Capítulo 14

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(Pov Lexa)

El trayecto hasta las naves había tenido lugar en completo silencio, y uno no muy agradable precisamente. No podía evitar sentirse culpable por haberse visto obligada a golpear y secuestrar a Clarke por culpa de su compañero, con el cual estaba profundamente enfadada en estos momentos. Pero a la vez se sentía aliviada de que Lincoln no las descubriera, eso podría haberle puesto el punto y final a todo, poniéndolas en peligro.

Al llegar al hangar y aparcar la furgoneta, salió rápidamente del asiento del copiloto en busca del cuerpo inconsciente de Clarke que descansaba en la parte de atrás. Pero el roce de la mano de Lincoln en su muñeca detuvo sus pasos, se giró para encararlo y cruzó los brazos en un claro gesto de defensa.

-Quería disculparme...- Fue lo primero que dijo el chico. – No debería haber desconfiado de ti, Lex – Se sentía mareada, y con una mezcla de sensaciones desagradables: Estaba engañando a su único amigo ahí y estaba enfadada con él a la misma vez por lo que había pasado.

-Cuéntame todo lo que está pasando aquí de una vez o te juro que subo a las oficinas y le digo a Pike que por tu culpa casi nos pillan hoy, de hecho, la amiga de la chica ha huido por si no te has dado cuenta, ¡lo que nos pone en peligro imbécil! – Dijo gritando esto último. Le dolía tratar así al chico, pero era necesario, no podía poner la misión en peligro, ni a Clarke. Los ojos de Lincoln empezaron a brillar, estaba aguantando las lágrimas. Y un suspiro cansado salió de entre sus labios dándole la victoria a Lexa.

-Has estado muy rara últimamente, desde el día que nos encontramos en los pasillos de madrugada no he dejado de pensar en que podrías estar traicionándonos para escapar, incluso que habrías encontrado la forma de contactar con Becko Technologies – Eso hizo que tragara saliva sonoramente, pero se las arregló para mantener la calma ante el chico. – Pero no está solo eso, también he estado pensando en lo que llevas preguntándome tanto tiempo, el "¿para qué quieren a tanta gente?" y es que no lo sé Lexa, ni siquiera yo lo sé. – El tono de voz de Lincoln cada vez era más bajo, casi susurrando. – Y estoy empezando a pensar que podría ser que tuvieras razón y haya algo oscuro detrás de todo esto....

-Lincoln, quiero que me cuentes todo lo que sepas, sea poco o mucho – Dijo acariciándole la mejilla con el claro objetivo de tranquilizarlo. Seguía enfada con él, pero el chico estaba abriéndose a ella, y le era inevitable no ablandarse delante de la repentina vulnerabilidad de su amigo. Cada minuto que pasaba delante de él se sentía un poco peor, porque sí que se preocupaba por él de verdad, pero también estaba utilizándolo y odiaba tener que hacerlo.

-Está bien, pero vamos a un sitio más tranquilo, aquí puede escucharnos cualquiera- Dijo el chico mirando a su alrededor en busca de algún curioso. – Vamos a llevar al pabellón dos a la chica y salimos ¿Vale? – las palabras del chico la hicieron volver a la realidad: tenían a Clarke inconsciente en el maletero del furgón, y el nerviosismo volvió a su cuerpo como un huracán.

- ¡No! – Exclamó agarrando el brazo de Lincoln, que se disponía a abrir las puertas traseras del vehículo. – Yo me encargo de ella ahora, no se va a mover está atada y amordazada Linc – Dijo intentando no sonar muy sospechosa y desesperada. Y tras unos segundos esperando una respuesta de su amigo, que la miraba extrañado, finalmente asintió con la cabeza y salieron por el gran portón del hangar. – Desembucha grandullón.

Se sentaron en uno de los troncos de madera del merendero que utilizaban los rastreadores en su tiempo libre. Lexa lo miraba expectante, esperando que comenzara a hablar, y él se removió un poco incómodo.

Pompeya: CAPITULO 2 La chispaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora