(Pov Becca)
Entró por las puertas giratorias de la empresa a paso ligero, acompañada de Ben, su guardaespaldas, y con mil y una cosas en la cabeza. Todo estaba empezando a tomar forma en su plan pensado al milímetro, tenía que pulir muchísimo esa repentina idea, pero, si cada uno de sus agentes del consejo cumplía con su misión asignada, el golpe sería brillante, y en solo dos días. Tenía que buscar la manera de ponerse en contacto con el equipo de operaciones, pero las chicas no daban señales de vida y eso la ponía nerviosa. Confiaba plenamente en ellas, en su capacidad y en su inteligencia, pero era una realidad, el equipo de operaciones actual no solo estaba fragmentado, además, tenía una experiencia de un total de dos misiones oficiales, aunque tuvieran muchos simulacros y entrenamiento detrás, no es lo mismo... Por eso necesitaban la experiencia de Alex y sus compañeras, y la explosividad y el coraje del equipo clandestino de la misión a Múnich, para complementarse y ser un grupo, simplemente, implacable y altamente peligroso. Justo lo que necesitaban para parar de una vez por todas a Thelonius Jaha y sus idas mentales, esta vez sí que iba a encerrar a ese cabrón.
Una vez las puertas del ascensor dorado se cerraron con ellos dentro, un pequeño gusanillo llamado nervios y ansiedad empezó a cosquillearle en el estómago, toda la seguridad con la que había estado organizando y meditando su plan se desvanecía a una velocidad vertiginosa y la causa de este, cada vez mayor contratiempo, no era ni más ni menos que el inminente reencuentro con su hija Alex en la reunión de preparación al asalto.
-Señora Franko, ¿está bien? – Al parecer, Ben notó su repentino cambio de ánimos. Tragó saliva para calmar el nudo de nervios y que la voz no le temblara en exceso al hablar.
-No te preocupes Ben, estoy todo lo bien que se puede estar en estas situaciones – Sonrió sin ninguna gana, solo para tranquilizar a su empleado.
- ¿Sabe señora? Realmente la admiro mucho, por el trabajo que hacen usted y todos los agentes. Pero no me gustaría estar en su lugar, el peso de la corona la está consumiendo – Ben la miraba lleno de comprensión e intentando realmente ponerse en su piel, pero también con lástima, y lejos de molestarse por esa expresión en sus ojos, como hubiera hecho hace un tiempo, le dio toda la razón del mundo, aunque no se lo dijo con palabras.
-A mi tampoco me gustaría estar en mi lugar, Ben... - Fue lo único que dijo antes de salir del ascensor en la planta de su despacho, y cuando cerró la gran puerta de madera tras de si, se derrumbó en lágrimas.
No podía presentarse en ese estado en la reunión, no solo iba a ver a su hija de nuevo, tenía que poner en funcionamiento todo un operativo, y para eso necesitaba la mente fría. Respiró hondo varias veces para calmarse, se sirvió un vaso de whisky cargado, solo uno, no pretendía perder el control, como ya había sucedido anteriormente. Soltó su bolso en el sofá de cuero negro y se desplazó hasta la pizarra que tenía escondida bajo el mármol de una de las paredes para repasar todo lo que tenía organizado, comenzando con aquella visita a la cafetería de la avenida, donde se reencontró con el agente Tomlinson y la señorita Emori Miller.
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Pompeya: CAPITULO 2 La chispa
ActionBecko Technologies no está en su mejor momento, y Becca Franko está intentando mantener la empresa a flote a pesar de todo lo ocurrido. Un inesperado suceso lleva a Clarke y a las demás hacia tierras británicas y una impensada y sorprendente incorpo...