Capitulo 1 Parte II

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Canción: Home- Edith Whiskers

Hacía tiempo que Louis había vuelto a lo que llamaban "su hogar". Su familia no le quiso esperar a la hora de comer, así que simplemente lo dejó correr y se fue a tomar un baño.

El chico de ojos celestes se desvistió lentamente, encendió el grifo y dejó el agua fría correr, sin haberla puesto caliente. En ese momento Louis, se miró al espejo y prestó atención a lo delicado que se veía su reflejo. No quería pensar que lo que veía era él, pero no le quedaba otra que aceptarlo, pues era la verdad.

Sus endebles facciones eran más frágiles de lo que recordaba y sus ojos más aguados de lo que desearía.

Entonces se metió a la ducha. Si lloraba bajo el agua nadie lo notaría. Se podía ahogar solo.

¿Pero por qué alguien querría ahogarse solo?

La explicación era fácil aunque a la vez compleja, pero no tenía que dar explicaciones a nadie. Nadie le daría sonrisas de falsa esperanza, y nadie le diría que todo iba bien. Porque nada iba bien.

Una vez dentro dejó escapar un sollozo tras otro. Odiaba su vida y no cambiaría de opinión. Dejó que el agua fría resbalara con delicadeza sobre su bronceada piel mientras su mano sujetaba una esponja que en ningún momento utilizó, solo acariciaba su piel mojada de su antebrazo, casi con tanta suavidad como sus leves gemidos de dolor interno. Estaba parcialmente desaparecido por dentro. Eso le mataba.

Una vez acabó la corta -pero intensificantemente tensa- ducha, embutió su cuerpo en un albornoz de algodón color amarillo gasatado -igual al color de los posits que tanto utilizaba- y entre sus manos sujetó una pequeña toalla color beige que utilizo para secar su mechones de cabello levemente, sin mucha precisión. Mientras los hacía, pensó que su cabellera ya estaba lo bastante larga para cortar. No mucho.

Se vistió con una camiseta verde que tenía el número 28 en la espalda -la cual sus mangas eran demasiado grandes para el pequeño Louis- junto a unos pantalones largos y negros con unas vans del mismo color.

Se paró delante de la puerta, mirando el picaporte. Dudando de si agarrarlo o no.

Frotó las yemas de sus dedos, pensando, y suspiró.

Sin más abrió la puerta, corriendo hasta su habitación -que no era muy grande-, y se encerró.

Cerró la puerta tras de sí, nadie le había visto y nadie le vería.

No tardó mucho en recomponerse mínimamente y comenzó a meter mudas en su mochila. Planificaba no volver en algunos días.

La palabra volver se le hacía rara a Louis, extraña. No quería regresar a lo que era su casa, solo regresaría a Harry, su único hogar.

Borró una vez más sus pensamientos de su mente, buscando sudaderas para poder tener algo de calor en las calles de Londres, lo cual considero imposible al ver que no le quedaban sudaderas. Acababa de echar a lavar su última sudadera- la que se puso para correr-. Y apartándose el flequillo, suspiro agobiado.

Entonces decidió solamente pedirle alguna sudadera a su amigo, y sin esperar mucho, salió por la ventana. Sin aviso alguno.

Trepó por el bordillo de la ventana hasta llegar a las cañerías exteriores de la casa y deslizarse por ellas.

Y corrió. Corrió como todas aquellas veces que se había escapado de su casa. Muchas.

Tardó algunos minutos en llegar a la casa del chico, no demasiados, los justos para que no se le agotara todo el oxígeno que contenían sus pulmones.

Blue Eyes In The Blue Sea-LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora