Capítulo 3

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Diana se movía de manera apresurada de un lado a otro de la casa. Chris estaba seguro de que cada vez que la veía pasar, llevaba algo distinto en la mano, que tenía que introducir en alguna de las maletas. 

—¿He metido el traje y el vestido? —preguntó, volviendo a detenerse en medio de la sala de estar. 

—Ha sido lo primero que has metido —reafirmó Chris con tranquilidad—. Todo está dentro, al menos lo importante —añadió por lo bajo. 

 Sonrió al verla parada frente a la maleta, susurrando que tenía razón tras soltar un leve suspiro. 

  Tras tanto tiempo, era la primera vez que volvían a viajar juntos, y las veces que habían viajado por separado, por trabajo, no habían estado más de un día fuera de casa, por lo que no tenían que llevar mucho más aparte de lo necesario para sacar adelante el motivo del viaje. Además, también tenía claro que era importante para Diana. Lorena se iba a casar y ambas eran como hermanas. 

—Sigo sin creérmelo —susurró su novia—. Lorena, casada —se rió ligeramente—. A quien se lo cuentes…

—¿Por qué lo dices? —frunció el ceño. 

—No sé —se encogió de hombros—. Se me hace raro que se case ella, antes que yo. Bueno, que se case, en general —se apoyó en el respaldo del sofá—. Siempre que le hablaba de bodas, familia… era como si alguien arañara un plato con un tenedor —Diana se encogió, imitando una de las tantas acciones de su amiga—. Me parece increíble que vaya a atreverse a dar un paso así. 

  Chris sonrió sin mostrar los dientes, posicionándose a un lado de su novia, intentando encontrar la mejor manera de introducir el tema de una vez. Después de tantos intentos, la oportunidad se le había presentado en bandeja. 

—Quizás sea hora de que tú y yo demos el paso también —bromeó, aunque sabía que lo decía muy en serio. 

  Diana le miró con una sonrisa, esas tan dulces que sabía que iban acompañadas de palabras que iban a reventar su burbuja. 

—No creo que sea el momento de pensar en eso —respondió. 

  Volviendo a mirarle, le dio un suave beso en la mejilla. Se separó del sofá, dispuesta a volver a revisar todos y cada uno de los rincones de la casa para asegurarse de que se marchaban dejándolo todo en orden. 

  Sabía perfectamente cuál era la intención escondida tras esa broma, pero no estaba segura de dar pie a todo lo que esa petición conllevaba. En cierto modo, ya estaban comprometidos. Para Diana, ellos se casaron en el mismo momento en el que se decidieron a vivir juntos. Además, habían pasado muchas cosas juntos, acontecimientos que les unían más y que eran más importantes que un papel en el que confirmaban que eran marido y mujer. Claro que quería dar ese paso con él en algún momento pero, ¿de verdad ese momento había llegado ya? Tras la quiebra de la empresa y el paso de Chris por el hospital, sus prioridades habían cambiado, por mucho que le doliera. 

  Mientras, Chris intentaba disimular la desilusión que su respuesta le había ocasionado. 

  Sabía a qué se debía esa respuesta, en cierto modo la veía venir de lejos. Con todo lo sucedido los últimos años y el desgaste mental de Diana que todo aquello había supuesto, apenas habían tenido tiempo para tratar aquel tema. En cinco años, solo lo habían tocado una vez y habían concordado en que la boda era algo bonito, pero irrelevante para ellos. Diana había defendido más de una vez que un matrimonio solo es un papel firmado que les ataba ante la ley, pero que sus corazones ya estaban unidos sin necesidad de realizar pantomimas Chris entendía la lógica en el argumento de su novia, sin embargo, le causaba una cierta decepción. 

FMSD / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora