que llorar a una puta piedra con tu nombre? — estaba totalmente enfurecido.

— Lo siento... Pero debía hacerlo — digo seguro.

— No, no debías... Dijiste que no te expondrias al peligro — dice enojado.

— Prometí seguir con vida... Pero es difícil, por qué también soy un soldado. Lamento haberlo preocupado de todos modos... No volverá a suceder, señor — me lamento.

  El sólo se deja caer encima de mi pecho.

— Ehh, ¿Se encuentra bien capitán? — pregunté extrañado.

— Cállate, idiota... — se quejó encima.

  Noté como mi pecho estaba algo mojado, el capitán lloró, no mucho sólo lo necesario. Se recompuso y me extendió la mano.

— Mas te vale no volver a "morir" — me amenazó.

— Trataré de no hacerlo... — me lamento.

  El me miró fijamente.

— ¿Sigues con esos trapos? — me pregunta señalando mi uniforme de soldado Marleyense.

— No tuve tiempo de recoger mi ropa — me lamenté.

  Soltó un suspiro. — Ten... — Me lanzó un uniforme de la legión.

— No sé si deba... — lamenté al verlo.