Capítulo 28: Crisis

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  El desmoronamiento de un edificio cercano terminó despertándome... Traté de levantarme pero nada más hacerlo sentí como me dolía el cuerpo completo. Rasguños y raspadas se divisaban a lo largo de mi cuerpo y juraría que mi brazo estaba roto. Lo moví un poco y mi cuerpo se estremeció del dolor... Efectivamente, estaba realmente roto. Me levanté a duras penas y comencé a caminar hacía una salida cercana. Nada más llegar noté qué la puerta se había derrumbado. Solté un largo suspiro y volví arriba.

  Tomé el equipo de maniobras pero no tomé el Gas. Me enganché al techo y comencé a subir lentamente hasta llegar arriba. Nada más subir la imágen del globo totalmente envuelto en llamas cayendo hacía el suelo me hizo esbozar una sonrisa vencedora. Por desgracia, no duró demasiado. Las murallas estaban temblando y destruyéndose poco a poco, dejando a la vista a los Titanes de su interior. Una innumerable cantidad de colosales se iban dejando divisar entre las rocas de las murallas.

  Rasgué un poco de mi capa y me vendé el brazo. El dolor de tenerlo roto era bastante insoportable, pero en ese momento debía ocuparme de otros asuntos de más importancia o sino, probablemente terminase peor que con sólo algo roto.

  Me columpie por los edificios y a lo lejos logré divisar una batalla. Cuándo me acerqué un poco más noté que eran soldados de la legión y algunos de Marley, de entre todos sólo conocí a Jean. Me alarmé bastante cuando ellos se giraron en mi dirección, sus caras reflejaban un claro terror, cómo si estuvieran viendo a la mismísima muerte venir por ellos.

  Me giré y ví a un enorme titán Colosal empezar su camino de destrucción hacía nuestra Posición. No lo pensé dos veces y salté sobre Jean, lo tomé del cuerpo y me lo llevé del lugar. Justo en ese momento el colosal comenzó a desprender una enorme cantidad de vapor en el lugar, como no tenía tubos de Gas fuimos alcanzados por este... Cubrí a Jean recibiendo gran parte de las quemaduras por el vapor. Por suerte caímos sobre una casa y lo mejor de todo es que era la mía.

— ¡No tenías por qué meterte en mis asun...! — Jean trató de gritarme pero notó que mi cuello y espalda tenían quemaduras leves por culpa del vapor. — ¿Estás bien? — Preguntó con un ton preocupado.

— Si... No es nada... — respondí tratando de levantarme a pesar del dolor. Aunque dije eso mi cara mostraba otra cosa.

  Jean me ayudó a levantarme apoyándome sobre su hombro. Cuándo me puse de pie recordé el plan inicial.

— Jean, debemos ir al viejo orfanato al sur de las murallas. — Propuse.

— ¿Por qué deberíamos de hacerlo? — preguntó Jean Confundido.

— Allí estarán el resto del grupo. El plan es refugiarnos hasta qué todo acabe — expliqué mientras me dirigía a mi habitación a buscar entre el desorden.

— ¿El plan es escondernos mientras nuestros amigos luchan por nuestra libertad? — reprochó Jean.

— Escucha... — paré en seco mirándolo fijamente. — Está guerra es una completa estupidez y no estoy dispuesto a arriesgar a a las personas que quiero por culpa del rencor del resto — Sentencié poniéndome frente a frente.

  Jean no tomó de muy buena manera la forma en lo qué lo dije, pero al final se tragó su ego y orgullo.

— Bien... Vayamos con el resto — dijo Dándome la espalda.

— Adelantante, iré en unos minutos — dije volviendo a rebuscar entre mis cosas. — Aquí estás... — tomé un maletín y tomé la jeringa de su interior guardandolo en una pequeña bolsa alrededor de mi cintura.

  Salí de casa y comencé a columpiarme hasta nuestro lugar de encuentro. Nada más llegar me topé con Armin, Laila y Mikasa afuera. Bajé algo resentido por el dolor.

"No importa que sea mi enemiga..." (Shingeki no Kyojin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora