Esa mañana Sofía despertó sintiéndose más afortunada que nunca, veía todo a su alrededor con más brillo que de costumbre. Se levantó animada y danzó por toda su habitación con total alegría. La anterior había sido sin duda la mejor noche de su vida, al fin pudo sincerarse con su hermano adorado y aclarar todas las cosas que había sucedido recientemente, recuperó su relación con Edward y después de mucho pudo decirle adiós a todas las mentiras; por otro lado estaba lo que sea que tuviera con Tanjiro, el agradable chico se empeñaba en que ella no pudiera pensar en cualquier otro hombre y solo pudiera mirarlo a él, y mira que le salía bien, porque toda la madrugada la pasó soñando con ese dulce y fugaz beso de despedida y en todos los que quedaban por delante.Abordó el Titanic creyendo que esa semana cambiaría su vida para mal, que sus días felices estaban contados y que ya nunca podría volver a ser libre. Bueno, al menos la parte del cambio era cierta, ya nada volvería a ser lo mismo, ya no se dejaría pisotear ni antepondría el bienestar de alguien más por encima del suyo, Tanjiro la había enseñado a ser egoísta y le había exigido que lo fuera diciéndole que él también lucharía contra vientos y mareas para encontrar su felicidad.
Atontada y ensemismada, la castaña se colocó frente a su armario abierto, hoy esos vestidos se veían preciosos y quería escoger el mejor para su futura cita con el Kamado. Deseaba verse hermosa aunque sabía que al muchacho no le interesaba su apariencia ni cosas tan simples como esa. Pero simplemente quería hacerlo, quería ponerse linda, quería sonrojarlo y recibir de sus labios un halago.
El toque de la puerta irrumpió su duelo por decidir quién sería el afortunado de sus ropajes que conocería hoy al chico del que andaba prendada. Ella no esperaba a nadie a esas horas, estaba sorprendida. Tanjiro no podía ser, habían quedado en la cubierta sobre las diez de la mañana y su hermano estaba cortejando a una mujer que parecía gustarle mucho. Entonces... ¿quién?
Dejando atrás su armario y caminando con pasos lentos, Sofía pudo poner fin a su incertidumbre cuando abrió la puerta y encontró a su madre con uno de sus mayordomos del otro lado. El mundo se le cayó encima y quiso saltar por la borda, ¡había olvidado ese pequeño detalle! Ese pequeño ser al que no le interesaba vender a su hija por intereses propios, esa pequeña arpía que la miraba con superioridad y decepción.
—Hija, alístate—ordenó, adentrándose con descaro y sin permiso en la habitación de la jóven. Miró a los lados buscando algo pero al final se giró para encararla. Tenía una malo alzada, una pose de dama refinada, una expresión de desagrado y una ira de la que se desquitaría con el pobre ser frente a ella—. En unos minutos nos encontramos con Rengoku, tenemos poco tiempo para hacer que se arrepienta de sus decisiones.
—Madre, ¿cómo piensa que puedo lograr eso? —inquirió alzando una ceja. Soltó la puerta y se colocó a tan solo dos pasos de su progenitora para cruzarse de brazos, esperando paciente una respuesta que sabía no le iba a agradar.
—Muéstrale tus encantos, enséñale lo que se pierde —refutó la mayor, alzando el mentón y huyendo de la mirada café de su hija—. No lo sé, muéstrale uno de tus escritos, prepárarle un té, de ser necesario...
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ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇᴛɪᴅᴀ ᴅᴇ ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ |•ᴛᴀɴᴊɪʀᴏ ᴋᴀᴍᴀᴅᴏ|• ✓
Fanfiction➢ "La historia como nunca te la han contado". Mas de mil doscientas personas arriban al RMS Titanic con el objetivo de llegar a Nueva York; de ellas sobreviven mucho menos de la mitad tras el naufragio ocurrido. Todos conocen la trágica historia del...