Capítulo 9

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Agonía: f. Pena y aflicción extrema. (RAE)

El agonía era parte de lo que mi cuerpo y alma sentía, el diccionario podía publicar millones de palabras sin apenas saber el sentido que éstas competen en nuestras vidas. Permitimos que los sentimientos permanezcan allí pero nunca le damos sentido hasta cuando perdemos algo y empezamos a valorarlos más que antes.

Mick llevaba tres días sin decirme nada en lo absoluto, desde el día miércoles cuando se presentó en mi departamento en aquel estado. Ela llamó el viernes en la noche y me informó que por el momento su visita se posponía debido a que su artículo había sido elegido para la revista, se mostró muy emocionada, y estaba en planes de contrato para una editorial. No entré en detalles sobre mi situación pues me parecía imprudente arruinarle un buen momento a mi mejor amiga, opté por felicitarla y no centrar la conversación en mí, sin embargo ella notó mi aflicción y preguntó qué me ocurría pero la evadí diciendo que estaba con síntomas de haber contraído gripe. ¡Gran mentira!

Parada frente al ventanal reflexionaba sobre qué error había cometido para estar en este estado de agonía e incertidumbre. Será que Mick se dio cuenta de que la imbécil era yo y no él... Desconocía por completo sus motivos para alejarse de mí de manera abrupta. ¿Acaso no di suficiente?

Durante estos días llamé a su móvil pero lo mantenía apagado. No comprendía. Le envié mensajes y nada, por último recurrí a otra nota donde le decía que sentía si en algún momento lo había ofendido pero supongo que ni por más que me parara frente a su puerta, él volvería a mí. Era el momento de resignarse como siempre decían las chicas fuertes: Nunca fue para mí. Pero... era tan difícil sacarme su aroma, su caricias, sus carnosos labios rosa...

No pude seguir mirando la noche que en mi estado de ánimo parecía triste. Sábado y mi vida no era como la mayoría de adolescentes, lloraba por un amor inconcluso. Cogí mi Mac, el mayor escape en estos últimos días, empecé a teclear sin parar.

Pensamos que estamos completos hasta que perdemos una parte nuestra y se nos es muy difícil resconstruirla. Cuando eliges amar pierdes una parte de ti, esta la das con tu consentimiento, pero a la vez te sientes completo simplemente das y llenas. Permitimos que el otro se adueñe de ese rompecabezas del que te compones pero nunca sabes si el amado lo completará sólo arriesgamos sin saber nada,sin prevenirnos. Entregamos todo por el todo pero ¿A quién adueñamos nuestros sentimientos? ...

Paré. Cerré al Mac porque ya estaba empezando con mis sentimentalismos. Puf. Me hacía esas preguntas de "y si hubiera..." pero nada parecía acabar de rondar mi cabezota. Me levanté para tomar la opción del sueño cuando... la puerta fue tocada, fue un sonido casi insonoro pero lo escuché. Corrí a abrir. Giré la perilla y jalé rápido. Era él. Estaba caminando hacia su departamento sólo vi su espalda y sus largas zancadas. Me evitaba, y seguro escuchó que abrí.

-¡Eres un cobarde! -grité sin importarme mis vecinos. Giró y por primera vez,en tres días, vi su rostro que se encontraba marcado por ojeras, igual al mío.

Inesperadamente caminó hacia mí y paró a pocos centímetros de mi cara, era tan dificultoso no abalanzarme por él, no besarlo y no absorber su olor.

-¿Qué quieres escuchar?- susurró

-Quiero que me des respuestas, quiero que me digas qué hice para que te alejaras... - no pude contenerme más y el nudo en mi garganta hizo efecto en mis ojos que empezaron a derramar lágrimas.

-Nunca te he querido hacer daño y menos ahora... pero sólo me alejé porque... Te amo y... no creo que merezcas a alguien como yo.

-¿Qué dices? ¿Es que acaso no he dejado claro mis sentimientos?- no comprendía, si profesaba tanto amor por mí por qué me dejaba en el primer desliz.

Falacia del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora