Capítulo 10 Única Parte

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                         Canción: Gael Recuérdame (Arullo)- Gael Garcia Bernal y Lucy Hernández

Esa mañana, en el día que sería todo menos normal, Louis despertó enredado entre los brazos de Harry, esperando que el sol nunca traspasará las blancas cortinas del cuarto de su no se que es, pero me encanta.

Louis deslizó los blanquecinos brazos de Harry, muy a su pesar, para así mirar la hora y fecha de cualquier sitió alrededor.

Finalmente miró el móvil de Harry, el más cercano a él sin levantarse de la cama.

6:28 am del 18 de Enero del 2011.

Una fecha normal, un día cualquiera, un martes al azar.

Suspiró mirando el relajado rostro de Harry, esperando que su vista fuera eterna, por ense, Louis se volvió a recostar, se tapó con las pobres sábanas y volvió a cerrar los ojos, inhalando el aroma de Harry...

Petricor.

Y realmente Louis pensó en quedarse así para siempre, despertar envuelto en finas sábanas junto a Harry, le encantaba la idea, pero debía ir a su casa, debía ir a ver a su madre, debía llevarse lejos a su familia y no mirar atrás.

Se vistió con urgencia mientras miraba el blanquecino torso de Harry, realmente sin prestar demasiado atención.

Antes de nada, Louis dejó una nota para Harry, sin saber el porqué, diciéndole que le quería, y que nunca se preocupara por él, que mientras estuviera al lado de Harry todo estaría bien.

Apenas saliendo el sol, Louis corrió para ver a su madre, como aquel antiguo él que le consolaban las caricias en la falda de su madre, aquel niño que tan solo se preocupaba por reír vivir y los demás, sin embargo, ahora era un Louis diferente, había crecido y madurado, y aprendió a recordar cómo se sentían las caricias de su madre.

Con unas manos temblorosas, Louis buscó las llaves debajo del felpudo y sin mucho éxito las encajó en la cerradura de la entrada, esperando entrar lo antes posible.

La luces estaban apagadas y las persianas bajadas, así para que no entrara la luz del amanecer. Algunos muebles estaban tapados con sábanas manchadas o rotos, mientras otros muebles ni siquiera estaban.

–Mamá.--Louis alzó la voz.--Soy Louis, estoy en casa.

Pero ante los gritos, nadie respondía.

El ojiazul subió con apuro las escaleras con lágrimas aproximándose a su rostro, con jadeos que le destrozaban el pecho y con su alma apunto de quebrarse.

–¡Mamá!¡Por favor contesta mamá!--Gritó Louis entrando al cuarto de dicha mujer.

Y cuando cayó de rodillas enfrente de la cama, supo que todo había acabado para él.

Su madre no estaba.

Marck se había llevado a su madre, a su hermana... a su propia vida, y Louis lo supo porque sintió que ya no pertenecía a aquel sitio, a aquel mundo.

Desesperado, Louis se levantó, destrozando todo a su paso, rompió la puerta de la habitación de su madre para después romper el manillar de la suya, así para poder entrar.

Una vez dentro de su habitación, Louis comenzó a jadear por la gran cantidad que necesitaban sus pulmones, sin embargó, aún con una fuerza de voluntad diminuta, tiró todo lo que yacía en su escritorio al suelo, acompañado de sus propias rodillas y lamentos.

Y Louis pensó... que para vivir, porque ya no tenía nada, absolutamente nada. Lo único que quedaba en su cuerpo eran cicatrices que le recordaban todo lo que pasó en su vida.

Blue Eyes In The Blue Sea-LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora