Diana bufó, jugando con la bata de seda blanca, mientras caminaba de un lado a otro de la habitación. Lorena y Jamie simplemente la observaban, estaba a punto de perder los nervios, y probablemente lo acabara haciendo.
—¿Cuánto más hay que esperar? —se quejó.
—Un minuto más —respondió Lorena, mirando la hora en su móvil.
Una semana antes, había decidido ignorar el retraso en el periodo, pero justo aquel día, cuando ya se cumplían tres semanas de retraso, los nervios se apoderaron de ella -hasta tal punto que Jamie tuvo que acabar comprando el test para que se lo hiciera justo en aquel momento.
—Si da positivo, menudo regalo de bodas le vas a hacer a Chris, ¿no? —bromeó Lorena.
Diana la fulminó con la mirada. Diese el test negativo o diese positivo, por algún extraño motivo, sabía que el resultado le iba a gustar igual. Quizás el positivo le hacía un poco menos de gracia, pero era algo que tanto ella como Chris habían hablado desde que se reconciliaron seis meses atrás. Era algo que los dos querían, aunque lo pintaran en un futuro un poco más lejano.
—Eso te pasa por hacerlo sin condón —se encogió de hombros Jamie—. Mira ahora cómo estás.
Diana regaló otra de sus fulminantes miradas, mientras se seguía paseando de un lado a otro con los brazos en jarra. El silencio, que simplemente se llenaba por el sonido de los pasos de la castaña, fue roto por un fuerte pitido que ponía fin al tiempo de espera.
Su corazón se detuvo momentáneamente. Había llegado el momento.
Se apresuró hacia el baño y pudo volver a respirar cuando vio una línea en el hueco blanco. Sus dos amigas llegaron casi enseguida, confundidas por la expresión de Diana. Parecía aliviada, pero al mismo tiempo decepcionada.
—¿Y? —urgió saber Lorena.
—Negativo —sonrió ampliamente—. Es muy raro —comenzó a hablar—, pero mientras esperaba, había una parte de mí que quería que diese positivo.
Lorena le acarició el brazo, entendiendo perfectamente cómo se sentía su amiga.
—Eso es porque, en el fondo, quieres tener un pequeñín por aquí —suspiró—. No te preocupes. Todo a su debido tiempo.
Jamie dio una palmada, llamando la atención de ambas al ser consciente de la hora que era.
—Tienes que vestirte ya —la regañó—. No quiero que Chris nos eche la bronca por enredarte.
Con su ayuda, Diana se introdujo en el vestido blanco de encaje, con un corte de sirena simple, ceñido a su figura a la perfección. Tanto Lorena como Jamie se aseguraron de que el semi-recogido ni el maquillaje habían sufrido ningún daño, y, cuando no hubo ningún problema, se detuvieron a mirarla.
Su mejor amiga estaba preciosa, y lista para ser feliz. No pudo evitar emocionarse, sintiendo las lágrimas acumularse en sus cuencas, al pensar en todo lo que habían tenido que pasar juntas para llegar hasta donde estaban. Diana fue consciente y, antes de que se echara a llorar, la abrazó con fuerza. Ella, que había sido como una hermana siempre, iba a compartir el día más feliz de su vida a su lado.
—Estás preciosa —dijo con la voz entrecortada.
Diana le dio un beso en el hombro y frotó su espalda, antes de separarse para recibirla con una amplia sonrisa. Jamie, alertada por la hora, fue la entrega del ramo a Diana y la ayudó a salir de la habitación, sujetando la corta cola para que no arrastrara.
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Chris se movía de un lado a otro, sintiendo su pulso acelerarse con cada minuto que pasaba. Sabía que Diana iba a llegar, sabía que todo iba a salir bien. Sin embargo, se sentía inquieto. Se había colocado y descolocado el traje más de diez veces, se había hecho y deshecho la corbata otras diez. Estaba a punto de volverse loco. que se vio obligada a romper el tierno momento. Con tono apresurado y movimientos rápidos, le hizo
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FMSD / Chris Evans
Fanfiction2a parte de Sugar Daddy Al principio de cualquier relación, el amor parece que todo lo puede y nos lleva a cometer locuras, que en cualquier otro caso podrían resultar inimaginables. Ese es el punto en el que se encuentran Chris y Diana cinco años...