Capítulo 17

1.2K 121 34
                                    

  *Pum pum* ese golpe llevaba repitiéndose cada noche, aquella semana. Jamie había encontrado un nuevo novio, era evidente. Se alegraba por ella, aunque se preguntaba cuánto iba a durar aquella vez. Por lo que su amiga le había contado otras veces, sus relaciones tenían la misma duración que la paz en la agencia.

Intentó concentrarse en los pisos que había estado mirando desde las diez de la noche, pero los leves gruñidos y gemidos la estaban poniendo de los nervios. No era capaz de pensar con claridad.

Sabía que aquello iba a pasar rápido y que pronto volvería a reinar el silencio y la paz. Exactamente cinco minutos después, así fue. Aunque, antes de que pudiera suspirar de alivio, los sonidos de placer fueron rápidamente reemplazados por gritos y quejidos.

Bufando, apagó el portátil y, tras ponerse unas zapatillas y una chaqueta, se dispuso a salir de la habitación. Pensaba que iba a librarse de ellos, que seguirían con su discusión en la habitación, pero ambos se encontraban semi desnudos en la sala de estar.

Incómoda, y metida de lleno en una situación violenta que ella no había buscado, se encaminó hacia la puerta, siendo detenida por la voz de su amiga.

—Diana, explícaselo tú.

«Mierda» pensó, cerrando los ojos durante un segundo antes de volver a girarse, mirando a su amiga con confusión.

—Dile que Jordan es solo un amigo —le pidió ayuda a gritos—. Su amigo quería conocer a Diana y yo solo la estaba acompañando —volvió a mirar a su otro amigo especial.

—Qué buena amiga —dijo con ironía—. No me sirve de nada lo que diga tu amiga. Está claro que te va a dar la razón —replicó, sin importarle la presencia de Diana.

En realidad, prefería aquello. ¿Cómo iba a mentir al pobre chico cuando lo que estaba diciendo era cierto? No sabía cuán seria era la relación entre aquellos dos, pero Jamie no había jurado celibato, ni mucho menos.

Sí, era cierto. Había planificado la cita con el amigo de Jordan para que dejara de pensar en Chris, pero los dos casamenteros tenían más química que los principales involucrados en aquella cita doble.

Al ver que su presencia había vuelto a un segundo plano, aprovechó para marcharse cuanto antes.

Jamie y su novio eran una pareja de lo más extraña. Aparte de estar en esa etapa de discusión tan pronto en su relación -no pensaba que llevaran mucho tiempo saliendo en serio-, primero hacían el amor como locos y luego discutían como posesos.

Se montó en su coche, teniendo claro que iba a tardar bastante en volver a casa. Necesitaba tranquilidad, y hacía un mes que no encontraba dicha tranquilidad.

Las calles estaban desiertas, detalle que agradeció porque, al menos, pudo sacar algo positivo de aquella noche tan larga. Se detuvo frente a uno de los pubs que todavía seguían abiertos y que, sorprendentemente -teniendo en cuenta que hubo partido de Champions- estaba prácticamente vacío.

Pidió una pinta muy fría, a pesar de las bajas temperaturas de la calle, y tomó asiento en uno de los asientos tras coger el periódico que estaba tirado sobre una de las mesas libres.

Mientras ojeaba el periódico, deteniéndose en las ofertas de pisos en venta y en alquiler, se rió de sí misma. En la misma situación que años atrás, cuando buscaba apartamentos en el centro de Londres, a escondidas, queriendo huir de su casa cuanto antes. La única diferencia era que, en ese momento, estaba bebiéndose una cerveza y, esa vez, no quería instalarse en ningún lugar nuevo; quería volver a casa.

Diana miró hacia arriba cuando su búsqueda se vio interrumpida por una voz masculina. Se sorprendió al ver a Mark frente a ella, vestido con unos simples vaqueros desgastados y un jersey fino azul.

FMSD / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora