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Dos semanas después


Narradora

Un chico de cabello rubio y ojos de inusual color mar, se encuentra balbuceando y sacudiéndose cada tanto entre sus sabanas. Los impulsos lujuriosos, como él los llama, se han apoderado de su mundo de los sueños una vez mas, probando nuevamente que el orden del universo se encuentra alterado y desbalanceado, resultando en algo injusto. Porque mientras Jimin pide piedad a su subconsciente para liberarlo de la bruma de tantas sensaciones, miles de personas, por el contrario, quisieran poder entrar en su mente para observar lo que en ella se visualiza y se lleva acabo.

— Jungko... — un gemido sale de sus labios delatando por completo el contenido de su ensoñación.

Un tema del todo frecuente para su mente... y es que, el rubio había estado teniendo desde hace meses múltiples sueños con cierta figura masculina sin rostro, que tenia la capacidad de cumplir sus mas extrañas y sublimes fantasías. Siempre se trataba de la misma secuencia, él encontrándose de pronto en cierto lugar y luego viendo un cuerpo escultural aproximándose al suyo con el único objetivo de dominarlo y volarle los sesos, teniendo como resultado, el verse en la obligación de comprar mas sabanas y aumentar el cambio de estas.

Lo peculiar de aquellos sueños era que siempre que se aproximaba a su orgasmo, el rostro del chico se alzaba hacia él, pero este se veía borroso, como si la conexión de wifi de su espectacular porno se fuera de sopetón, por consiguiente nunca alcanzaba a visualizar aquel rostro.

Jimin no sabe desde cuando el cambio tan abrupto y obvio sucedió, pero aquel dios de sus fantasías de pronto había adoptado el rostro de Jeon Jungkook y el descubrimiento le había dejado con una mezcla de sentimientos. Se sentía dichoso por al fin ver aquel cuerpo por completo pero ansioso por atribuir tantos deseos a una sola persona y de manera tan inconsciente, como si todo su cuerpo aclamara por el pelinegro.

Lo curioso y divertido de este hecho, y que quizás contribuiría a disminuir su bochorno, si lo supiera... es que no es el único que sueña con aquellas escenas, pues a kilómetros de su hogar, en la habitación de un segundo piso existe el joven de cabello y orbes azabaches de sus fantasías soñando lo mismo. Quizás no con la misma secuencia de acciones o en exacta sincronía, pero sin duda ambos protagonizan el sueño del contrario y sin alguna prenda de por medio.

Ambos jóvenes han tenido tanto impacto en el otro, que han llegado a dominar hasta su subconsciente.

 El día de hoy quien despierta primero es Jimin, quien es alertado por su alarma habitual. Cuando despeja su cuerpo de las sabanas, no se sorprende de encontrar a estas húmedas, como tampoco de despertar con una enorme sonrisa. ¿Cómo no estarlo? si su sueño involucraba bondage...

No sabe con que cara mirará a Jungkook la próxima vez, cuando en sus sueños quería hasta que le escupiera encima. 

—Joder, estoy enfermo — murmura para sí mismo mientras pasa una mano por su rostro.

Con este debate mental entra a la ducha ignorando la hora y haciendo un extremo esfuerzo en no tocarse, para salir rápido de allí. Una vez cambiado, con su outfit en condiciones y su cabello secado, baja al primer piso de su apartamento dúplex en dirección a la cocina.

— Hola, mi amor — saluda su madre entusiasmada — Pero mira que sonrisa tan linda tienes. ¿Te viste ayer con Jungkook? — La mano de Jimin se congela en el aire cuando estaba apunto de agarrar una taza para su café.

— Sabes que si mamá, ¿por qué repetirlo tantas veces cuando lo viste ayer cuando me trajo? —le pregunta rodando los ojos. Kook y Jimin han estado viéndose bastante seguido, por lo que no es extraño que su mamá lo sepa, aun mas considerando aquella vez donde les encontró desnudos  en la noche donde justo había olvidado avisarle a su hijo que finalmente no se quedaría con su amiga del trabajo.

Kurabu クラブ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora