Todo al lado de Mick parecía fluir era como si durante tanto tiempo hubiese estado sumergida en el océano y de pronto alguien agarrara mi mano para sacarme a la superficie. Con él todo parecía fácil, no había complicaciones.
La semana pasó muy rápido. Cada que llegaba a la universidad ya quería correr al departamento de Mick y refugiarme en sus brazos. El viernes publicaron las calificaciones de todos los exámenes, los aprobé .
El sábado salimos a correr por la mañana y terminamos besándonos en el césped de un parque.
- Eres lo que le sigue a hermosa - puso un mechón tras mi oreja, mientras yo lo miraba desde mi posición recostada en el césped - y como para hacerte más valiosa, inteligente - besó la punta de mi nariz.
Toqué su cabello y lo revolví un poco.
- Tú no estás nada mal - dije coqueta y le di un suave beso en la comisura de sus labios. Me pegó más a su cuerpo y posó sus labios sobre los míos.
- Me vuelves loco de una manera que no comprendo - susurró mientras acariciaba mi espalda - y sé que tú sientes lo mismo sólo que de nuevo estás guardando tus sentimientos.- Negué y metí mi cabeza en el hueco de su cuello.
- No es eso - musité con mis labios rozando su piel - si no lo he hecho es porque no sé cómo - alcé la vista - dame tiempo.
Besó mi frente y asintió.
Regresamos al departamento sin decir ni una palabra. Sólo esperaba que mi respuesta no lo hubiera molestado.
- Voy a darme un baño y luego regreso - dijo
- Está bien.
Desapareció por el pasillo. No quise lastimarlo en lo absoluto sencillamente fui sincera y supongo que en una relación debes aceptar a la otra persona con sus defectos y virtudes.
Me duché despacio para darle y darme tiempo de pensar. Me vestí con unos shorts jeans y una camiseta rosa y me senté en el gran mueble, a meditar.
Si quería que esta relación funcionara debía abrirme más. Como dijo papá debía abrirle paso a los sentimientos, se lo prometí y no fallaría. Decidí ir a ver a Mick y decirle que lo haría mejor, que todo sería diferente.
Toqué su puerta. Nada. Debería estar allí como dijo. Volví a intentar, nada. Entonces me fui enojada. No lo entendía pues sus motivos para no abrir la puerta eran algo vagos porque primero no dialogó conmigo, segundo porque él sabía cómo era yo.
Esa noche no pude dormir por la necesidad de verlo, besarlo y disculparme. Luego de lo que parecieron horas caí en un sueño profundo.
Desperté dando tumbos, me sentía enferma. Cuando fue medio día no lo resistí más entonces fui a su departamento y regresé al mío sin respuestas. Me estaba consumiendo y no sabía qué hacer así que decidí que un mensaje no vendría mal.
S: Hola, siento lo de ayer. He llamado a tu puerta.
Esperé que me contestara de inmediato como siempre lo hacía sin embargo no sucedió. Bueno quizás como el domingo anterior tendría trabajo, puede que no deseara que lo desconcentraran.
Durante la tarde y parte de la noche pasé llamando a las empresas de los clasificados del periódico ya era hora de un trabajo de verano, conseguí dos entrevistas para el miércoles . A las ocho lo llamé y tenía el móvil apagado, ¿qué le ocurría? No era normal este tipo de cosas y menos en él.
Me levanté desconcertada llevaba un día y medio sin verlo, sin tocarlo, sin poder probar sus dulces labios. Sentí mojadas las mejillas, lo extrañaba y deseaba remediarlo todo. Lloré por no sé cuanto tratando de quitarlo de mi cabeza pero no podía, dolía mucho tenerlo lejos.
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Falacia del Amor
Teen FictionLa vida, la palabra más compleja que existe, sí a mi edad nada es como parece. Las personas que engañan no son de mi agrado más bien las odio, suena irónico pero esas personas son las que más llegamos a amar.