Imágenes de mi padre y yo pasan por mi mente. Recuerdo aquel día soleado cuando fuimos a La playa de los Delfines en Australia, fue el mejor día de mi vida, aunque tenía una corta edad lo recuerdo con tanta claridad. Nunca olvidaré esas tardes cuando salíamos y regresábamos a casa con ganas de comer esos sandwich que tantos nos gustaban y como hacíamos de la cocina un completo desastre. Extrañaré las noches en las que iba a mi habitación y conversábamos hasta que veíamos el amanecer.
Pero eso ya no volverá nunca más, nunca volverá a abrazarme, nunca me susurrá cosas graciosas mientras mamá me regaña, nunca volverá a decirme "Stefy", nada volverá a ser igual porque ha muerto.
Intento no enfocar esa verdad, papá no ha muerto... papá no ha muerto. El dolor es incomparable, quema, quema mi pecho y siento que las lágrimas amenazan con salir. Estaba de camino a mi departamento cuando mi tía Wen llamó.
—Hola... —presentía algo extraño
—Hola Stephany, ¿dónde te encuentras? —dijo mi tía Wen con un tono que nunca en su excéntrica personalidad había oído
—Estoy caminando hacia mi departamento ¿por qué lo preguntas?
—Hija necesito que tomes asiento esto que te voy a decir es muy doloroso - sólo podría haber algo doloroso y que eso ocurriera en Londres. A mi padre le pasaba algo.
—Es sobre mi padre ¿verdad? —sentía ya como todo a mi alrededor empezaba a dar vueltas.
—Tranquilízate sí... no quiero que te ocurra nada —lo decía como si estuviera hablando con una niña de cuatro años.
—¡Dime! —estaba gritando prácticamente y la gente que iba a mi alrededor me miraba interrogante. No me importaba era mi padre, mi pilar, el único ser que me ha amado. Me tranquilicé —Por favor me dices qué ocurre... —ahora hablaba con un hilo de voz.
—Está bien pero primero busca un lugar donde sentarte —. ¡POR DIOS! ¿Qué demonios pretendía?
—Okay —mi voz sonaba rasposa.
En cuanto llegué a una cafetería me senté en una de las mesas apartadas del resto de personas y le marqué al móvil. Contestó en un silencio incómodo.
—Bueno dime qué le ocurre a mi padre, es obvio que es sobre él, dime ¿está enfermo o se fracturó algún hueso jugando golf? —pregunté ya con rabia no sabía el motivo por el que llamó de esa manera ni por qué hablaba tan limitadamente.
—Stephany tu padre... hija tu padre... ha muerto
—¡¿Qué?! ¡No! —grité —Tía por favor con eso no se bromea —sonreí sin ánimos, esto debía ser una broma. ¡Claro! Mi tía siempre las hacía. Una vez cuando estaba en la secundaria y un chico que me gustaba iba a visitarme ella se encargaba de preguntarle si yo le gustaba y lo intimidaba tanto que él terminó yéndose y luego de eso escribía en mis cuadernos su nombre y el mío. Loco pero verdad. Mi tía nunca se ha casado y peor tiene relaciones formales vive la vida de soltera y eso me encanta de ella, que disfrute, quizás algún día podamos hacer esas cosas divertidas de las que tanto me conversa.
Sé que lo que me está diciendo es mentira.
—Stephany con todo el dolor de mi alma lo que te estoy diciendo es cierto, tu padre ha muerto de un paro cardíaco. No sabemos cómo ocurrió pero lo encontramos... ni quiero pronunciar esa palabra. Lo encontramos en su oficina.
—No se qué decir —miré a mi alrededor —Me tengo que ir —sé que no podía permanecer más tiempo allí, tenía que correr.
Salí lo más rápido de aquel lugar y me encontré caminando rápidamente por las afueras de aquellos edificios, lloraba y no sabía cómo terminar con el dolor sólo quería que parara. Como si de una película se tratase empezó a llover, algo muy común en Miami, caminaba sin rumbo sólo quería despejarme del dolor.
Sin darme cuenta llegué al edificio de departamentos que tanto conocía, subí el elevador el cual ya estaba ocupado sólo entré sin mirar quién era porque ya me bastaba con saber que en cualquier momento me desmoronaría completamente.
Sin esperarlo aquella persona tocó mi hombro y no giré porque sabía que a esas alturas el maquillaje se me habría corrido y que ni siquiera me veía presentable así empapada por la lluvia.
—Hola... ¿Estás bien? —preguntó la voz de un hombre. Me giré un poco y lo vi. Era una cabeza más alto que yo tenía una mirada tranquila y acogedora, me miraba y yo no me perdí por un momento en sus ojos avellana hasta que volví a la realidad y volteé dándole la espalda, no quería que nadie me molestara deseaba estar sola. Así que negué al tiempo que se abrían las puertas del elevador y yo salía prácticamente corriendo a mi departamento.
Cuando entré lo primero que hice fue gritar de coraje por no poderlo ver por última vez, por no poderle decir que lo quería por última vez, por no estar en Londres y abrazarlo. Odiaba estar tan lejos. Lloré hasta que sentí que las lágrimas se terminaban, fui hacia la ducha, me metí en ella sin importarme que estaba completamente vestida sólo lo hice de manera automática. Ya más tarde mis dientes castañeaban, me incorporé sin ánimos, tomé una ducha correctamente para después irme a recostar. Quería dormir y no volver a despertar y no recuerdo en qué momento caí en un sueño liviano lo que sí supe fue que mi último pensamiento fue él. Mi padre
Hola! Estoy incursionando por primera vez en esto de escribir y sé que este capítulo no es muy largo pero es como una introducción para lo que viene de la historia.
Por favor me dejan sus comentarios y votos.
Besos ;)
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Falacia del Amor
Teen FictionLa vida, la palabra más compleja que existe, sí a mi edad nada es como parece. Las personas que engañan no son de mi agrado más bien las odio, suena irónico pero esas personas son las que más llegamos a amar.