Cap.1

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Estoy cansada de dar vueltas en mi cama, voltee a ver el reloj de la mesita de noche y a penas eran las 3:10 am, definitivamente no podre dormir, qué más da tengo meses con el sueño vuelto mierda, en todo el sentido de la palabra.

Me levante de la cama, me puse un viejo abrigo blanco lleno de pintura y un chándal que estaba en el suelo, me coloque unas sandalias, tome las llaves y salí de la habitación, decidí salir de casa a dar una vuelta, haciendo el menor ruido posible.

Conduje por unos minutos, hasta que llegue a las afuera de la ciudad, desde aquí era bonito ver el amanecer, agarre mi teléfono con los auriculares, la cámara, un cuaderno de bocetos que siempre cargaba en el carro y mis lápices. Salí del auto y me senté sobre el capó, con thank u, next de vitamin string quartet en mis auriculares a todo volumen, me gustaba más esta versión que la original.

Paso un buen rato hasta que empezó a salir el sol justo a las 6:00 am, tomé mi cámara e hice varias fotos, para luego empezar a dibujar lo que tenía enfrente, aunque siempre iba a dibujar ahí y prácticamente me sabía de memoria lo que tenía enfrente, siempre encontraba variaciones en mis dibujos al llegar a casa, me había quedado absorta en mi dibujo junto con la música, hasta que alguien llego al mirador que tanto me gustaba. Tome mis cosas lo más rápido que podía, pero como siempre a la señorita se le caen las cosas.

—No te voy a morder, te puedes quedar donde estabas— Ayudándome a recoger mis lápices, me dijo una voz masculina nada familiar, ¿cómo alguien podía tener las manos tan pálidas?...

—No no no, tranquilo, ya me iba de todos modos— dije sin mirar hacia arriba y escondiendo mi cara a toda costa.

Me subí a mi auto, lo encendí y al mirar por la ventana lo vi, era de tes clara, alto, ojos oscuros, pelo rizo y negro como el mío, el mismo diablo lo había diseñado para pecar, de eso estoy segura.

Me dirigí a casa, subí las escaleras y fui directo al baño, tenía clases a las 9, apenas eran las 7 pero no quería llegar tarde. Entre a darme una ducha con agua caliente, lavé mi cabello y cuando sentí que ya fue suficiente salí de la misma, en las bocinas se escuchaba  i was made for loving you de dad rocks, siempre que la escuchaba me ponía de buen humor.

Me mire en el espejo y se notaba que estaba durmiendo mal, las ojeras debajo de mis ojos lo dejaban entender bastante bien, me di vuelta, me puse la ropa interior y tome una camisa blanca holgada, unos pantalones azul marino de tela, me coloque mis zapatillas blancas y me voltee de nuevo al espejo y decidí enfrentarme con la maraña de cabello negro que destacaba en cualquier lugar.

Tire la toalla y deje mi cabello justo como estaba, rizado y sin dirección alguna — está demasiado largo — dije para mí, tomé bolso con acuarelas, varios cuadernos y el libro que estaba leyendo remedios desesperados de Thomas Hardy. Cuando baje ya Íngrid tenía el desayuno listo

—¡Hola mi niña! Escuche que saliste esta madrugada—

—Buenos días Nina, si de nuevo no podía dormir, ya sabes... —dije medio cabizbaja y me miro con lastima creo, con nina nunca se sabía

—Nena tienes que hablarlo con alguien esto te supera y tu madre está preocupada—admitió mirándome directo a los ojos.

—Nina, no quiero hablar de ello, por favor— dije lo más tajante posible para que quedara claro que no quería que lo mencionase de nuevo — ¿Sabes a qué horas llega mi madre? —

Me miró analizando mi tono y se dio por vencida —Dice que su vuelo llega a las 3 de la tarde, Nicolás ira por ella no te preocupes—

—Está bien, gracias por el desayuno— Realmente no comí nada, solo tomé el jugo de peras que estaba encima de la encimera y una manzana.

—¡Nena no comiste nada, de qué hablas Madisson ven a comer! — Solo escuché su voz lejos, ya estaba cerrando la puerta de la casa.

Me subí a mi auto, era lo único que podía llamar mío a plenitud, papa me lo había regalado cuando me aceptaron en la universidad, era un Mazda mx 2007 no era último año y para nada lujoso, pero era mío y eso era suficiente.

Todo el camino hacia la universidad la pase escuchando los noticieros en la radio, habían anunciado una tormenta para las próximas semanas, me revolví algo incómoda porque no me gustaban las tormentas, realmente las detestaba. Llegué con tiempo de sobra para clases eran las 8:20, me senté en un banco a leer mi libro y comer mi rica manzana, que tenía un aspecto algo triste ya la verdad.

—!!MADII!! — escuche como gritaba Josh corriendo hacia mi

—¿Qué tal fortachón? — Odiaba que lo llamara así, Josh era mi amigo de la infancia es alto, de tes clara, rizos y una sonrisa envidiable, tenía a muchas detrás de él, pero parecía no tener interés en nadie.

—Muy bien ¿madre llega hoy cierto? —pregunto como un niño pequeño, amaba a mi madre y ella a él, éramos su familia.

—¡Si! Nicolás va por ella al aeropuerto a las 3— no pude evitar sonreír negando con la cabeza, estos dos son un caso perdido

—¡Uh! Lo llamaré para acompañarlo ¿no vas? — pregunto curioso

—No puedo, tengo clases y el maestro es nuevo — respondí sin emoción alguna

—Oh, entiendo nos vemos voy tarde a clases byee— Salió corriendo como loco por todo el pasillo, quería demasiado a Josh, es mi único amigo

Luego de un rato, decidí encaminarme a mi muy amada clase Historia sobre arte moderno del siglo XVII, realmente detestaba esa clase era la tercera vez que la repetía, pero me obligaba a prestar toda la atención del mundo por el mismo motivo, quería pasarla ya.

Pasaron las horas y ya era la hora de la comida, decidí pedir una pizza y cerveza, para ir a comerla en el campo de fútbol, esa parte de mi universidad siempre estaba vacía, no sé qué hacia una universidad de artes con campo de fútbol, nunca entendí eso.

—¿Madisson Hastings? — Preguntó el repartidor —Si soy yo! —

—Son 15 libras— Le extendí un billete de 20 — ¡Quédate con el cambio y gracias! — le dije ya lejos de él.

—¡Gracias a ti! —. 

Fui caminando todo el pasillo, hasta el otro extremo de la universidad para llegar al campo, mi lugar feliz, sin ruido cerca. Me senté con la pizza y las cervezas en los pies, utilicé mi mochila de almohada mientras leía, me comí solo 1 pedazo y tomé una cerveza, sentí que rebosaba, esto de saltarse comidas ya me estaba pasando factura.

Me recosté sobre el pasto y cerré los ojos, pensando en lo mucho que había cambiado mi vida desde que papá murió, han pasado dos años y todos parecen haberse olvidado de él, menos yo... Sentí como se me encogía el pecho solo de pensar en él, mis ojos empezaron a picar como de costumbre solo de pensar en el tema de su muerte.

Decidí pararme y llevar la pizza al salón de clases, alguno de ellos la quería. Caminé todo el campus con los auriculares puestos, de fondo tenía Slow dancing in the dark de joji, esa canción me recordaba la plenitud del momento y lo mucho que disfrutaba estar sola, iba en paz todo el camino hasta que al entrar a mi salón lo vi sentado en una esquina concentrado en lo que tenía en su cabestrillo.

—Hola Maddison— me dijo la rubia con una sonrisa en el rostro, le extendí la pizza y las cervezas que quedaban —Toma, ¡creo que es mucho para mi sola! — le dije con una sonrisa — ¡Gracias no he comido nada! — Se fue de mi lado engullendo la pizza que le había extendido hace unos momentos.

Me senté en mi lugar, organice mis cosas un poco y al alzar la mirada observé al chico que tenía enfrente, definitivamente era el mismo ángel caído de esta mañana en el mirador ¿Cuánto tiempo tiene en esta clase?, no me permití seguir mirándolo cuando note que levantó su rostro y miró en varias direcciones porque sintió que alguien lo veía, creo... 


Alguna VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora