CRISIS DE UNA SONRISA | Fanfic Izzy Stradlin/Mundo Rock

CAPÍTULO I

Parte 4

Los Ángeles, California - 1987

     Después de dos días en el hotel ya estaban aburridos, no podían salir como turistas a cualquier lado porque las personas fácilmente los reconocían y empezaban a perseguirlos sin darles tregua. Estaban encerrados. El hotel a pesar de ser increíblemente cómodo era extremadamente aburrido, no había nada que hacer en él. 
     Inefable y Guns N' Roses habían mantenido su distancia desde ese día que se habían peleado Hernández y Rose, ignorándose entre sí, aunque no era lo mismo con Izzy Stradlin y Andrea, siendo los que se hablaban y veían por las tardes al igual que Duff Mckagan y Oliver.
     Las únicas bandas que interactuaban todo el tiempo entre sí era Caifanes e Inefable, siendo inseparables por la amistad que habían forjado en poco tiempo. 
     - Cosa.
     - Sexo.
     - Diego, el sexo no es una cosa, ponte cero - el tecladista escribió quinientos debajo de su respuesta a lo que la baterista refunfuñó.
     - Eso no es justo, te mereces un cero por menso.
     - No, quinientos por ingenioso.
     - Ya quisieras - agarró su cuaderno y le puso un cero con tinta roja.
     - Aah.
     - No puedo creer que llevan media hora jugando basta, ¿ya se acabaron el abecedario?
     - Aún no - dijo Herrera, - faltan como tres o cuatro letras que nos saltamos antes.
     - ¿Por qué no hacen otra cosa?
     - Es aburrido este hotel, no hay mucha cosa que hacer - respondió de nuevo el tecladista -. La entrevista de ayer te dejó muchos pretendientes, Andrea.
     - Sí, es extraño y más porque uno de ellos viajará con nosotros durante toda la gira. 
     - Yo diría que dos.
     - No, solo uno, Daniel, el otro ya no cuenta, tiene pareja. 
     - Así que el rubio es Steven Adler - asintió, chasqueando la lengua - no sabía, solo quería confirmarlo.
     - Dejemos eso de lado, ¿ustedes ya están preparados para lo noche?
     - Mentiría si te dijera que no estoy bien "pinche" nervioso, porque lo estoy y demasiado. ¿Ustedes?
     - Me voy a desmayar - rio la baterista - se vendieron todos los boletos, absolutamente todos.
     - No me sorprende, somos fabulosos.
     - Eres un vanidoso, Daniel.    
     - Yo estoy nervioso por la sorpresa, eso es lo que me preocupa - comentó Herrera. - En realidad es algo que me preocupa bastante. 
     - Todo saldrá de lo más mejor, te lo juro - lo abrazó de los hombros Andrea, mirando al vocalista - ¿Verdad, Daniel?
     - Se van a arrodillar ante nosotros - bromeó, aunque sus palabras habían sonado con demasiado convencimiento. 

     - Andrea - la chica volteó, encontrándose con el cantante.
     - Te ves increíble, Saúl -se acercó y arregló su chaqueta, eliminando los dobleces - ¿Ya están listos?
     - Gracias, tú también te ves increíble - se miraron a los ojos con una sonrisa - aunque estoy muy preocupado por una canción.
     - ¿Cuál?
     - La negra Tomasa, la última vez no fue tan bonito como pensaba… Me quedé sin guitarra.
     - Todo saldrá bien, ya verás que no tendrás que ir corriendo por una guitarra nueva - rieron - por algo les pedimos que vinieran con nosotros, ¿No? - después de un corto periodo de silencio, por impulso se acercaron y besaron, separándose al escuchar un carraspeo a sus espaldas.
     - ¿Los interrumpo en algo? - se burló el guitarrista, alzando las cejas repetidas veces - ¿Atentas contra mi prima Hernández?
     - Ya estamos listos - interrumpió Alfonso - ¿Qué?, parecen asustados ustedes dos. 
     - No es nada - interrumpió la baterista y tras sonreírle a los chicos se retiró a su camerino, totalmente apenada por haber correspondido el beso del cantante, sintiéndose avergonzada.
     Saúl miró apenado a Axel y solamente lo único que pudo hacer fue encogerse de hombros e ir con su banda, colocándose en su posición junto a Diego y Sabo.
     - Oye Saúl, ¿todavía tienes un poco de labial rojo para mí? - preguntó Diego señalando sus labios, ya que Saúl tenía maquillaje en los suyos - ya sabes, para verme mucho más sexy. 
     - Besé a Andrea - sus amigos lo miraron sorprendidos.
     - ¿Que hiciste qué? - preguntó Sabo, anonadado - ¿Neta lo hiciste?
     - Sí…