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Narradora

Muchos creen que el amor es una cuestión de suerte.

Algunas personas se enamoran perdidamente de otra, dirigen sus pensamientos y acciones entorno a una persona, entregan todo de si para obtener siquiera una mirada de cariño. En muchas ocasiones estas solo obtienen rechazo, decepción o traición.

Otras simplemente no llegan en el momento oportuno, aterrizan en la vida de la otra, cuando esta no ha superado su antiguo amor, no se encuentra dispuesta a empezar una nueva unión o lo mas común, ya se encuentra pendrada de otra.

Existen aquellos reacios al amor, quienes se refugian en ellos mismos, negándose a la posibilidad de amar y a su vez rechazan a quienes quieren entrar en su corazón.

Tantísima gente falla en el amor, que parece ser fortunio de pocos el encontrarse con la persona indicada, en el momento indicado, con el ambiente, situación y sinergia indicadas. Personas que tienen la preciada/invaluable oportunidad de sentir la atracción de sus seres en sus orbes al mirarse, de corresponder la intensidad de sus sensaciones.

Entre todas las posibles situaciones de desamor, traición, envidia, celos y despecho que suceden seguramente en esta tarde en la ciudad. Existe cerca al centro un bar de tamaño medio, con un publico considerable, que alberga a dos personas sentadas en la barra. Dos chicos mirándose con aquella intensidad, una sensación tan extraña y sensacional que ignora las condiciones antes mencionadas.

Estos dos pares de ojos se miran con una profundidad que ignora si sus mentes perciben el momento, lugar y situación como adecuadas. Sus miradas simplemente desbordan admiración por el rostro contrario, fascinación por la esencia que emana de los poros contrarios y una excesiva curiosidad por el cuerpo y vida del otro.

Jungkook se encuentra absorto en los azules luceros frente a el, en el angelical rostro de Jimin, el chico posee una masculinidad innegable adornada de rasgos de suprema delicadeza que le dan un aire femenino. Su rostro no era definible, no podría ser categorizado de una forma genérica. 

Era precioso, demasiado simétrico. No había otras palabras que llegaran a la agitada mente del pelinegro mas exactas a una posible descripción del rubio.

Jimin ha sentido un vacío creciente en su pecho en los segundos que lleva mirando el rostro del pelinegro. Pocos segundos han bastado para provocar una sensación en su cuerpo nunca antes había sentido, sabe que este breve momento será preso de su memoria por bastante tiempo.

No solo se trata del inmenso atractivo de la persona enfrente suyo. La timidez que percibió en el rostro del chico que se negaba a enfrentarlo hace unos minutos atrás lo inmovilizo, pues no recordaba el impacto que podían tener aquellos ojos inocentes y brillantes en su persona. Casi se siente sucio ante la mirada del chico. Sus orbes lucen vírgenes ante el mundo, como si vieran todo por primera vez, siempre abiertos e iluminados.

Mientras sigue su intenso recorrido por el rostro del chico, nota un hematoma en su mejilla derecha que hace fruncir su ceño.

— No recuerdo que tu rostro de corderito tuviera ese moretón. — decide hablar por fin Jimin, tratando de enfrentar la profunda oscuridad de los atractivos ojos de Jungkook. — ¿El idiota ese te pego?

— ¿Corderito? - pregunta el pelinegro ignorando el resto dicho por el rubio, sonriendo inconscientemente — Si no recuerdo mal nuestra agradable charla de la otra vez, me llamaste Conejo. — finaliza intentando poner una expresión seria en su rostro. 

— Pero ese día el conejito pareció enfadarse con ese apodo — menciona Jimin haciendo un puchero, que no pasa desapercibido por Jungkook.

El pelinegro no puede evitar reírse preso del ambiente agradable que empieza surgir entre ellos,  por alguna razón el apodo no le causa tanto enojo como la otra vez.

Kurabu クラブ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora