- ¿Fue tu tío el que mató a mi padre? - La rubia volvió a preguntar, esta vez más enfada. - ¡Respóndeme, Richard! O te juro que no sales vivo de esta cueva... - Dijo apuntando el cuchillo hacia él.
-No... - El chico levantó ambas manos, indicando que no quería problemas. Cada segundo de silencio por su parte acrecentaba el nerviosismo de Clarke. -No fue él... Sé que fue uno de los trabajadores de The Arc Inc, después de que pasara todo. Pero todo se desarrolló como una fatídica tragedia, fue un accidente... - Susurró esto último. Un revuelo de pensamientos y recuerdos se hicieron dueños de su mente, olvidando que estaba intentando responder a una muy angustiada Clarke al borde del colapso nervioso. La chica se dio cuenta de que Lincoln había dejado de escucharla.
-Oye, ¿estás bien? - Se acercó un poco a él, pero sin bajar el cuchillo, y en este momento el chico reaccionó.
-¿Y si no fue un accidente? ¿Y si mi tío fue el que dio la orden y, automáticamente después, lo hizo parecer una pérdida de papeles de su trabajador, traicionando la confianza también de este? Porque, después de eso, ese hombre no volvió a aparecer por la empresa... - Sus pensamientos iban a mil por hora, no podía parar de darle vueltas a toda aquella historia, y estaba seguro de que si seguía hablando con la chica, lo haría dudar aun más de los actos de su tío.
-Thelonius Jaha es un asesino - Clarke apretaba la mandíbula y el puñal en la palma de su mano, haciéndolo temblar ligeramente, mientras una silenciosa lágrima resbalaba por su mejilla. Esa imagen rompió al chico por dentro.
-Lo siento Clarke... - Fue lo único que escapó de sus labios. Tragó saliva sonoramente e intentó recomponerse, su intención no era abrir viejas heridas. - Clarke, mírame - Llamó su atención cuando esta desvió su mirada, intentando ocultar sus lágrimas. - No te he traído aquí para hacerte llorar, he venido a que me ayudes a descubrir si mi tío es mala persona - Esas palabras consiguieron traer a la rubia de su trance, pero su respuesta fue blandir en cuchillo aún más fuerte e intentar atacarlo. Por suerte, pudo esquivar el golpe.
-¡Tú tío es un puto asesino! ¡Tú mismo me lo acabas de decir! - Volvió a atacarlo esta vez con más suerte, consiguió hacerle un corte en el hombro. El chico soltó un quejido de dolor, pero se mantuvo firme.
-Han sido suposiciones, aunque tenga mucho más sentido que la versión original que me contaron... - Levantó las manos a modo de rendición de nuevo. -Necesito tu ayuda para comprobarlo Clarke, por favor... - Suplicó, llevando una mano a su hombro, para intentar tapar la hemorragia. La rubia parecía estar sopesando sus palabras. -Te lo suplico... No soporto pensar que llevo toda la vida engañado- Y este último argumento pareció convencer a la chica, que bajó lentamente el cuchillo, estudiándolo al detalle con sus azules ojos.
-¿Cómo sé que puedo confiar en ti, Richard Jaha? - Clarke lo escudriñaba con los ojos, hasta el punto de sentirse ligeramente intimidado. La dulce niña que recordaba de su adolescencia se había convertido en una mujer muy imponente.
-Pues no podría darte ningún argumento lo suficientemente convincente, ni siquiera para mí. Sólo puedo decirte que me mires a los ojos, y tengas fe en mí, y en que mi alma no está envenenada. Si fuera como ellos, no estaría aquí pidiéndote ayuda para descubrir si son mala gente - Sus ojos suplicaban, y la rubia parecía meditar su respuesta.
-¿Ella confía en ti? - Le preguntó a Lincoln, el cual, por la expresión de sorpresa en su rostro, no se esperaba esa pregunta.
-¿Cómo dices? ¿Quién? - Intentó volver a ubicarse en toda aquella conversación.
-Ella, Lexa... ¿Confía en ti? - Aclaró la chica.
-Ah, pues, sinceramente a día de hoy... no lo sé. Probablemente no, pero te puedo asegurar que sí que lo ha hecho, y yo en ella. Ha sido, y es, mi única amiga aquí - Sus ojos brillaban.
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Pompeya: CAPITULO 2 La chispa
AksiBecko Technologies no está en su mejor momento, y Becca Franko está intentando mantener la empresa a flote a pesar de todo lo ocurrido. Un inesperado suceso lleva a Clarke y a las demás hacia tierras británicas y una impensada y sorprendente incorpo...