Capítulo 29

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    Chris no entendía qué estaba haciendo Lorena en Londres y, mucho menos, por qué estaba en su oficina. ¿Es que Diana no le había avisado de la mudanza? No entendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo y, teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba, no le extrañaba.

Lorena acariciaba su hombro con tranquilidad, intentando tranquilizarle, al mismo tiempo que le guiaba con distintos ejercicios de respiración. Inspiraba y expiraba, cada vez con más lentitud.

—¿Mejor? —Chris asintió lentamente— ¿Me vais a explicar qué pasa? Llamo a Diana y no me lo coge, llamo a su agencia y me dicen que no está allí. Y, cuando vengo a verte, estás al borde de una crisis de ansiedad. ¿Qué está pasando?

—Diana... —intentó incorporarse con cuidado— se marcha —echó el cuello hacia atrás—. Iba a ir a buscarla a casa, pero ya está en el aeropuerto.

—¿Y? —Chris la miró confundido— ¿A qué hora se ha ido hacia el aeropuerto?

—No lo sé —se echó el cabello hacia atrás—. Solo sé que ya se ha ido.

Lorena colocó sus brazos en jarra, pensando de manera tranquila qué hacer. Hasta que llegó a la conclusión de que iban a tener que hacer el típico cliché de comedia romántica: iba a ir a buscarla al aeropuerto.

—Dame las llaves de tu coche —extendió la palma hacia él—. Vamos a ir a buscarla.

Chris sacó las llaves de uno de sus bolsillos y lo abrió. Los cuatro intermitentes se encendieron momentáneamente, llamando la atención de Lorena -quien se apresuró a caminar hasta el coche.

—De verdad... Me voy unos meses y lo ponéis todo patas arriba. Si es que no sabéis hacer nada sin mí —bromeó.

Chris se montó tras ella, sabiendo a ciencia cierta que dejar que Lorena condujera había sido la peor idea posible. Y el primer acelerón, que acabó en que el coche se detuviera de golpe -se había calado-, solo consiguió confirmárselo.

Lorena le sonrió de manera pilla antes de volver a arrancarlo y, esta vez, poder salir del lugar donde estaba estacionado y acelerar para llegar a tiempo al aeropuerto.

Durante el camino, tras una pregunta preocupada por parte de Chris, ella le había confesado que las cosas con Patrick no funcionaban al principio. Las circunstancias de la mudanza y tener que adaptarse tanto a la zona, como al nuevo lugar de trabajo, había interferido bastante en las razones por las que habían decidido dar el paso y casarse.

Ellos habían sabido anteponerse a todo, juntos, y salir adelante escuchándose el uno al otro. Algo que ni él ni Diana habían hecho bien desde hacía meses atrás.

También le comentó que, como su amiga parecía estar tan mal por teléfono, decidió hacerle una pequeña visita e intentar animarla. Quién le iba a decir que iba a tener que preocuparse de salvar su relación, o al menos intentarlo.

Detuvo el coche bruscamente frente a una de las entradas del aeropuerto de Heathrow y, antes de que Chris bajara, le agarró del brazo.

—Haz todo lo que puedas —le pidió.

Chris le sonrió sin mostrar los dientes, intentando animarse a sí mismo. Y, antes de bajar, la agarró de las mejillas y plantó un beso sobre su frente.

—Suerte —exclamó, una vez él salió escopeteado del coche.

No tenía ni idea de por dónde debía buscar exactamente, ni siquiera sabía si Diana había pasado los controles o si seguía dando vueltas por fuera. Intentó llamarla varias veces, pero su teléfono seguía desconectado. Los tonos simplemente conseguían ponerle más nervioso, su corazón latía a mil.

FMSD / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora