Capítulo 23

1.2K 125 18
                                    

  Tal y como acordaron aquel día, decidieron seguir con la tregua y la paz hasta que ambos supieran exactamente qué hacer. El agobio y la preocupación de Diana por tener que ver a Chris se convirtió lentamente, a lo largo de las semanas, en unas enormes ganas por verle, aunque no quisiera aceptarlo del todo. Por otro lado, por parte de Chris, no le asustaba reconocer que ir al trabajo era simplemente una motivación más para verla. Se había intentado engañar a sí mismo, creyendo que sería capaz de afrontar la vida sin ella, nunca antes había estado tan equivocado.

Una de aquellas tardes, ambos seguían encerrados en la sala de reuniones. No había manera de cuadrar las ideas para que la promoción siguiera adelante de la manera en que los dos equipos querían.

—¿Deberíamos comprar algo para cenar? —le susurró Mark al oído— ¿O vamos al cine y comemos por ahí? Acaban de estrenar una peli, de la actriz esa que me encanta.

—Dependerá de a qué hora salgamos de aquí —suspiró cansada.

Sus ojos se encontraron con los de Chris cuando miró al frente, seguía desconcertado. Le había tomado por sorpresa la primera vez aquel día cuando, en lugar de sentarse a su lado -como habían hecho hasta entonces-, tomó asiento al lado de Mark. Lo segundo que le sacó de lugar, fue entender las palabras "cena" y "cine" de los labios de Mark mientras se acercaba demasiado a Diana.

Y ella pensaba añadir más gasolina al fuego, colocando su mano en el hombro de Mark y riendo ligeramente, antes de volver a estar presente en la reunión.

Quería a Chris, pero era divertido hacerle enfadar. Además, llevaba semanas con esa actitud. Él se ponía celoso, aunque evitaba dar cualquier paso al frente que pudiera hacerla entender por qué actuaba de aquella manera.

Cinco minutos de descanso, y él aprovechó para tener un rato a solas con Diana. La vio dirigirse hacia la cafetería y, cuando entró, ella estaba de espaldas a la puerta, sirviéndose una taza de café. Con una sonrisa traviesa, se acercó a ella por la espalda, tomándola por sorpresa cuando esa electricidad atravesó su cuerpo, al sentir sus dedos sobre los suyos cuando le arrebató la taza de la mano.

—No es por nada, pero el café que te estás bebiendo es mío —se giró hacia él, cruzándose de brazos.

—Hay más tazas —comentó despreocupado.

—Ya —entrecerró los ojos—, pero son de otras personas. No puedo usarlas —colocó sus brazos en jarra.

—Qué mal —se encogió de hombros.

—Chris, venga... —remugó, ladeando la cabeza.

—Vale —le ofreció la taza.

Diana se dispuso a cogerla de nuevo, aunque cuando quiso hacerlo, Chris volvió a alejarla, dando un paso hacia atrás.

—Te la doy...

Diana rodeó los ojos, sabiendo perfectamente que detrás de aquellas tres palabras se acercaba una condición.

—... si cenas conmigo esta noche, a las ocho.

En su interior, todo parecía estar revolucionándose. Era la invitación que llevaba esperando desde que cruzó la puerta de su casa semanas atrás. Aunque su expresión por fuera, era completamente distinta. Con una ceja alzada y cruzada de brazos, ella frunció los labios y negó.

—Si te piensas que una cena conmigo vale una taza de café, estás muy equivocado.

—Te mandaré la ubicación más tarde.

Tras soltar aquello con tanta seguridad, le dio un último sorbo al café y le devolvió la taza. Se marchó, sabiendo perfectamente lo que acababa de hacer y el gran abanico de opciones que probablemente se estaba desplegando en la mente de Diana.

FMSD / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora