II

89 8 0
                                    

''¿Estoy hablando conmigo mismo?

¿Hay alguien ahí fuera gritándole a las paredes? 

No me identifico en absoluto''

(Am I talking to myself?

Is anyone out there screaming at the walls? I can't relate at all)


SUBSTANCE - Demi Lovato

LOUIS

Caminábamos tranquilamente rumbo hacia la cafetería cuando una figura familiar llegó a arruinarlo todo.

—Pero bueno, miren qué tenemos aquí, el marica de Louis y... —se detuvo un momento mirando a mi acompañante, que estaba detrás de mí—. ¿Eres nuevo? —una sonrisa de medio lado se hizo presente.

—¿Eso a ti qué? —dijo James, tomando mi brazo dispuesto a seguir caminando.

—¿Pero a dónde van si apenas empezamos a hablar? —Patrick bufó para luego empujarme, quedando así frente a James.

—¿Se te ofrece algo? —soltó James con tono de enojo.

—¿Pero por qué la cara larga? Si solo quiero ser tu amigo —rió burlonamente—. Y como tu amigo, quiero advertirte que ese idiota no es buena compañía —dijo señalándome y posando su brazo alrededor de James.

—No me toques, idiota —sus firmes palabras fueron seguidas de un empujón hacia Patrick.

La cafetería entera era ahora testigo de esta conversación. Nunca nadie había tocado a Patrick, mucho menos empujado. Podía ver cómo algunos empezaban a grabar con sus teléfonos. Esto no era buena señal.

—James —traté de acercarme, pero frente a mí se posaba uno de los amigos de quien había comenzado este innecesario alboroto, impidiendo mi paso.

—Si me disculpas —James abrió paso y quitó a Carlos, quien estaba enfrente mío—. ¿Estás bien? —comentó con algo de preocupación.

—Todo está bien, solo vámonos, por favor —él asintió dispuesto a avanzar, pero otra vez Patrick se posó frente a nosotros.

—¿Qué pasa, ya se van? —soltó riendo.

Vi cómo un puño golpeaba a Patrick en el rostro.

¡Carajo! —me dije para mis adentros—. Primer día y ya se metió con el único idiota con quien nadie se mete.

Patrick respondió a este golpe y, de un momento a otro, la cafetería era un ring de boxeo. Los intentos por separarlos eran inútiles, hasta que Carlos finalmente lo logró.

—¡SUÉLTAME! —gritaba Patrick, quien ahora estaba ensangrentado, tomado de los brazos por Carlos.

James se levantó y sacudió su pantalón para luego preguntar:

—¿Ahora sí podemos comer? —Me dedicó una sonrisa y no pude evitar fijarme en su labio, que estaba levemente herido. Notó mi preocupación y soltó de repente—. No te preocupes, peores cosas me han pasado. En unos días no lo notaré —me dedicó una sonrisa. Yo solo me limité a devolverla y guiarlo a alguna mesa.

En el camino a la misma no pude evitar notar las miradas y murmullos, pero preferí ignorarlos.

—¿No te lastimó, cierto? —añadió al llegar a la mesa.

—No te preocupes, no debiste hacer eso —comenté preocupado.

—Los idiotas como ese me sacan de quicio y parece que acostumbra a meterse contigo —dijo para luego añadir—. Cinco minutos de kárate mal no le van a hacer —rió.

Aquel comentario me había parecido muy gracioso, así que no pude evitar soltar una risa.

Pasaron unos dos minutos. James estaba concentrado en su sándwich. Yo, por otro lado, solo tenía una botella de agua y mil pensamientos en mi cabeza. Para romper el hielo, solté:

—¿Cómo llegaste a este colegio? —Mi pregunta lo tomó por sorpresa, levantó su mirada de repente, tomó un sorbo y luego respondió:

—Pues yo vengo de mi casa.

—Ja ja, qué gracioso —dije.

—No es chiste —bufó—. Estudié en casa casi toda mi vida, pero los últimos tres años estudié en un colegio pequeño a las afueras y conseguí una beca, por lo tanto, nos tuvimos que mudar.

—Debe ser genial estudiar en casa.

—Ni en sueños —rió—. Vivir bajo un régimen tan estricto no es nada divertido, créeme.

—Oh, ya veo —reí de igual manera.

—Oye, ya que estamos, te propongo algo —una idea recorrió mi cabeza de pronto.

—Te escucho —dijo intrigado.

—¿Qué tal si vamos a la feria el viernes?

—Pues es que no sé si yo... —soltó extrañado, rascando su nuca—. No quiero molestar.

—Venga hombre, que no molestas. Después de todo, te mudaste hace poco, ¿no? Aprovecho y te muestro la ciudad —comenté con algo de emoción.

—Me convenciste —dijo sonriente.

—¡ESA ES LA ACTITUD! —propuse un poco más emocionado de lo habitual, lo cual despertó algunas miradas. Él solo se limitó a reír.

Solo Un Poco De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora