Solo Un Poco De Amor

XV

''Esperando en un coche

Esperando un viaje en la oscuridad

La ciudad nocturna crece 

Mira el resplandor del horizonte''

(Waiting in a car
Waiting for a ride in the dark
The night city grows
Look at the horizon glow)

Midnight City - M83

LOUIS

La noche se desplegaba ante nosotros como un abanico de posibilidades. James tenía unos vaqueros azul oscuro que resaltaban sus ojos, una chaqueta de cuero verde y una camiseta blanca. Yo por mi parte, tuve que comprar ropa mas ''viva'' por que Aye quería que fueramos del mismo color; puesto que tenía una camisa arremangada a la altura de los codos color rojo vino unos vaqueros negros y mis botas favoritas, nos miramos en el espejo. Mi madre, con su sonrisa cálida y ojos brillantes, nos tomó una foto. 

-Péguense más- nos indicó, y obedecimos. Con mi cabello oscuro y ojos inquietos, me sonrojé ante la atención. 

-Mamá, es solo una fiesta, no una graduación- protesté, pero mi voz temblaba de emoción. James, a mi lado, no pudo evitar reír el sabía que jamas había asistido a una fiesta. Mi padre, con su aire paternal nos observó.

 -No me importa- dijo, -es la primera vez que te veo con otro color que no sea negro. Se ven guapos los dos- Luego de esto era momento de dirigirnos a la fiesta.

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Ayesha nos esperaba en la esquina, su top rojo resaltando contra la noche. Su cabello rizado caía en cascada sobre sus hombros, y sus labios eran un rojo intenso que parecía desafiar a la gravedad. 

-lista? luces hermosa- dije sonriente, y ella asintió con una sonrisa no sin antes depositar un beso en mi mejilla en forma de saludo. 

La mansión de Michael se alzaba ante la oscuridad de la noche. Las luces titilaban en los jardines, y la música se filtraba por las ventanas abiertas. James y yo nos quedamos boquiabiertos al ver la magnificencia del lugar.  

Michael nos recibió en la entrada, con una sonrisa que parecía abarcar todo el universo. "Bienvenidos", dijo, con dificultad debido al volumen dela musica. "Espero que disfruten de la fiesta". Los invitados se movían como sombras, el alcohol flotaba en el aire. 

La mansión se extendía en todas direcciones. Salones con lámparas de araña, pasillos interminables, habitaciones con puertas cerradas. James y yo nos miramos, compartiendo la misma pregunta: ¿cómo era posible que alguien viviera en un lugar así? 

La música nos atrapó, y los cuerpos se movieron al ritmo de la noche. Ayesha desapareció en la multitud, y sentí el corazón latir en mi garganta. James me miró y sonreí ante aquello. Así dio inicio nuestra noche.