CAPÍTULO II

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Parte 1

Nueva York, 1987

     - Odio la ciudad.
     - Y comenzamos mal.

     - Es un "penthouse" - dijo Axel, totalmente asombrado.
     - Bueno, ahí nos vemos - se dio media vuelta, pero su hermano lo regresó de golpe agarrándolo de su mochila - yo no me voy a quedar aquí. 
     - Por favor, deja de ser amargado y disfruta de esta majestuosa maravilla. 
     Decía Axel, maravillado, dejó caer sus maletas en el suelo y empezó a correr por todo el lugar, riendo y saltando como si fuese un niño pequeño. Daniel y Andrea se miraron riendo entre dientes, mientras que Oliver solo refunfuñaba de mala gana. 
     - ¡Andrea, mira esto! 
     La baterista roló los ojos y fue con su primo. Daniel observaba todo en silencio, era más de lo que pudo haberse imaginado, mucho más de lo que hubiera podido alcanzar. Se había acostumbrado tanto a la pobreza que el estar en un lugar de esa calidad se le hacía surrealista, un sueño fantasioso de un niño pobre con sueños de ricos. 
     - ¿Todo bien? 
     - Si - los ojos se le llenaron de lágrimas - solamente no puedo creer que después de tanto tiempo de vivir en los ranchos y luego en las calles estemos aquí…
     Oliver lo abrazó de lado, palmeando su espalda.
     - Es hermoso - murmuró, relamiendo sus labios y derramando unas cuantas lágrimas.
     - ¡¿En serio nos quedaremos aquí?! - gritaron a sus espaldas.
     Los cuatro voltearon y miraron a la otra banda. Diego tenía la boca abierta, incluso se podría llegar a pensar que la mandíbula se le había dislocado. Tanto Caifanes como Inefable miraban el penthouse con la boca abierta, nunca llegaron a pensar que estarían viviendo en un lugar así, o tan si quiera pasarlo. 
     - ¿Ya empezaron a acomodar sus cosas?
     Ingresó Hale al lugar, hasta el hombre de mayor edad que ellos alzó ambas cejas al mirar dicho "lugarcito", incluso la boca la tenía semi-abierta. Los músicos negaron en respuesta a su pregunta.
     - Quiero que se instalen mientras yo voy a ver a los otros agentes de las bandas, no quiero que rompan nada o les costará la vida, ¿entienden?
     - Entendido - dijeron todos en un grito militar, saludando.
     - Inmaduros - murmuró y salió del penthouse, aunque se tuvo que regresar por escuchar el sonido de algo romperse - ¿Qué fue…? - "mágicamente" ya no había nadie en la sala ni en la terraza - a parte de su gerente voy a tener que ser su niñera otra vez. 

     - Inicia ahora - dijo Andrea y giró la botella - dos tragos. 
     Oliver tomó dos tragos de vodka y sacó un papel de la bolsa - "Viento" - tomó la armónica y empezó a tocar una pequeña parte de la canción, improvisando - supera eso Diego.
     - Vamos Andy - la chica hizo girar la botella. Cuatro tragos. El tecladista bebió cuatro tragos de tequila, bebiendo estos como si solo se tratase de agua. Sacó un papelito de la otra bolsa - "Palabras de Color" - alzó las cejas y con una sonrisa tomó la armónica, tocando exitosamente una parte de la canción.
     - Axel, Sabo - intercambiaron lugares con el tecladista y el bajista, Andrea hizo girar la botella - dos tragos para Sabo - el bajista bebió dos tragos de vodka.
     El bajista metió la mano a la bolsa y sacó el papelito - "Dioses venerados" - hizo una mueca. Tomó la armónica y apenas si pudo acordarse de la canción, pero finalmente tocó con éxito una parte de la canción. 
     - Eso no es nada - le hizo una seña a su prima e hizo girar la botella. 
     - Los primeros cinco tragos de la noche caballeros - Axel sonrió en grande y bebió los cinco chupitos de vodka.
     El guitarrista metió la mano a la bolsa y sacó un papelito - "La Negra Tomasa" - rio - está regalada - tomó la armónica y tocó la parte de la canción, acabando con una sonrisa egocéntrica. 
     - Yo quiero girar la botella - dijo Diego y Andrea le cedió su lugar, sentándose junto a Saúl.
     - ¿Cómo se les ocurrió este juego?
     - Lo hicimos desde niños.
     - ¿Qué?
     - No, obviamente sin el alcohol - rio - nos dábamos vueltas que casi era lo mismo, nos mareábamos, escogíamos una canción al azar y teníamos que replicarla, si alguien se equivocaba se le imponía al perdedor un castigo. 
     - Vaya, de las vueltas al alcohol - sonrieron - ¿Cuál es lo máximo que has aguantado de tragos?
     - Nunca he tomado alcohol, no puedo por algo biológico, así que, cuando ellos empezaron a tomar alcohol yo dejé de jugar, no he jugado hace mucho tiempo.  
     Se quedaron juntos, mirando cómo los demás se divertían y ya empezaban a tambalearse, o a cerrar y abrir los ojos continuamente. El primer perdedor fue Diego y después Daniel, quiénes terminaron mucho más ebrios que los demás. 
     - Vamos Saúl, te toca - negó - vamos hermano, te toca jugar, defiende a tu banda - dijo Diego con una risa boba en su rostro. 
     - Bueno, pero te reto a ti - miró a Andrea - veamos cuántas vueltas eres capaz de aguantar. 
     - ¡Eso Andrea! - gritó Daniel y cayó al sillón, totalmente borracho.
     Le dieron cincuenta vueltas a cada uno, dejándolos lo suficiente mareados como si hubieran bebido. Andrea sacó el papelito - "Mátenme Porque Me Muero" - sonrió, tomó la armónica y tocó una pieza de la canción, aunque estuvo apunto de equivocarse.
     Saúl tomó un papelito - ay no - se arrepintió de haber jugado - "Vengo de…" - lo abuchearon, diciéndole que mejor ya se rindiera, pero el cantante tomó la armónica y comenzó a tocar la canción más difícil de Inefable, era una canción "hecha a lo bestia",pero, para la poca fortuna del vocalista, se equivocó cuando iba a terminar. 
     - ¡Castigo, castigo! - entonaron un canto todos. 
     Andrea tocó su barbilla como un villano, como alguien pensando en la condena de una persona - vamos allá abajo al bar, a esta hora estarán todos y bailarás.
     - Eso es fácil - dijo Saúl.
     - Como si fueras un stripper - la sonrisa se fue del rostro del rizado - en la barra. 
     - Eres demasiado cruel.

CRISIS DE UNA SONRISA | Fanfic Izzy Stradlin/Mundo RockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora