-No, Ela, ya te dije que me siento bien.Desde el lunes cuando me habían dado de alta Elaysa se la pasaba llamando a cada hora a preguntar cómo estaba y ahora quería venir para asegurarse de que me encontraba 'bien'. Siempre ella.
-¿Segura? - repitió por enésima vez.
Sonreí ante su insistencia.
-Sí, bien segura, además tengo a Mick aquí -soltó un suspiro que llegó a mis oídos al otro lado de la línea.
Mick por su parte estaba ocupado escribiendo algo en su móvil, seguro trabajo. Todo se le había acumulado. Quise ayudarlo un par de veces pero solo logré que ambos perdiéramos la paciencia, la arquitectura no era lo mío y lo había corroborado.
-Llámame si necesitas algo -dijo sin mucho ánimo.
-¿Sucede algo?
Tardó un momento en responder.
-Esta es la definitiva. Charlie y yo nunca más.
No podía aconsejarle nada porque era pésima dando uno a eso se le agregaba que no conocía a ese tal Charlie con el que Ela siempre vivía peleándose y al que decía estar enamorada, Ela siempre andaba enamorada.
-No sé qué decir Ela...
-No tienes que decir nada simplemente quería que lo supieras como mi mejor amiga que eres -sonreí.
Terminamos la llamada con una Ela un poco más animada pero también destrozada.
Era viernes así que Mick mañana estaba libre. Desde el incidente del lunes no habíamos tenido más contacto que suaves besos y palabras reconfortantes de él hacia mí. Por momentos quería abalanzarme a por él pero me detenía el hecho de que aún me sentía insegura con mi cuerpo y con Mick. Algo positivo es que ya llevaba tres citas con la Dra. Irvine para mi buena suerte me habían ayudado mucho y lo estaba llevando todo bien a excepción de las dos primeras noches cuando despertaba de una horrible pesadilla donde se rememoraban los hechos, ese hombre tocándome sin mi consentimiento y yo gritando sin parar. Mick estuvo allí tratando de calmarme y dejándome llorar en su pecho.
-¿Tienes mucho trabajo? -dije al ver que no despegaba la vista del móvil.
Levantó mirada algo... ¿nerviosa?
-No, solo unos detalles mínimos y todo listo -carraspeó para seguir hablando, lo miré extrañada -. ¿Vas el lunes a trabajar?
Lo había olvidado. El martes llamé a George para decirle que si me podía esperar para la próxima semana, claro que si ya tenía a otra en el puesto no había problema, mi nuevo amigo contestó que estaría estupendo pero que lo primordial era que me sienta mejor a lo que respondí que lo estaba llevando bien y él no hizo más que felicitarme y darme algunos nuevos datos a través de un correo que envío de inmediato donde había mucha información que según él, debía de empezar a relacionarme con ella.
-Sí, seguro. Entonces tenemos el fin de semana para ambos -dije desde mi posición en mi lado del sofá.
Mick se acercó gateando hasta quedar cernido sobre mí.
-¿Me dices cómo podemos aprovecharlo? -preguntó muy seductoramente y tan suave para que sólo mis oídos captaran el mensaje.
No pude evitar removerme nerviosa, lo notó y enseguida se enderezó.
-Lo siento -dijo ya sentado.
-No lo hagas -respondí con un hilo de voz que delataba que pronto me iba a echar a llorar -. Soy yo la del problema.
ESTÁS LEYENDO
Falacia del Amor
Teen FictionLa vida, la palabra más compleja que existe, sí a mi edad nada es como parece. Las personas que engañan no son de mi agrado más bien las odio, suena irónico pero esas personas son las que más llegamos a amar.