FMSD / Chris Evans

Capítulo 13

  Las pequeñas burbujas de la olla iban aumentando su tamaño y su intensidad ante el aumento de temperatura del agua, siendo contempladas por los oscuros ojos de Diana.

Ya había pasado un rato desde la visita de Kristen, aunque seguía sin poder entender cómo Chris le había ocultado algo tan importante como que su ex, la misma que se alegró por que rompieran la primera vez, ahora trabajaba con él ¡como su secretaria!

Sabía que no le preocupaba lo que pudiera pasar. Confiaba en Chris a ciegas y habían pasado por muchas cosas juntos como para sentir celos -como si tuviera quince años y acabaran de empezar a verse. Debía reconocer que no se fiaba de Kristen, pero esa desconfianza tampoco le iba a servir de nada.

Aunque le molestaba que Chris no se lo hubiera contado, y no podía evitar preguntarse por qué había optado por ocultárselo en lugar de comentarlo -como habían hecho siempre con todo.

Unos brazos la rodearon y sintió su cuerpo apretarse ligeramente con el suyo, transmitiéndole ese calor que tanto le gustaba.

—¿Haciendo limpieza? —le dio un suave beso en el hombro.

—Sí —se limitó a responder—. He tenido el día libre y estaba sola. Algunos no tenemos tan buena compañía como otros.

Cerró los ojos con fuerza en cuanto dejó que aquellas palabras abandonaran su boca con esa fluidez. Quería evitar mostrarse celosa a toda costa y, en cuanto abrió la boca, fue lo primero que le mostró.

Sintió a Chris sonreír ligeramente contra su camiseta y, cuando se dio media vuelta, pudo ver que era la típica sonrisa nerviosa que mostraba cuando le pillaban con las manos en la masa.

Al verla con una ceja alzada, Chris entrecerró los ojos. Decidió moverse hacia la siguiente pregunta, al caer en la cuenta de que Diana no tenía por qué enterarse si él no se lo había contado.

—¿Y tú cómo...?

—Tu querida secretaria ha venido a dejar unos documentos "muy importantes" —imitó su voz.

Chris cerró los ojos y echó el cuello hacia atrás. Le había dicho a Kristen expresamente que dejara los documentos en el buzón, pero parecía que sus órdenes ya no tenían la misma importancia ni él intimidaba tanto como cuando trabajaba con su padre.

—No quería que te enteraras así —ladeó la cabeza.

—Directamente no querías que me enterara —Diana imitó su acción de manera burlona—. Pero me encanta —sonrió—. ¿Cuántas mujeres pueden decir que su novio está viviendo una de las tramas más famosas del porno con la ex, que metió cizaña para que rompiéramos y con la que tu padre quería que te casaras? —tomó aire, antes de volver a sonreír— Es genial.

—Si hubieras venido tú, como me dijiste, esto no habría pasado —respondió divertido.

—Mi cachet es muy alto —apagó el fuego.

—¿Cómo de alto? —se giró hacia ella, apoyando la parte baja de su espalda en la encimera.

Diana intentó pensar en una cantidad con la que poder seguir la broma, pero que tuviera sentido. Enredó uno de sus mechones castaños alrededor de su dedo índice, jugando con él sin quitarle la mirada de encima a Chris.

—No te lo podrías permitir —salió de la habitación.

Chris rió. Se había quedado seria y había desviado la mirada hacia un lado concreto de la cocina, como hacía siempre que quería inventarse alguna excusa o seguir con alguna broma. La siguió, encontrándola contoneando sus caderas de manera exagerada mientras caminaba hacia el sofá.