(Pov Clarke)
Se despertó con la boca seca y un fuerte dolor en la sien derecha, llevó la región dolorida hacia una de sus rodillas, que se encontraban recogidas contra su pecho y observo que se había teñido de un intenso color rojo.
-Joder, sí que lo ha hecho creíble sí – Susurró. Se incorporó y apoyó la espalda en la pared de la furgoneta. Observó atentamente dónde se encontraba, analizando cada mínimo detalle: el furgón era viejo, el volante y los sillones estaban gastados, algunos incluso con agujeros, la tela del techo estaba descolgada y todo tenía una fina capa de polvo. – Limpian poco aquí por lo que se ve- Dijo dejando a un lado el interior del vehículo para asomar la cabeza tímidamente por la ventanilla trasera para ver el exterior, sin mucho éxito ya que estaba tintada.
La apertura inesperada de la puerta en la que estaba apoyada la hizo perder el equilibrio sin posibilidad alguna de estabilizarse a sí misma, ya que tenía las manos atadas en la espalda. Cerró los ojos como última opción, aceptando el inminente golpe contra el frío cemento. Pero en vez de recibir un duro impacto contra el suelo, sintió un empujón en sus hombros y un "ostia puta" más susurrado que otra cosa. Al abrirlos de nuevo se encontró con los ojos verdes de su compañera de equipo, ese verde intenso que la hacía estremecerse y temblar, y que se convirtió en su adicción desde aquel encontronazo en el baño de su casa en la fiesta de pijamas. No sabía cuanto rato llevaban mirándose sin moverse, pero Lexa fue la que rompió el momento llevando su mano a la mordaza de su boca. Sintió como sus dedos rozaban la piel de su mejilla y se enganchaban al filo del paño blanco que tenía atado alrededor de la cara, liberándola así de la mordaza. Dejó su mano apoyada en su mejilla sin dejar de observarla en ningún momento, iba a volverse loca, estaban tan cerca que notaba su aliento sobre sus labios. ¿Pero en qué estaba pensando? No podía besar a su compañera de trabajo, no podía volver a cometer ese error, eso sólo empeoraría las cosas y estando en la situación en la que estaban le parecía aún peor. No podían permitirse esos juegos.
-Gracias por quitarme eso de la boca, no aguantaba más – Susurró, intentando sacar de su cabeza la idea de acabar del todo con la distancia entre ellas. Lexa pareció entenderlo y liberó su cuerpo, que se encontraba bajo el de ella tras el empujón que le había propiciado hacia el interior de la furgoneta de nuevo.
-Qué menos... Y perdón por el golpe, no pretendía hacerte una herida- Se disculpó la castaña apoyando su espalda en una de las paredes del furgón, y ella la imitó hacia la pared del lado opuesto. -Tengo información, hay que hablar con las chicas y con la señora Franko, pero primero hay que sacarte de aquí, no es seguro- Jugaba con sus dedos nerviosa.
-Tu compañero va a darse cuenta de que no me has encerrado ¿no? – Preguntó la rubia frunciendo el ceño, intentando adivinar de qué trataba la nueva información.
-Me preocupa más que Pike te vea Clarke, te conoce, y va a saber que Becko está aquí, no podemos permitir eso. Puedo lidiar con Lincoln, pero no con él. Es el jefe del pabellón de los rehenes- Susurró Lexa, acercándose de nuevo a ella.
-Dios, estás en peligro tanto si me encierras aquí como si me sueltas, y todo por mi culpa...- Dijo apretando la mandíbula, un creciente enfado consigo misma empezó a hacerse notar en su organismo.
-Eh, no, no Clarke, esto no es culpa tuya. Lincoln desconfiaba de mí y gracias al numerito he conseguido recuperar su confianza e incluso le he sacado información valiosísima. Ni se te ocurra culparte, has hecho lo que tenías que hacer para protegernos a todos. Y ahora yo voy a protegerte a ti, como ya te dije aquel día antes de dirigirnos al puerto de Long Beach, no te va a pasar nada, yo voy a encargarme de ello- Los ojos de Lexa brillaban. Esas palabras hincharon el pecho de Clarke de una sensación que no supo reconocer, pero que era reconfortante, no pudo evitar volver a sentir el enorme impulso de besarla, pero todo quedó en un vistazo a sus labios, quizás más rato de la cuenta. La morena pareció darse cuenta del gesto y automáticamente se lamió los labios y la imitó. Clarke suspiró.
![](https://img.wattpad.com/cover/257946290-288-k702994.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Pompeya: CAPITULO 2 La chispa
ActionBecko Technologies no está en su mejor momento, y Becca Franko está intentando mantener la empresa a flote a pesar de todo lo ocurrido. Un inesperado suceso lleva a Clarke y a las demás hacia tierras británicas y una impensada y sorprendente incorpo...