Cap.12

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Paso una semana, en donde Thomas me recogía en casa o al salir de clases, ya nina y mi madre lo sabían, había aceptado salir con él y ambas no pudieron ser más felices. Pasábamos tiempo en la biblioteca cada uno metido de un libro, íbamos por café, los días parecían estar llenos de él, sin dejar que la tristeza me inundara, siempre con un chiste, con una ocurrencia de esas que solo podían salir de su boca.

—¿Terminaste la pintura? — pregunto a mis espaldas

—Aún no— suspire del cansancio.

—Enana ¿Por qué estas alargando esa entrega? — beso lo alto de mi cabeza y apoyo sus manos en mis hombros.

—Mmmm no lo sé— mentí, realmente si lo sabía, no había entregado ese lienzo porque tenía miedo, miedo de que no fuese lo suficiente bueno para terminar con este cubo— Pero creo es mejor dejarla— la mire algo resignada, sabiendo que era un simple bache y que estaría bien si el maestro no le daba la calificación suficiente.

—Te esperaré afuera—asentí en su dirección mientras recogía mis cosas, me había quedado aquí toda la mañana, detallando la pintura para hacer la entrega, me puse de pie agarre el lienzo y lo coloque al lado de los demás.

Sali del salón y respire profundo, había terminado él semestre, por fin.

Cuando llegué al estacionamiento vi a Thomas fumarse un cigarro recostado de su jeep, llevaba una camisa azul remangada hasta sus antebrazos, unos pantalones negros y sus botas a juego, se veía jodidamente sexy, despreocupado pensando en todo y en nada, no se si eso era posible, pero para mí, Thomas era un enigma.

Cuando noto que me acercaba a él, lanzo el cigarrillo lejos de nosotros y me sonrió abiertamente como siempre hacía.

—¡Vamos vamos! — me llamaba haciendo gestos para que me apresurara, se veía demasiado contento.

—¿Qué pasa? — solté riéndome al verlo actuar como un niño, corrí hasta él y le di un pico — ¿Y toda esta euforia? — lo observé unos segundos.

—¡Nos vamos de la ciudad! — soltó casi chillando de la felicidad y yo me quede de piedra.

—¿Cómo? — ¿irnos de la ciudad? ¿ir-nos? ¿juntos?

—Si, vamos— me llevo empujándome al coche y yo no supe que más decir.

Se subió al jeep casi sudando felicidad, me sentí perdida por un minuto, pero perdida de la felicidad, no entendía nada de lo que estaba haciendo.

—Me explicas ¿cómo es eso de que nos vamos de la ciudad? — pregunte volteándome hacia él.

—Cuando lleguemos a tu casa a recoger tu maleta vas a entender—encendió el jeep, la música empezó a sonar, se escuchaba Cigarette Daydreams – Cage The Elephant.

Y no pude evitar reír, con el todo constaba de disfrutar el momento y no pensar en nada más, solo existía el ahora, la luz.

Fuimos cantando a todo pulmón, cada canción que sonaba de camino a casa, con las ventanas abajo y sintiendo como el viento azotaba nuestro cabello, estaba disfrutando este momento.

Cuando llegamos a casa, ambos bajamos hablando y volví a preguntar

—¿No piensas decirme a donde me vas a llevar ahora? — negó con la cabeza y no pude evitar poner los ojos en blanco, se rió algo nervioso y supe que realmente estaba esperando a que me gustara la sorpresa.

Entramos a casa, Íngrid estaba en la terraza, tomando su te como de costumbre, fui a saludarla con un beso, que me devolvió feliz.

—Tu maleta esta encima de la cama, ya esta lista— tomo un sorbo de su té y al lado estaba Nicolás escondiendo su cara con el periódico del día.

—¿Sabes a donde me quiere llevar? — nos miramos y solo levanto los hombros ignorándome por completo, pero con una sonrisa de satisfacción en los labios —Bien nina, me las cobrare, ya verás— le besé la mejilla y salí de la terraza.

—No puedes abusar de una anciana Maddie— reí de camino a la casa, entre a la sala vi a Thomas con mi maleta en la mano

—¿Ya podemos irnos? —  casi salía volando de la casa cuando asentí.

Condujo por unas dos horas a las afuera de la ciudad, nos paramos en una gasolinera, yo necesitaba ir al baño, recargar gasolina.

—Ya sé que vamos a las a fueras, pero ¿A dónde? — insistí.

—¡Dios! No te voy a decir— empezó a reírse y volví a poner los ojos en blanco —acéptalo de una vez, además, ya casi llegamos— me observo unos segundos, abrió la puerta y subí de un salto.

Me dormí en lo que restaba de camino, abrí los ojos cuando sentí que el jeep se detuvo y vi a Thomas abriendo un portón, se veía tan feliz.

Cuando se percató que había despertado, su sonrisa se ensancho de una forma tan genuina, que sentí que como mi corazón se inflaba solo de verlo así de feliz.

Se subió al coche, tomo mi mano para llevarla a la palanca de cambios, no sin antes besar el dorso y empezó a andar por un camino pedregoso, lleno de árboles, hasta que paramos en frente a una casita en medio de la nada. Desde fuera se veía pequeña, pero lucia acogedora, me voltee a verlo y me tope con unos ojos grandes, llenos de emoción.

—¡Ya llegamos! — asentí y nos bajamos, observé la casa por unos minutos, era hermosa.

Abrió la puerta de la entrada y de inmediato me toco el aroma de la madera, cuando encendió las luces dejo a la luz la belleza que se escondía dentro de esas paredes, estaba llena de arte, cuadros y esculturas en madera en cada rincón. Tenia ventanas grandes, que daban al patio y se veía el sol ocultarse entre las montañas, estar aquí era un sueño.

—¿Te gusta? — preguntó en tono nervioso.

—¡Me encanta! —me voltee hacia el y lo bese, lo bese dándole las gracias con un beso, porque realmente Thomas quería hacerme feliz, quería darme luz y yo no me negaría a aceptarla.











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!Holaaa! perdonen mi tardanza con las actualizaciones, estaba en exámenes, pero ya volví!!!

Gracias a todos los que están leyendo y recomendando mi pedacito de historia, muchísimas gracias de verdad.

Por favor voten y comenten mucho, ando respondiendo los comentarios cada que puedo.

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