Capítulo 9

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Tanjiro y Sofía se olvidaron del tiempo cuando estuvieron juntos

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Tanjiro y Sofía se olvidaron del tiempo cuando estuvieron juntos. El muchacho le dio un paseo no muy rápido a la fémina por todo el Titanic. Asegurándose de no ser vistos por muchas personas, la pareja de jóvenes viajó divertida por todo el lugar. Para Sofía fue como estar en un sueño, Tanjiro le mostraba lugares que ella no imaginaba, y puede que pareciera simple, pero sin ese toque de simpleza nunca hubiera conocido el barco en su totalidad, y no hubiera experimentado sensaciones que no sabía que le gustaban, o tan siquiera que existían. Claro ejemplo de esto fue cuando fueron a la sala de máquinas, uno de los trabajadores los regañó por estar dando vueltas por ahí cuando no debían tan siquiera poner pie en ese lugar, la adrenalina que corrió por sus venas cuando tuvieron que empezar a huir de aquel trabajador la abrumó, ella no se creía tan salvaje y desmedida. También estuvieron por la cabina del capitán, y observaron a aquel hombre que parecía ser siempre un cascarrabias sonreírle a una muchacha que traía entre sus manos un diario mientras escribía, eso sí que era un chisme y no lo de las brujas con las que hablaba esa mañana; después de mucha suerte y miles de súplicas, Muzan les permitió aguantar su preciado timón, ella se sintió una mujer empoderada, sin embargo tener a Tanjiro detrás pasando sus manos por en sima de las de la joven la hicieron temblar, nunca había estado tan cerca de un hombre como con aquel chico desde que se conocieron. Jugaron como niños pequeños a tocar en las puertas de las habitaciones y después esconderse, porque molestar a los ricos era algo que a ambos le encantaba. Añadiendo un viaje a los lugares de tercera clase —en particular Sofía amó esta parte, porque de cierto modo pensó que estaba comprendiendo poco a poco más acerca de Tanjiro—, y culminando con una caminata tranquila y risueña por la parte superior del barco, si, casi que el lugar donde se conocieron.

El momento era tan perfecto, y después de un día tan cansado y activo, lo mejor era aquel instante de tranquilo. Se encontraban sentados uno al lado del otro sobre un banco, el atardecer estaba un poco lejos de hacerse noche pero eso no quitaba que los colores naranjas iluminarán sus rostros. Sofía comía una roja manzana mientras contemplaba el reflejo del sol el mar, le encantaba aquello, con todo lo que había ocurrido se había olvidado del almuerzo e incluso del hambre, viéndose en la necesidad de saciar su estómago con algo tan simple hasta la cena, la cual estaba próxima; Tanjiro mantenía su espalda recostada al hierro del barandal, quedando de frente a la fémina, además de que también tenía un pie apoyado en la banca para poder depositar su libreta de dibujos, en la que se encontraba absorto, al parecer estaba plasmando aquella fantastica vista sobre una hoja, y parecía tan ensemismado con cada trazo que daba.

—No sé por qué cuando estoy contigo el tiempo se pasa de este modo —comentó la chica, dando una rápida mordida a su fruta, sin apartar la vista del horizonte.

—¿De qué modo? —inquirió Tanjiro, mirándola hacer tal gesto, y luego, siguió en lo suyo.

—No lo sé, no sé describirlo y eso es lo que más me gusta —respondió, y extendió su mano libre hasta el cielo cuando vio a dos o tres gaviotas surcarlo.

ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇᴛɪᴅᴀ ᴅᴇ ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ |•ᴛᴀɴᴊɪʀᴏ ᴋᴀᴍᴀᴅᴏ|• ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora