Capítulo 18

363 66 49
                                    

—Tranquilo, Tanjiro —decía Sofía, sentándose a su lado—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Tranquilo, Tanjiro —decía Sofía, sentándose a su lado—. Te prometo que saldremos de esta.

Todavía esposado, el mencionado se encontraba recostado a la pared, con las las rodillas elevadas y sus codos apoyados sobre estas, a su vez se sostenía la cabeza con sus manos y por momentos se revolvía el cabello. Lo habían apresado a un tuvo metálico que colgaba de la pared. Llevaba horas así, tal y como advirtió Muzan, no se le entregaría la libertad hasta llegar a Nueva York y probar su inocencia, definitivamente era un crimen aquello, pero él no culpaba al capitán, al fin y al cabo solo hacía su trabajo; se culpaba a sí mismo por ser tan descuidado y dejar que se le implantaran esas falsas pruebas en su camarote, Sofía le había advertido de la personalidad de su madre pero para ser sinceros, no esperaba que llegara a tales extremos. Le dolía la muñeca y todo el cuerpo, estaba agotado por no poder moverse.

Afortunadamente la castaña estaba ahí,  no se cansaba de mostrarle su apoyo incondicional, había pasado todo el día sin apartarse del chico, inclusive teniendo que discutir con Kibutsuji por su constante presencia en la cabina en más de una ocasión. Ella no estaba dispuesta a dejarlo solo, le hacía compañía tratando de sacarle sonrisas —cosa que conseguía con facilidad—, le buscaba comida para que no pasara hambre, trataba de mantenerlo ocupado fuera de sus pensamientos.

—Lo sé —susurró seguro el de cabellos borgoña, soltando su melena para poder girar su rostro y observarla. Le sonrió, y no porque creyera en tales palabras —que también—, lo hizo porque divisó esa inocente y amable expresión en su cara, un nuevo descubrimiento que le encantaba. No le gustaba preocuparla, pero le gustaba que se preocupara por él, que sentimentos más contradictorios—. ¿Has visitado alguna vez Nueva York?

—No, es la primera vez que salgo de Inglaterra —contestó, encogiéndose de hombros. Su vista se posó al frente y sus orbes intranquilos comenzaron a pasear por toda la habitación—. Nací en el núcleo de una poderosa familia de la burguesía, en uno de los mejores barrios de Londres. Mi infancia no fue un cuento de hadas pero no tengo mucho de lo que quejarme, la verdad es que sé que muchas chicas hubieran dado hasta lo que no tenían por tener mi vida, pero como ser humano que soy, yo me sentía inconforme. Desde muy pronto mi curiosidad se manifestó con potencia, y en más de una ocasión me metí en líos —Soltó una risita, recordando cada pequeño detalle—. Mi madre solía enfadarse horrible y Edward tenía que intervenir por mí. En fin, lujos, vestidos lindos, un buen apellido, todo lo que yo tenía y no necesitaba. Con el tiempo me fui dando cuenta de que un viejo reloj de pared y el más caro que pueda llegar a poseer un rico marcan la misma hora, y que lo más importante no es quien quieres ser, es quien eres y todo lo que haces. Aunque estaba agradecida con mi familia por todo lo que me habían dado, también estaba dispuesta a dejar ese mundo para volar y seguir mi propio camino, para ser quien soy; entonces mi padre murió.

Lo último salió con un tono de voz tan triste que Tanjiro se alarmó, rápidamente colocó la palma de su mano en la espalda de la joven y comenzó a moverla tratando de empatizar y transmitirle buenas vibras.

—Debió haber sido duro —comentó, atrayéndola a sí, para que ella reposara su cabeza sobre el gran hombro que la esperaba para consolarla.

Y así fue, Sofía se acurrucó contra la piel cubierta por telas de su amado y prosiguió su historia.

—Un día en la noche unos hombres se colaron en casa y le dijeron a mamá que mi padre nos había dejado con una gran deuda y que solo nos dejarían vivir para pagarla. Estábamos asustadas pero ante todo incrédulas, el abogado confirmó las cosas al otro día, cuando completamente apenado, nos contó que Richard Brown había dejado de ser un empresario hace mucho y se había convertido en un borracho estafador. La única forma de salvar nuestras vidas era pagando la gran suma de dinero que se nos pedía, así que allí nació mi compromiso con Kyojuro, así llegamos a este día.

—Hey, hey —llamó el varón, alzando su mentón con la mano que poseía encadenada, esa que no se encargaba de abrazarla por la espalda. Sus ojos se encontraron con los de la castaña y sintió un océano de emociones golpear todo su interior, brillaban tanto, eran tan simples pero perfectos—. Voy a enseñarte Nueva York por completo, te llevaré a todas partes, pero no nos detendremos allí, viajaremos por todo el mundo, cumpliendo cada uno de tus sueños y mis sueños.

—Eso sería maravilloso —murmuró Sofía, contra su boca, con las comisuras de sus labios elevadas a su máximo explendor. Estaba inexplicablemente alegre, y más aún lo estuvo cuando su amado se deshizo de esa corta distancia para convertirla en nula.

Allí, fundida en aquel profundo y tierno beso, ella creyó que había alcanzado la mayor felicidad del mundo; pero así como las tormentas acaban, también lo hace la calma, porque es el ciclo de la naturaleza... de la vida.

Dispuesta a traer el álbum de dibujos que con mucha anterioridad él le había pedido, Sofía se puso en pie sonriendo como tonta, aún afectada por las anteriores palabras. Su emoción fue decreciendo cuando miró hacía el frente por pura casualidad y ya no pudo moverse más.

Él observó como la expresión de la protagonista se iba tornando sombría y temerosa. Los castaños orbes que hacía dos segundos resplandecían más que dos luceros se fueron apagando como cualquier fuego a medida que se abrían de par en par. Su paciencia colapsó cuando la vio llevar ambas manos a su boca para ahorrar un grito.

Segundos más tarde la campana del Titanic estaba sonando con intencidad mientras que se gritaban cosas a voces sueltas por toda la cubierta.

—Tanjiro, es un iceberg —informó, sintiendo como su cuerpo se desvanecía.

—Tanjiro, es un iceberg —informó, sintiendo como su cuerpo se desvanecía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

.
.
.










Palabras del autor:

Capítulo 18, a dos del final, señorxs, a dos del final. Se nos acaba el segundo libro :'v

Muchas gracias a quienes votan, hacen que este fanfic sea posible.

Bueno, ahora sí se acabó la calma, es oficial: NOS HUNDIMOS.

¿Morirá alguien? :D

Recuerden seguirme en mi Twitter: Mio_Uzumaki, donde estaré publicando cositas de mis historias, adelantos, dibujos, etc.

Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇᴛɪᴅᴀ ᴅᴇ ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ |•ᴛᴀɴᴊɪʀᴏ ᴋᴀᴍᴀᴅᴏ|• ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora